Dinastía Kim. Año 702
(Período Medio).
Seungmin.
Yo, el único descendiente hombre del Rey Seongdeok de Silla, cumplía mis veinte años de vida. En honor a mí, en el pueblo se ofrecería un desfile, en el cual era más que obvio que se requería mi presencia, mi padre y mi hermana, la Princesa Kim Seungdong, estarían junto a mí. Para tal ocasión, también se aprovecharía para presumir la nueva generación de guerreros Hwarang.
En el Palacio Doksun, la servidumbre preparaba el pulcro atuendo que debía llevar ese día, la organización y tranquilidad eran algo típico en mi hogar. Todos se enfocaban en hacer perfectamente sus trabajos para no descontentarme, mientras que yo sabía que ninguno podría darme lo que yo tenía en mente; mi difunta madre.
Cuando tenía unos cincos años, mi hogar sufrió un ataque por soldados rebeldes que tenían intenciones de robar objetos materiales, no lo lograron, pero se llevaron el corazón de mi padre al matar a mi madre. Según mi padre, eso fue de gran alivio para ella porque su enfermedad respiratoria no tenía cura y, al fin y al cabo, ella hubiese terminado muriendo. La mayor parte del tiempo, recordaba a mi madre, o por lo menos intentaba hacerlo porque, al pasar los años, comencé a olvidar su rostro, pero nunca olvidaría cuando tomé a la pequeña Seungdong, con un año de edad, entre mis brazos y escondiéndonos detrás de una puerta, para luego ver correr la sangre por debajo de ella, ensuciando mi píe.
El hanbok de seda color celeste cielo, con detalles en blanco y morado, cosido con hilos dorados como el oro, mirando como la anciana sirvienta que me había criado me miraba orgullosa desde el acceso a mi dormitorio: -Su Alteza debe estar listo en cinco minutos, el transporte está afuera esperándole ya. Arreglen los últimos detalles.
Dentro de mis aposentos, un hombre demasiado anciano tocaba el arpa; yo mismo le había dado esa tarea porque disfrutaba de la armonía de su tocar. Fuera al parecer todo era un caos, los gritos de mujeres rogándole a mi hermana que se detuviese, como si estuviese cometiendo un gran asesinato.
- ¡Princesa, por favor, deténgase! - gracias a mi hermana menor, muchísimas mujeres corrían por todo el patio tras Seungdong. Ordene que abriesen las puertas para poner fin a todo, cuando mi hermana menor casi me tira al suelo al pasar corriendo por la galería del palacio, me eché a correr detrás de ella, al igual que sus damas de compañía aun suplicándole que se detuviese para no desperdiciar las horas de trabajo invertidas en su cabello, las decoraciones de oro colocadas milimétricamente en su lugar no estaban preparadas para soportar la brutalidad de Seungdong.
Luego de un rato corriéndole, golpeé mi hombro contra un muro y me freneé mi andar para sobar mi hombro adolorido: -Por Buda, Seungdong... Mocosa- arrugué mi nariz y se me escapó un suspiro en busca de mi tranquilidad. El comportamiento juguetón de mi hermana no tenía un límite -. Seungdong, debemos irnos- continué tras ella, quién al intentar doblar en una esquina chocó contra alguien; específicamente contra mi padre.
Se quedó tonta unos instantes, tratando de recomponerse del golpe. Y cuando al parecer ya recobró la consciencia, abriendo los ojos como platos se echó de rodillas ante mi padre para pedir sus más sinceras disculpas, tras ella, le ofrecí una reverencia en señal del inmenso y profundo respeto y cariño que le tenía.
En lugar de enfadarse, mi padre dio suspiro y río, mientras le tendía una mano a mi hermana para que se pusiera de píe: -Hija mía, por favor, por lo menos hoy deja tu rebeldía y jugarretas en señal de respeto hacia mí y tu hermano mayor por el día de su cumpleaños. Mantén un calmo comportamiento y saca a lucir la mucha educación que se te ha dado.
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❥ the prince ┋ kim seungmin
Fanfiction🎎 ╰ En el reino de Silla, todos los habitantes de la capital Soraboa hablan de la gran belleza del principe Kim Seungmin. ❥kim seungmin (♡)· Todos los derechos reservados. (♡)· No copias...