ocho

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19 de octubre, 2018.


Se excusa siempre. Dice que asi creció, que no puede cambiar. Ella tenía aspiraciones; ahora preocupaciones.

No supo cuándo pasó. Está rota por dentro, y cada dia la pisa más. Pero no puede quejarse, le pertenece a alguien.  Fue lindo cuando empezó, asi lo describió. No tenía idea sobre el mundo, su mamá no le contaba nada; aprendió sola.

Era inocente. No la ayudaba nadie. No anhelaba crecer rápido, pero tenía que hacerlo. A su edad las responsabilidades no le pertenecían, pero cayeron de todas formas.

Ya no queda nada de ella, la mataron lentamente. ¡Cuánto ingenio tuvieron! ¡La hirieron por dentro, así nadie se daba cuenta! Pero yo sé cuán rota está. La veo cada día, cada herida cicatrizada se abre y sangra; duele. Mis ojos pican, me duele verla así.  Ya no puede hacer las cosas que quiere. Le pertenece a alguien.

Ella se cansó de luchar. A veces grita. A veces sé que sus ojos arden y quiere llorar, pero ya no puede, pues le pertenece a alguien más.  Lloro cada día, a veces la acompaño. Pasan las horas y me rompo con ella. Es tanto el dolor y a veces siento que no lo voy a resistir.  Me duele el pecho, pero le muestro mi mejor sonrisa para poder calmarla. Sé que soy importante para ella, y logro tranquilizarla. ¿Cuánto tiempo tardan las heridas en irse?. Pero aún más importante, ¿cuánto se tarda en superarla? El olvidar cuál fue el primer golpe allí, cuántas veces fueron y la misma persona haciéndolo.

Luego pidiendo perdón, porque se arrepiente y la ama. Pero siempre fueron disculpas para sus heridas de la piel, ¿acaso no se arrepiente por haberla hecho llorar? o ¿haberla hecho sentir tan inservible? Por supuesto que lo hace; la ama, o eso dice.

¿Así es amar?



















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