—Tenemos que buscar un trabajo —Gustabo rompió el silencio que se había formado entre los dos nada más llegar a la parada de bus.
—Pero si acabamos de llegar —se quejó el pelirrojo haciendo un puchero y mirando a su compañero con desgana.
Gustabo avanzó lanzando un suspiro exasperado y sin dirigirle una segunda mirada a Horacio; ambos sabía que tenían que encontrar trabajo lo más rápido posible si querían conseguir un sitio donde dormir. Era algo que habían discutido con anterioridad. No conocían a nadie allí, no tenían coche y necesitaban comprarse un móvil lo más pronto posible.
Pidiendole a un policía que se encontraron por la calle que les indicara el camino, se dirigieron al edificio encargado de las asignaciones de empleo.
El edificio en cuestión era elegante, con una estructura de madera oscura, alfombras lujosas de color rojo y un amplio vestíbulo. Al entrar por la puerta les asaltó el sonido de decenas de voces hablando a la vez. Gustabo no puedo evitar una mueca de desagrado ante tal ruido; nunca le habían gustado los sitios llenos de gente. Era alguien que se agobiaba fácilmente.
Colocándose en la cola para la selección de empleo, el moreno no pudo evitar fijarse en en el hombre que tenían delante; Con un jersey a rombos amarillo y naranja que debía estar hecho a mano, unos pantalones de pana marrones y un pelo que parecía haber sido lamido por una vaca, sobresalía entre resto de personas que estaban en la sala.
—Perdone, ¿ no sabrá usted por casualidad cuáles son los mejores trabajos? —le preguntó Gustabo al del jersey.
—Si no tienes estudios los mejores son los de basurero y limpiacristales —contestó el hombre con un fuerte acento gallego. Tenía el tipo de voz característica de alguien que ha vivido toda su vida en un pueblo cerrado, lo cual a Horacio pareció hacerle mucha gracia ya que rompió a reír al oírlo.
Gustabo, mirándolo con desaprobación, se dió la vuelta para disculparse ante el desconocido.
—No le haga caso, se dió un golpe en la cabeza de pequeño y se ha quedado así —Ignorando las quejas de su amigo se presentó —Somos Gustabo con b y Horacio.—terminó, teniéndole la mano.
El moreno era consciente de que si querían sobrevivir en la ciudad necesitarían aliados. Y si había algo que siempre se le había dado bien era hacer conexiones.
—Un gusto, yo soy Segismundo.
Nota:
Espero que os esté gustando la historia. No soy muy buena escribiendo diálogos, así que decidme si hay algo que no se entiende bien.
Muchas gracias por el apoyo!! :)
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Por encima de la ley (Intendenteplay)
Storie d'amoreConway no puede dejar marchar los recuerdos de la guerra, mientras que Gustabo sólo quiere empezar de nuevo