Capítulo 2

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PovS Deacon

Parecía que se estaba librando una guerra allí dentro y Daphne se mostraba impaciente por entrar. Olí su presencia desde el principio y sabía que no era una simple humana la que iba a abrir la puerta. Tuve que mirar hacia abajo para darme cuenta de la presencia de esta. Tenía una larga melena hasta debajo de su ancha cintura de color rosa palo bastante voluminosa y con ondulaciones. Su tez, más morena que la de mi presa, hacía bastante contraste con el color mencionado anteriormente. Tenía una nariz chata y unos grandes ojos medio rasgados de color Ámbar y rodeados de pestañas negras y rizadas. Estos me miraban entre sorprendidos y desconfiados. Creo que ella también me caló a mi desde el principio.

-¿Y la abuela de dónde ha salido?- dijo a su amiga mirándome de arriba a abajo. Supuse que ese adjetivo era por el color de mi cabello y aunque lo vi ingenioso , no lo vi suficiente como para empezar una disputa con aquella licántropa de poca monta.

-Un primo de Tokio- vaya , ahora éramos primos, al parecer- Mi madre me lo ha encasquetado y no puedo evitarlo, lo siento-

-¿De Tokio? ¿Y puedes ver?- dijo pasando la mano delante de mi cara.

-Desgraciadamente, te puedo ver perfectamente-

-¿Tus ojos son asi de grandes o te pegas los párpados con pegamento como esos influencers?- dijo cruzándose de brazos con una ceja alzada.

-Ahora entiendo porque sois amigas-dije molesto mirando hacia Daphne, quien miraba la situación bastante entretenida y riendo todo el rato. Pensaba que Daphne era el ser más molesto, pero estaba equivocado. Esa metro cincuenta con cintura de avispa escupía veneno por la boca y se divertía con ello.

-Pasar , no queremos que le salgan varices a la abuela de estar tanto de pie ¿No?- dijo con una sonrisa de medio lado enseñando sus caninos y dejándonos el paso hacia su guarida. Su casa era bastante grande y a diferencia de Daphne olía la esencia canina por todos lados, estamos rodeados de licántropos y ella se sentía como en casa. Desde que habíamos cruzado esa puerta, había relajado el entrecejo y todo.

Esa tal Roxy no paraba de mirarme y me pregunté si me delataría, pero si era inteligente no lo haría ya que yo podía hacer lo mismo con ella, después yo me iría tan campante al Olimpo y a ella a matarían o algo peor, porque creedme que hay cosas mucho peores que morir.

Daphne miraba la situación curiosa y entretenida. Mientras nos acomodamos estudiaba las salidas , todos los rincones y veía como más de los suyos hacían presencia. Del piso de arriba salió casi corriendo una niña pequeña con dos trenzas y un vestido de cuadros , que llevaba unas gafas enormes y sonreía mostrando su falta de dientes de leche. Esta miró a la semidiosa como si de un trofeo se tratara y se abalanzó sobre ella. Me puse en alerta y me sentí estúpido al ver cómo se hacían cosquillas y se abrazaron riendo.

Desde la cocina asomaba un corpulento hombre con la cabeza rapada y con cara de pocos amigos. A su lado, un chaval de dos o tres años más que la pelirroja al que le llegaba el pelo por las clavículas y en camiseta de tirantas , me miraba con los brazos cruzados y el ceño fruncido. Allí corría peligro y Daphne era totalmente ajena a ello.

Donde ella veía una familia numerosa y entrañable que vivía como podía, yo veía una alerta de peligro inminente y como más de uno quería arrancarme la carótida de un mordisco.

Después de un rato, estábamos los tres en el salón, cada uno se había ido a hacer una cosa distinta y habían dejado sola a Roxy con nosotros. Yo solo la miraba y pensaba si sabría lo que era su amiga . Se excuso pidiendo ir al baño y en el momento que desapareció por el pasillo sentí la respiración de la pulgosa en la clavícula.

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⏰ Última actualización: May 11, 2020 ⏰

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