SEXTA PARTE

9 2 0
                                    


Narrador omnisciente...

En aquella sala insonorizada y decorada de forma un poco simple se encontraba un grupo de persona dispuesta a negociar. En la larga mesa rulaba los habanos y el whisky, como también lo hacia la risa y la complicidad, quizás incluso un poco de tensión por lo que se avecinaba pero eso ocurriría más tarde, nadie diría que en esa habitación que estaban ante una reunión importante.


-Jefe llegaron los invitados.- un hombre de pelo blanco y bigote largo se levanto de una de las sillas. Vestía un chaqué de color negro y burdeos, a los lados de este se podía apreciar las armas que lo acompañaban, tenía una mirada intimidante y calculadora pero lo que más resaltaba de él era la sonrisa acompañada de una enorme cicatriz.


Al cabo de unos minutos el fuerte picoteo de tacones anunciaba la llegada de su invitada,una mujer con rasgos fuertes se hizo notar, una risa a boca cerrada de su parte junto al chirrido de una silla al sentarse fue lo único que se escuchaba. La señora se quitó su elegante abrigo de pelo y acomodó su vestido bajo la atenta mirada de aquellos hombres tan familiares.


-Querido te veo... un poco tenso.-agarró un vaso y pidió agua caliente para su té. El jefe volvió a encender su habano mientras la observaba con detenimiento, hacía años que no se veían desde que ella decidió coger el otro negocio familiar, sus caminos se separaron casi radicalmente y ahora se han vuelto a encontrar y no de la mejor forma. Su nieta y las chicas estaban en peligro por culpa de la última misión y debido a ello también influían a ambas partes del negocio.

-Sabes por lo que estás aquí Marcos.-un cuchillo pasó por su lado derecho haciendo que este sonriera y sus hombres sacaran las armas, él sabía que esa iba a ser su reacción pero nunca pensó que le iba a rozar atal punto de causar una pequeña herida, la limpió con uno de sus trapos de tela y la volvió a mirar sin poder evitar lanzar una carcajada ronca.

-Dejé de ser Marcos hace tiempo vejestorio.-la sonrisa de aquella mujer no tardó en asomarse y es que el pique entre ellos por mucho que pasaran los años no iba a desaparecer.- Para ti soy Madame Yeda,quizás si se me pasa el pequeño cabreo te dejaré que me llames Yeda.- la carcajada seca del jefe hizo que la tensión que se había creado se apaciguara, echaba mucho de menos a su hermano...bueno ahora hermana, el sacrificio de tener una labor familiar como la que tenían era que te arrebataban de una forma u otra a tus familiares incluso aunque los tengas más cerca de ti de lo que piensas. La señora cruzó las piernas y empujó a lo largo de la mesa una serie de documentos haciendo que llegaran a él.- ahí tienes toda la información de lo que pasó aquel día y lo que mis chicos pudieron averiguar.


-El acercamiento a ellas es bastante innecesario bajo mi punto de vista.-el viejo frunció el ceño en señal de molestia haciendo que ahora Madame sonriera de forma socarrona.

-Tranquilo hermanito, todo no va a ser investigar y trabajar, en la D.O.N también sabemos divertirnos.-el jefe apretó la mandíbula, no podía hacer nada porque si lo miraba bajo otro punto de vista ellas estarían aun más protegidas pero estar rodeadas de ellos...-Acaso...¿no le has hablado a tus chicas sobre el D.O.N?


El silencio hizo que Madame soltara una sonora carcajada, se colocó de nuevo su chaqueta de pelo largo dejando un fuerte olor a perfume a su paso, se paró en el lado izquierdo de su hermano y posó su mano en el hombro con una sonrisa divertida.


-Así que el Señor perfecto no ha sido capaz de explicarles su pasado....¿porqué será que no me sorprende?


Antes de irse dejó posado en la mesa dos billetes con el mismo destino junto a una mirada que no sabría descifrar hacia él.




Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: May 10, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

D.O.NDonde viven las historias. Descúbrelo ahora