Capítulo 4

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 La enorme puerta se abrió frente a nosotros. Yo tenía la información de todos gracias a Valerie ya que, sin saberlo, acepté que me la compartiera meses atrás. No sabía exactamente que necesitaban. Nombres, ubicaciones, antecedentes, podían ser tantas cosas. Revisamos varios lugares hasta dar con unos archivos clasificados. Leonard fue quien los encontró.

—Esto es obvio, son nuestros nombres, de dónde venimos, que somos, no me necesitan para confirmar un simple montón de documentos —dije fastidiado.

—Se que puedes confirmarlos, yo también puedo —respondió Leyson —, sólo que tú tienes el detalle que nos falta.

 Él se refería a eso, estaba seguro. Las habilidades originales. Valerie me lo había contado como su mayor secreto. Todos teníamos otras habilidades, yo no manejaba el hielo, así como ella no manejaba el viento originalmente. En ningún lado está escrito y sólo ella lo sabía. Yo tenía que confirmar las habilidades originales. Mis manos temblaban mientras repasaba los papeles y leía en voz alta. Finalmente, en un lugar encontramos datos sobre nosotros. No estábamos desaparecidos mientras esos papeles existieran. Éramos personas con nombre, apellido y hasta una vida. Fuimos un cruel experimento que no sólo nos dio poderes, sino que los alteraron a su antojo durante años.

—Estos documentos nos servirán, guárdalos —dijo Leyson dándoselos a Leonard.

 Yo ni siquiera pude pensar. Hubiese preferido ir solamente por el dinero. Valerie no me había contado sobre mis padres, ni sobre mi familia y al leerlo mi mente quedó en blanco. Los vi a ambos metiendo dinero en mochilas y no pude ayudarlos a pesar de sus constantes gritos. Ellos estaban tranquilos porque sabían todo, pero ¿y yo? Era un mundo nuevo, algo que yo había ignorado durante años. Salí corriendo del lugar y me detuve en el pasillo. Me faltaba el aire. Necesitaba respuestas, algo que me dijera que no era cierto lo que pasaba. Antes de subir las escaleras Leyson me detuvo, parecía enojado por la situación.

—Cálmate, Mark —dijo tomando fuertemente mi brazo—. Entiendo que sea demasiada información para ti, pero debes mantener la cordura.

—¿Tú quieres que me calme? Eres un maldito loco. Ordenaste el asesinato del médico que le salvó la vida a tu amiga —respondí furioso.

—¿Cuál es tu problema? —Preguntó soltándome.

—Me han ocultado un montón de cosas por años, no soy un niño, nadie aquí lo es, tenemos suficiente edad como para saber que si salimos de aquí nos volarán la cabeza o nos usarán como sujetos de prueba —respondí apretando mi arma.

 No vi venir el golpe que me dio. Fue tan fuerte que logró que me cayera al suelo. Aguanté las lágrimas y de un salto me levanté nuevamente. Subí las escaleras corriendo y rompiendo la puerta del pasillo fui a buscar a Lily. La encontré sentada en una esquina del lugar y rápidamente me puse a su lado.

—Adivino, Leyson te golpeó —dijo con una sonrisa.

 No respondí nada y esperé a la siguiente parte de nuestro plan. Yo ya había cumplido con mi tarea allí abajo.

 Pasaron varios minutos hasta que Leonard apareció en la puerta. Me levanté del suelo y, con la mirada, busqué a Valerie. Leyson no se haría cargo de ella y seguramente la dejaría ahí tirada. Me adelanté a cualquier movimiento y me acerqué a ella rápidamente. Traté de despertarla, pero fue inútil.

—Ya tenemos nuestra salida —dijo Leyson llegando al lugar.

 Leonard fue el primero en salir y detrás de él iba Musa. Aunque con furia, Lily los siguió. Leyson se acercó a mí y haciéndome un gesto me indicó que la siguiera. No le saqué la vista de encima hasta que lo perdí.

 Las alcantarillas no era mi lugar favorito, pero los policías no se metían por ahí y nunca descubrían por donde nos escapábamos. Comencé a caminar siguiendo el ruido de los pasos de Lily y sólo me detuve cuando escuché la voz de Leyson a mis espaldas. No venía solo alguien más lo seguía.

—¡Nos siguen! —lo escuché gritar.

 Habían entrado en el banco. Seguramente la división especial. Encontrarían el cuerpo del guardia y rápidamente sabrían que fui yo el culpable. Miré con terror el suelo y continúe caminando a gran velocidad. Mis piernas temblaban y olvidé todo lo que hicimos durante el robo anterior. Estaba seguro de que estábamos lejos del Banco cuando vi una reja. Recordaba los planos que habían hecho el día anterior. Unos pasos más y estaríamos afuera. Comenzamos a correr cuando escuchamos más ruidos detrás de nosotros. No quería que nos atraparan. De ninguna manera podía pasarnos eso, habíamos peleado mucho como para caer.

 La luz casi nos cegó, pero finalmente habíamos encontrado nuestra salida. Cuando nos reunimos afuera la vi. Valerie estaba despierta, aunque no con toda la fuerza que tenía en la mañana. Parecía desorientada; como si hubiese olvidado todo lo que planeamos.

—Nos separaremos aquí, ya saben a dónde ir —dijo Leyson.

 Asentí con la cabeza al igual que los demás y nos separamos. Mi nuevo objetivo era llegar con vida al edificio. Miré en todas las direcciones antes de llegar a la calle. Corrí por incontables callejones, no sentía pasos a mis espaldas, sólo yo. En las cuadras cercanas al edificio ya no se escuchaban las sirenas de la policía y todo parecía haber sido un mal sueño. Continué corriendo hasta llegar a la puerta trasera y sólo ahí me detuve. No fui el primero en llegar, pero tampoco el último. Subí hasta el tercer piso y ahí vi a Valerie y a Leyson sentados en la sala. En una esquina estaba Leonard, pero no había rastro de Musa.

—¿No hay noticias de Musa? —pregunté dejándome caer en el sofá.

—Venía detrás de mí —respondió Leonard—, no sé cuándo la he perdido.

 Dudé un momento con la cabeza, pero no recordaba haberla visto. Estuvimos nerviosos hasta que un golpe en la puerta nos asustó. Preparamos nuestras armas antes de abrir y con cuidado nos acercamos. Cuando abrí la puerta Musa entró rápidamente y cayó en el suelo exhausta. Logré ver un poco de sangre en su pierna, pero no me detuve en los detalles. Había algo que nos preocupaba más. 

Perseguidos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora