Capítulo 7

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 Leyson salió corriendo de la habitación y se detuvo en la sala.

—Es demasiado tarde —dijo con lágrimas en sus ojos.

 Un disparo rozó el brazo de Lily e impactó en la pared. Siempre creímos que no nos dañarían; nos necesitaban vivos. Sin embargo, ese disparo no fue sólo una advertencia. Mark y Leonard fueron los primeros en atacar y, sacando sus armas, dispararon hacia afuera. Tuvimos tiempo de agacharnos antes de que respondieran. Disparos de todas direcciones golpeaban la cabaña en la que nos escondimos.

—Hay una forma de escapar —dijo Leyson sacando sus armas—, pero voy a necesitar que los distraigan.

 Asentí con la cabeza y me preparé para disparar. Odiaba tener que agarrar mi arma, incluso si de eso dependía mi vida. Lily se llevó las luces de todo el lugar y nos dejó a oscuras. Balas iban y venían, el ruido era insoportable, pero teníamos que aguantar.

—Me quedaré sin balas si seguimos así —dijo Leonard parando su ataque.

 Mark asintió con la cabeza y también se detuvo. No me quedó otra alternativa y tanto Lily como yo los seguimos. Sorprendentemente desde el otro lado también pararon.

—¡Están rodeados! —Gritó Celestia.

—¡Si se entregan ahora mismo no serán asesinados! —Agregó Zaria.

 Los cuatro reímos. Entregarnos era una locura. En ese momento era mejor morir antes de ser llevados por ellos. Sabíamos que volverían a disparar en cualquier momento y no tendríamos la posibilidad de escapar. Lily tenía en sus manos la luz que había sacado del lugar y la usaría para darnos una oportunidad en caso de que entraran a la fuerza. Esperaba con ansias que lo que estaba planeando Leyson lo terminara rápido. El tiempo se nos agotaba.

—¡Se van a morir! —Gritó Musa desde su habitación.

 Un disparo se oyó y la respuesta fue inmediata. El arma de Musa no podía contra la cantidad de gente que había afuera. El ruido nos ensordeció y duró algunos segundos más. Para cuando se detuvieron fui la primera en levantarme y correr a su habitación. Abrí la puerta y me detuve al contemplar el estado del lugar. Lily y Mark llegaron segundos después. Musa estaba en un charco de sangre en el suelo de la habitación. Creyó, al igual que todos, que no la matarían. Se suponía que nos necesitaban.

—Si nos hubiese avisado la habríamos salvado —dijo Mark mirándola.

—Ni con todos nuestros poderes juntos la habríamos salvado—respondió Lily.

 La noticia se la tendríamos que dar a Leyson y no encontraríamos la forma de hacerlo con sutileza. Seguiríamos escondidos hasta que entraran por nosotros, sin embargo, no volveríamos a tomar la iniciativa para atacar. No teníamos ventanas como para identificar la cantidad de personas que había afuera.

—¿Quién lo hará? —Preguntó Leonard acercándose.

—Tengo miedo —respondí—, si me responsabiliza me matará.

 La luz que Lily tenía en sus manos alcanzó a iluminar la cara de disgusto de Mark. Cargó sus armas y haciendo un gesto nos pidió que nos alejáramos. Sin golpear la puerta entró en el cuarto donde Leyson estaba trabajando.

 Fueron tan sólo unos minutos que parecieron una eternidad. Mark se estaba demorando demasiado y solo me tranquilizaba el hecho de no oír gritos. Su conversación parecía tranquila hasta que la puerta de la habitación se abrió. Leyson fue el primero en salir y se acercó rápidamente a mí. Temí que me golpeara otra vez, pero en esa situación sería una locura.

—Nadie la estaba vigilando —dijo golpeando la pared con su mano.

—Estábamos por salir y cuando no lo conseguimos tuvimos que defendernos —respondí.

—¡Voy a matar a toda la división! —Gritó.

—Musa intentó lo mismo y ya te conté lo que sucedió —dijo Mark.

 El silencio se volvió aterrador y, por un momento, pensé que empezaría una pelea. Leyson caminó lentamente hacia la habitación de Musa; parecía no estar listo para verla. Su llanto se pudo oír en el pasillo. Ninguno de nosotros estaba tan afectado por lo sucedido ya que, después de todo, ella asesinó al médico que me salvó la vida.

 Los minutos pasaron con una velocidad terrorífica. Podíamos oír el movimiento de personas fuera de la cabaña. Necesitábamos con urgencia un plan infalible que nos dejara escapar y, sobre todo, dejarlos en ridículo. Luego de un rato Leyson regresó con sus manos manchadas de sangre y con lágrimas en el rostro.

—Hay túneles que nos llevan a la ciudad —dijo limpiándose las manos con su camisa.

—¿Cómo vamos a entrar? —Preguntó Leonard.

—La entrada está en mi habitación —respondió Leyson—. El túnel se divide en cinco, eso nos dará una ventaja y los perderemos.

 Lily parecía convencida y eso me llevó tranquilidad. Estábamos listos para salir, sólo aguardábamos la orden. Tenía el arma en mis manos por si decidían volver a atacarnos sin previo aviso, pero no podía evitar sentir que no lograría disparar. Leyson terminaba de revisar los detalles del escape mientras vigilábamos las entradas. Nunca habíamos estado tan rodeados. Siempre llegábamos a escapar antes de vernos envueltos en esa situación. Habíamos hecho las cosas muy mal durante ese mes y estábamos pagando las consecuencias.

—¿Como estás de tu herida, Valerie? —Preguntó Mark.

—Estoy bien, ni siquiera me duele —mentí.

—¿Podrás ser la última en salir? —Preguntó Leonard.

 Asentí con la cabeza y con cuidado toqué la herida. De ninguna manera estaba bien y los golpes de horas antes no habían ayudado. Permanecimos varios minutos sentados en el pasillo sin saber que planeaban afuera. Cuando Leyson terminó los detalles se acercó corriendo a nosotros.

—Ya tengo los planos, el próximo lugar donde nos quedaremos y todo guardado —dijo cargando unos bolsos.

—Tenemos el orden para movernos, Valerie será la última en salir —agregó Lily.

 Dejaríamos a Musa atrás. Jamás pensé que podríamos dejar a uno de nosotros. Estábamos tardando demasiado. Las discusiones a último momento no fueron nuestra mejor opción. Lily todavía tenía la luz en sus manos y con esa iluminaria nuestro camino en los túneles. Esperé a que todos se levantaran para seguirlos. La entrada al túnel era una inmensa puerta debajo de mi cama. Leyson, al ser el dueño de los planos, iría primero y aseguraría la zona. Durante ese tiempo sólo nos quedaba esperar por sus órdenes. 

Perseguidos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora