Una mala noticia.

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El tic-tac de un reloj se escuchaba en una habitación, que se utilizaba para atender visitas, el héroe y el villano se encontraban sentados en unos asientos, y contaron a la vendedora lo que había sucedido. La joven que estaba sentada en un sillón que estaba frente a las chicas, escuchaba con atención los eventos narrados por las jóvenes, y después de que las chicas terminaron su historia, la dueña del local le contestó con la dura verdad.

—Lo siento, no hay cura para ese hechizo—le respondió la vendedora

—Espera, ¿es eso cierto?, ¿no hay solución para nuestro problema? —Pregunto con sorpresa el Dux negro a la joven y agrego—Debe a ver algo, alguna fórmula escondida, otro báculo, algo así, ¿como no puede haber una solución? .

—Como les comente si hubiese algo, estarían hablando con un comerciante millonario de la tierras orientales, en vez que con una dulce y tierna jovencita—La joven vendedora, se rio y luego volvió su expresión a la normalidad—Disculpe, quería alegrar el ambiente, no busque solución al hechizo, yo lo estuve buscando por cinco años, y de la fortuna que hice en cincuenta años, quedé con solo 100 moneda de oro y diez moneda de cobre, las moneda de oro fueron a parar a mi esposa, que se había divorciado al saber de mi problema y la moneda de cobre, bueno me robaron ocho y dos me la gaste en una manzana, doy gracia que mi ex le ha dicho a mis hijos que los había abandonado para siempre, así me ahorre la molestia de darles una explicación, y bueno después de grandes penuria, me puede hacer con mercancía y venderlas, para tener esta tienda y una vida más o menos estable.

El héroe y Dux al darse cuenta que ya su situación no tenía remedio alguno, además de que sus sueños que estaban apuntó de alcanzar, parecía volver al principio o prácticamente se habían vuelto inalcanzables, empezaron a llorar de forma incontrolable. La vendedora al ver como aquellas chicas, había reaccionado a la mala noticia, la observó con cierta vergüenza ajena, cerró sus ojos y suspiro con frustración.

—Ho vamos, se pone a llorar por estas cosas, sean fuerte maldita sea, no por ser chicas deben actuar de forma tan débil—la vendedora de la tienda le reclamo a las chicas y agrego—Es el momento de  volver a empezar su vida, mírame a mi, después de perderlo todo, ahora tengo una tienda, además hace poco conseguí un novio, y tengo suficiente dinero para expandir mis negocio.

—Pero estaba cerca de acabar con el mal de este reino—reclamo el héroe y agrego—Iba a derrotar este idiota.

—Yo iba destruir un obstáculo, y me iba a convertir en el nuevo rey de esta mugrosa nación, y después ser el emperador del mal, con mi ejército de demonios y esbirros variados—reclamaba Dux aún con los ojos llorosos.

La vendedora suspiro fastidiada por lo que escuchaba de las bocas de las chicas, así que se paro y fue atender a la clientela que llegaba al local, esto lo hizo mientras las chicas aceptaban su nuevo destino. Algunos clientes había escuchado aquellos llantos de las chicas y se lo había dicho a la vendedora, la cual con fastidio le decía a esos clientes que no tomasen esos llantos en cuenta, o ignoraba la pregunta del cliente o también ignoraba la existencia del llanto.

Después de algunas horas, las chicas se le secaron las lágrimas y dejaron de llorar en aquel momento apareció la  mercader, con dos cuadernos y se los dio a los chicas.

—Esos cuadernos le ayudarán en los momento que quieran llorar—La mercader suspiro con fastidio mientras se sentaba en su asiento y comento—Realmente son débiles sentimentalmente, debería darles vergüenza ponente en mala posición a las mujeres y a los hombres.

—Lo sentimos—Los dos héroes se avergonzaron por aquel momento.

—Ya pasado este momento tan raro—La joven mercader le dio a cada uno una boleta y agrego—Esa es la dirección de una amiga, ella tiene una posada, así que pueden pedir un alojamiento, tranquilo ya que vienen de mi parte, ella le dará un descuento.

Las chicas agradecieron la ayuda de la vendedora, y se paro para irse del local, pero antes de salir por la puerta del local, fueron detenidas por la mercader que extendió su manos.

—Me deben pagar, las ropas los cuadernos, el tiempo ocupado en mi tienda, las molestia que causaron con llanto y el consejo que les di, son un total de 50 moneda de plata—le dijo la mercader.

