Agosto,2022.

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Pasó un mes de haber empezado en AHT, poco a poco me fui adaptando a la rutina.

Ese primer Fin de Semana de Agosto nos decidimos festejar el avance que logramos por lo que fuimos a su departamento, cocinamos carne al horno acompañado de vegetales y al llenarnos decidimos salir al balcón a disfrutar la noche junto a una botella de Gin .

-Todavía no puedo dejar de pensar en que hubiera pasado si ... -dije pero me interrumpió.
-No deberías pensarlo tanto, hiciste todo lo que tenías a tu alcance. Estoy segura de que alguna forma u otra llegaste a marcarlo.

De fondo se escuchaba Abel Pintos..
Me siento así
Como un niño perdido
Que no aprendió, no quiere jugar,
Soñar o llorar, si sonreír sin ti .

-Creo que tendríamos que salir a divertirnos. Al fin y al cabo, estar deprimientonos con un Gin, cigarrillos y música deprimente, no es festejar- dije intentando no sentirme afectada.
Vicky sonrió de oreja a oreja, creo que ella quería salir más que yo pero no se animaba a decírmelo. Ella sabía que yo no era la misma hacía un tiempo, quería a toda costa volver a ponerme en mi sitio pero lo aceptaba.

Revolvimos su armario y nos pusimos perras para salir, se puso un mono rojo , con espalda descubierta. En la parte de adelante el cuello era en V, dejando a la imaginación sus pechos. El mono era ajustado hasta las caderas, mas allá de que en las piernas fuera suelta, se le en tallaba perfecto a su cola. En los pies llevaba unos zapatos cerrados negros que hacían juego con su sobre.

Yo, en cambio, preferí un vestido negro bien al cuerpo con mangas largas y usé unas botas hasta las rodillas del mismo color. Hacía tiempo que no salía, debía ser mi noche.

Fuimos a un bar frente al río, tenía una terraza con vista y unas jarras de Ginnar que eran riquisimas. Al principio costó muchísimo relajarme, no quería que me vieran. Pero a medida que la jarra se vaciaba, más cómoda me sentía.
Saqué mi teléfono y le marqué a mis amigos más fieles. Rodrigo, Bruno e Ivan se sumaron con nosotras. ¡Cuanto que extrañaba esto!

Después de mucha insistencia logramos ir al tercer boliche de la ciudad, ese año que te divertís pero que nadie te conoce. Bailamos, bebimos, fumamos. Nos divertimos como nunca. Volví a sentir que era yo por una noche. Volví a sentir esa parte de mí que hacía años había perdido. Mis sonrisas no eran falsas.

-¿Me das una botella de agua?- Le dije a la chica que atendía la barra.
- ¡Pero si ni quiera son las 5! ¿Tan mal va la noche? - me dijo un chico parado a mi lado. Me sorprendió, por lo general no socializo si estoy con mis amigos. O por lo menos no lo hago más. Desde que deje de salir con Julia que sólo disfrutaba las noches si eran en grupo.
- ¿Tengo cara de estar pasándola mal? - contesté con una pregunta.
-La verdad que no, hace un buen rato que estoy viéndote. -confesó- Me llamo Tomás -Me estiró la mano queriendo saludarme.
-Aylen -Se la acepté. De inmediato vi que la chica de la barra me alcanzaba la botella con agua y le dije - Tengo que irme, espero que disfrutes tu noche. -Amague a irme, pero me sostuvo de la muñeca y dijo mientras me miraba a los ojos.
- No quería salir, pero después de verte bailar, me di cuenta que estaba equivocado.
- Deberías cambiar tus chamuyos, de verdad.. ¡No estamos en el 2010! -Le respondí mientras me soltaba del brazo y me perdía entre la gente.
- ¿No puedo dejarte ir por una botella que ya te perdes? - Me dijo Rodri cuando llegué. Era un fiel amigo, preocupado siempre por verme bien y feliz.
- Al parecer tengo un administrador...
- Si. lo sé. Me lo encontré en el baño y me preguntó si estabas en pareja.- me dijo sonriendo un poco feliz Tranquila, no iba a decir nada que te comprometiera. Le dije que eso debía preguntartelo a vos, pero que si decías que sí era mentira.
- ¡Y si sí la tengo! Dios, no quiero estar involucrada con nadie. ¡Lo sabes !
- El amor no se le niega a nadie, amiga.
- Puedo darte un millón de razones por la que sí... -le escupí bastante enojada. Pero sólo se rió y siguió hablando con Bruno de quien sabe qué. Preferí no darle importancia y seguir bailando, era lo que mejor sabía hacer.

Después de todo lo que pasé, de las altas y bajas, de caer en un pozo al que costó levantarme, de perder el control una y mil veces, de sentirme asfixiada, de sentir que mi vida no tiene sentido. Entre todo lo malo, siempre voy a reconocer dos cosas buenas. La familia y los amigos.
Aunque muchos de ellos ya eran familia...

- ¿After? - preguntó Bruno.
- Paso, me voy a ver con alguien- Dijo Rodri.
-Yo creo que podríamos ir a comer algo - Dije mirando a Ivan, Vicky y Bruno. Todos dijeron que sí. Creo que cada ciudad tiene su lugar de comida rápida que favorece a todo ser que sale de una noche de caravana. El Rey era el nuestro, un local en donde se reúnen todo SanLo después de cualquiera de los tres boliches.

Entramos y luego de esperar un rato a que nos llamaran, pedimos lo que queríamos y salimos. Nos sentamos en una de las sillas que daban a la calle y nos quedamos ahí, charlando, riendo, felices.

- Creo que voy a casa. Ya no soporto el frío -Dije ,común en mí salir en vestido en pleno invierno.
- Si querés podes quedarte en casa - Invitó Vicky. Podría pero necesito estar sola.
-No, gracias. No quiero molestar más. Además mañana hay comida familiar y sé que si voy a tu casa, no voy a poder levantarme.
-Avisanos cuando llegues Dijo Ivan, siempre tan atento.

Cuando estaba llegando a la esquina, veo un taxi vacío que circulaba atrás de una chata blanca. Se me hizo un nudo en el estomago. No quise mirar, no quise mirarlo. No quería quebrar delante de él. No quería que notara mis ojos llenos de suplicas ni que leyera todas las preguntas que quería soltarle en la cara.  Me hice la tonta, la que no lo vi, y caminé frenando el taxi que venía atrás. Me metí con el nudo en la garganta. Cuando dobló y cruzó el local de comidas rápidas, había bajado y saluda a Bruno e Ivan. Cerré los ojos y empecé a respirar, no me acuerdo en que momento dejé de hacerlo.

Lo extrañaba.

Lo intenté...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora