Capítulo 4

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Ya estaba atardeciendo, pasamos todo el día entre risas, también molestando a Everett por ser tan amargado, lo que nos llevó a correr por nuestras vidas, si no queríamos que él nos atrapara para poder así vengarse. Ahora todos estamos descansando, ya que estamos agotados

Me siento en la arena y me quedo observando a todos, Liam, Nala y June están acostados sobre la arena riéndose de algo que dijo Liam; Everett está un poco lejos de nosotros, se encuentra en una silla de playa, sin camisa, con una pantaloneta naranja fosforescente y los ojos cerrados, me le quedo viendo a todos por unos segundos, sin embargo no duro mucho, me pongo en pie, y digo:

- Voy a la orilla - les aviso, todos me voltean a ver

- ¿Te acompañamos? - pregunta June, intentando levantarse

- No es necesario; además no me voy a perder, desde acá me pueden ver, solo quiero tener mejor vista del atardecer - digo, me doy la vuelta para empezar a caminar, antes de que me digan algo más o me contradigan

Ya un poco más a la orilla del mar me siento sobre la arena, sin embargo lo hago un poco lejos del agua para no mojarme. Desde acá observo como parece que el sol se mete en el agua; esto provoca una combinación de colores, puedo distinguir el color naranja, rosa, morado, rojo y amarillo; haciendo de este un paisaje hermoso, diría que perfecto, pero no puedo simplemente ignorar la ausencia de mi compañero de atardeceres. Connor era una persona tan llena de energía y alegría, habían tantos secretos que no pudimos decirle al mundo; ahora me tocará quedarme con ellos, como nuestro tesoro, sin embargo el más importante para ambos fue que una vez en un atardecer nosotros...

- ¿Por qué tan sola? - me sobresalto al escuchar una voz sobre mi espalda

- ¡Idiota!, me has asustado - digo tocándome el pecho, girando a verlo con cara de odio

- ¡Que carácter!, si hubiese sabido que estarías con un humor de los mil demonios, créeme, no me hubiese acercado a honrarte con mi presencia - dice en tono egocéntrico

- ¡JÁ!, mira quien habla, la persona que ha pasado todo el día de amargado, ¿qué quieres Everett? - me pongo en pie; si sentada me sentía pequeña, ahora peor, lo que tengo enfrente no es una persona, es un poste, literalmente

- Nada, solo venía a ver el atardecer. Con aquellos de allá, no se puede tener un momento de paz - dice, restándole importancia

Le dedico una mirada de pocos amigos, me giro dándole la espalda para así volver a sentarme; ¡ay Dios !, ¿qué hice mal? para que me pusieras a este fastidio de persona en mi camino. Sigo observando el atardecer, y por el rabillo del ojo, puedo ver como Everett se sienta a la par mío

- Los atardeceres se sienten tan mágicos; sus colores provocan la sensación de que estás en otro mundo, donde todo lo que te propongas lo puedes lograr, en pocas palabras, te dan un momento de tranquilidad y esperanza - escucho a Everett decir, en un susurro, lo volteo a ver, tipo la niña del exorcista, porque he escuchado esa frase, pero no viniendo de él

- ¿Qué dijiste? - pregunto con cara de estúpida

- Nada - contesta de una vez, casi de manera automática

- ¡Oh no!, claro que si dijiste algo, vuelve a repetirlo, yo...he escuchado decir esa frase por parte de.... - y no puedo terminar la frase porque siento un nudo en la garganta, agacho la cabeza porque siento que las lágrimas no tardaran en salir

- Por parte de Connor - termina Everett por mí, otra vez, en un susurro

Ambos nos quedamos en silencio, él con su mirada al frente, y yo, con la cabeza agachada

Tan Solo Un RecuerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora