Después de que Lucifer contaminara la tierra y manchara la inocencia de la humanidad; los jinetes son llamados a realizar una nueva misión. El escoltar a un sacrificio vivo hacia el Edén donde yace el ojo del abismo para evitar una invasión abisal e...
Aquellas enormes cabezas rocosas con rostros llenos de una ira incontenible rezongan y responden para sí mismas como intentando convencerse de sus propias afirmaciones, ¿Culpa?, ¡no! Es bien sabido que el consejo calcinado no siente o piensa en cómo sus decisiones taimadas y arbitrarias afectaran al universo o a sus habitantes. Para las enormes cabezas de roca que parecen talladas por el mismo Lucifer, su actuar es justo y necesario sin importar lo cruel o pecaminoso de los mismos. A los pies de aquellas creaciones demoniacas hechas piedra, arrodillados, yacían sus más letales agentes esperando cual maquinas sin mente sus órdenes. Los jinetes del apocalipsis, Nephilims, raza extinta por la propia mano de sus congéneres. ¡Oh! Pobres almas convencidos de que la extinción de su especie traería un balance perfecto al universo, pero tan solo traerán más calamidades, degeneración, odio y destrucción.
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Levantando su cabeza un hombre de largos cabellos tan blancos como la nieve, fornido ser tan grande como una montaña levanta su vista hacia los que tiraban de su correa cual perro de presa, fiel y obediente. ¡Lo odiaba! Tanto que Guerra sentía repulsión por sí mismo al tener que arrodillarse frente a objetos que hablaban, indigno para un guerrero de sus grandes habilidades, sin embargo, la mirada fría y cadavérica de su hermano mayor Muerte era suficiente para no desatar su ira hacia sus propios amos. "Hemos jurado "era lo que resonaba una y otra y otra vez en la mente del tercer hermano, canción que no terminaría hasta el día de su muerte, lo cual era ya algo inalcanzable.
¡Servimos al Consejo, Vivimos para el consejo, ¡mataremos por el balance! - El cantar de los jinetes era un eco triste y aterrador perdiéndose en una resonancia de los sonidos de aquella dimensión hirviente donde solo el orden y quizás el Caos también coexisten desordenadamente tratando de sobrellevarse.
No dudéis y no temáis pues vuestras acciones son justas y necesarias para preservar el equilibrio- Exclama la cabeza de voz más calma borboteando gotas gigantescas de lava de sus ojos y boca. Lo que provoca que el jinete del caballo rojo apriete sus dientes y su enorme manaza convertida en puño encendiendo sus ojos blancuzcos mostrando un evidente desagrado por aquella afirmación no obstante antes de levantar la voz o la mano su hermano mayor toma la misma evitando así que perdiese el otro brazo por afrentar o mostrar algún tipo de desafío en contra de los amos. Humillación se puede ver en los misteriosos ojos de Muerte, pero increíblemente el segundo hermano, Lucha, parecía una estatua sin expresión incluso portando su hermético casco que tan solo permitía el visualizar sus ojos color fuego. Guerra sabia que muy en los adentros de su hermano Lucha una colera incontenible y una tristeza absoluta reinan su ser hasta el día de hoy a muchos años de la sucia treta de Lucifer al ultrajar la inocencia de una joven humanidad que ellos fallaron en proteger. La tensión de aquel momento es cortada de raíz por la presencia de varias entidades flotantes de capuchas y trajes largos rasgados , sucios mal llamados fantasmas o espectros, los cuatro brujos sin rostro se acercan a sus amos colocándose tras los jinetes provocando entre los Nephilims un escalofrío que recorría sus cuerpos; Esbirros de la ciudad de los muertos, espectros antiquísimos que resguardan secretos y profecías tan antiguas como el creador mismo, estos flotan calmos hacia el frente pasando a través de Lucha quien parece tener una sensación muy desagradable como si una hoja fría hubiese pasado por su estómago , Furia intenta moverse para que estas cosas no la toquen al pasar mientras su hermano mayor , Muerte firme en sus dos pies observa a aquellos enviados de los abismos; Guerra temblaba cual hoja al viento , ¿porque? Porque temerles a criaturas que parecen tan frágiles, sí, físicamente quizás pero su mente está en alerta como el ciervo al advertir al depredador.
- Escuchad, Mis señores, Guardianes del Balance, La hora ha llegado nuevamente, un sacrificio debe hacerse, el abismo habla nuevamente. - finalmente los brujos sin rostro pronuncia palabra con una tétrica y rasposa voz como si chocaran sus podridos dientes en siseos insoportables.
- ¿El abismo? - Susurra Furia al escuchar a los brujos hablar o más bien Sisear palabras vacías para ella y sus hermanos, excepto para Muerte quien cambia de repente su semblante siempre calmo y frio ahora sus ojos parecían salirse de su máscara de hueso y cerrando ambos puños mira a los brujos y luego a sus amos quienes por unos segundos permanecen en silencio.
- Así que... Aurel a Muerto finalmente, eso significa que es momento de elegir a un nuevo sacrificio- Resuena prácticamente en susurros una de las cabezas de roca que conforman al temible consejo, dejando a los 3 jinetes más jóvenes con muchas interrogantes en sus cabezas con excepción de su líder, Muerte, quien parecía negarse a creer que nuevamente tendría que ensuciar su orgullo convirtiéndose en el escolta de un nuevo sacrificio para saciar el hambre de los abismos.