—Espera, pensaba que esto era gratis—El héroe le reclamo a la chica y agrego—Además no tenemos mucha plata.

—Gratis, ¿he?, entonces devuélvame la ropas y los cuadernos y trabajen para mi para pagar las horas gastadas, tranquila les daré cartones para cubrir su desnudez—le dijo la mercader con una sonrisa de maldad.

Dux observó la mirada de aquella mujer, parecía que en esos momento ella era la reina del caos, así que para evitar problemas, dijo que le iban a pagar y miró la bolsa de dinero que traía, pero solo llevaba unas 100 moneda de cobre que equivalía a una de plata, pregunto al héroe cuanto que estaba más asustado que el, si tenía más plata, pero el le contestó que sólo tenía unas 200 moneda de cobre, equivalente a dos de plata.

—¿Espera y si hacemos un trueque? —Pregunto el héroe nervioso a la mercader.

—¿Un trueque, ¿he? —La mercader observó a la chica y se fijo cuando n la espada—Bien, esa espada me parece perfecta para el trueque, puedo verla

—Pero si mi espada fue forjada en la gran era de los dragones, no se si puedo hacer un trueque con esta arma—exclamo el héroe, pero fue Dux que le quito la espada y se la entrego a la joven mercader.

La mercader observó la espada, y se fijo en los detalles que tenía, el tiempo de uso, las resquebrajaduras, entre otros factores que le hicieron calcular su valor.

—Sesenta moneda de pata— terminó de calcular la joven mercader que observó a su clientas y con una sonrisa agrego—Espere aquí, traeré algo algunas cosas más para ser justo trueque.

La mercader fue a unas vitrinas y sacó algunas cosas, que puso en bolsa de papel y se las paso a las chicas.

—Bueno, aquí esta lo que lo justo para el trueque—le comento la joven a las chica y agrego—En cada bolsa hay unas diez prendas de ropa interior, además de unas dotación de pastilla anti embarazosos, en caso que tengas que hacerlo o haya algún problema en el camino,también tenemos toallitas higiénicas, para esos días, ha y dos cuadernos más en caso que se les acabo el otro cuaderno, bueno creo que esto es todo.

Después de hacer el trueque en contra de la voluntad de la dueña de la espada, las chicas salieron de la tienda utilizando la puerta normal o sea la que conectaba la tienda con la ciudad en donde se encontraba el local. Cuando salieron empezaron a caminar hacia la posada que pertenecía a la amistad de la vendedora.

Después de caminar un largo trayecto, llegaron a la posada, la cual era grande, estaba hecha completamente de piedra, su techo estaba hecho de tejas y paja, y también sus ventanas eran cuadradas. Al entrar al lugar, observaron que el piso de madera estaba bien lustroso, las mesas era de piedra y los asientos de madera, además en un mesón atendía la dueña de local, una chica que parecía se de una de la raza de los demonios, pues tenía unos pequeños cuernos asomando por su cabeza, su piel blanca, su cuerpo era esbelto y curvilíneo, además su pelo el cual era largo y recogido era de color gris, al igual que sus ojos, su vestimenta consistía en un vestido blanco, una hombreras de metal azul encima de un chaleco de un pequeño chaleco de color azul, llevaba puesto u is guantes de cuero, también unas medias negras que llegaba más allá de sus rodilla, y unas botas de cuero.


—Bienvenida en que la puedo atender, lindas señoritas—La joven saludo a las dos chicas

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—Bienvenida en que la puedo atender, lindas señoritas—La joven saludo a las dos chicas.

«Odio que me digan, linda señorita», pensó Dux y le dijo a la chica mostrando el papel que le había pasado la vendedora—Necesitamos dos habitaciones.

—Ya veo, ustedes vienen de parte de ella, bien—la dueña de la posada, so río y agrego—Pero solo tenemos una habitación, con una cama de dos plaza, ¿aceptan esa?

Ambas chicas se pusieron colorada al escuchar que sólo había una alternativa, y después de u rato de silencio aceptaron aquella pieza.

—Buen son 15 moneda de cobre por día, incluye desayuno y cena—Le comento la joven muchacha a las dos chicas y agrego mostrando un cuaderno abierto—Pueden poner sus nombres en este cuaderno.

Ambas chicas se observaron por unos segundo, aún no había decidido sus nuevos nombres.

Una Inusual Alianza.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora