Capítulo 2.

7 0 0
                                    


El sábado y el domingo pasaron tranquilos, el sábado fui con mi padre a comprar los muebles nuevos del salón y el domingo me pasé prácticamente todo el día tocando el piano. Excepto por la pequeña discusión —para variar— que tuve con mi madre.

- ¿Como volviste el viernes? - preguntó mi madre, entrando en la habitación.

Suspiré y dejé de tocar el piano.

- Ya se lo dije a papá. Un amigo de Ryan me trajo en moto.

- ¿Y quien es ese amigo de Ryan? - preguntó, insinuando otras cosas.

- Mamá, pues un amigo de Ryan, no sé. - respondí, cansada.

- Siempre juntándote con quien no debes. Toda la vida igual. Así te pasa lo que te pasó.

Su comentario me atravesó el pecho. Pero no se lo demostré.

- ¿Ya vas a empezar? - rodé los ojos.

- Tu hermano siempre tenía cuidado con todo y tu... a ti parece darte todo tan igual que me pones de los nervios.

- Eres consciente de que por mucho que me repitas que era mejor que yo, no va a volver y yo no voy a poder cambiar lo que pasó, ¿verdad?

No contestó, simplemente se dio la vuelta y salió de mi habitación. No volvió a hablarme. Y no me preocupaba, sinceramente.

Salí de casa el lunes por la mañana y me junté con Sof para ir a clase.

- ¿Como fue con Ty? ¿Fue muy borde? - preguntó.

Negué.

- Se le pinchó la rueda y me acompañó andando a casa. - expliqué. - Espero que no le robaran la moto, tengo que comprarle una si lo han hecho. - bromeé.

- No se la han robado, ayer estuvo por casa y vino con la moto, tranquila.

Yo asentí despreocupada. Quería preguntarle a Sof quien era este chico y por que yo nunca había sabido de su existencia. Ryan me preguntó el domingo por la mañana si había llegado bien y como se había portado Tyler. Me extrañó que se preocupara tanto por como se había comportado. No sé, quiero decir, era un poco borde y arisco, pero me trató muy bien. Me dejó su cazadora incluso.

Quería comentarle sobre los nervios que me provoca tenerle cerca. Nunca me había pasado y estoy segura que a ella sí.

La pregunta de saber quien es y por que no había escuchado hablar de él nunca, me atormentó la cabeza hasta que me junté con Sofia en la cafetería a la hora de la comida.

Miré la comida que había colocada y hice una mueca. Terminé cogiendo lo único que parecía comestible, una ensalada y dos manzanas. Me senté en la mesa de siempre y troceé una manzana para echarla en la ensalada y después aliñarla. Steve apareció minutos después, se dejó caer en el asiento de enfrente mío.

- Hola. - murmuró antes de empezar a comer.

Le sonreí a modo de saludo. Steve era el mejor amigo de Sof, y aunque yo nunca había cruzado más de dos palabras con él, me caía bien, pese a que yo a él creo que no mucho. Siempre se sentaba con nosotras dos, aunque no hablase mucho conmigo. Yo creo que lo hacía por estar un rato con Sof. Es bastante distante con todo el mundo, aunque con ella siempre es otra persona. Siempre estaba picándola y riéndose. Pero cuando acababa la hora de la comida, volvía a ser el Steve distante de siempre. Estaba en el equipo de baloncesto del instituto y excepto en las horas de la comida, siempre estaba con ellos.

Sof llegó cuando ambos estabamos a mitad de nuestra comida y nos saludó con un beso en la mejilla a cada uno.

- Ty me ha dicho que tiene tu pulsera. - me informó.

Antes de que te vayas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora