Cuando Ye CanSheng vuelve, yo sigo en el sofá sin el más mínimo interés en moverme. En cuanto escucha el sonido de la puerta, Maní sale de mi estómago y de mi regazo para correr al encuentro de Ye CanSheng. ¿Cómo puede ser que este traicionero perro sea así? ¡No ve quien es el que ha estado con él todo este tiempo en la habitación, dejándole dormir y orinar donde le place!
Ye CanSheng abraza a Maní con una mano. Inclina el cuerpo y me besa en la mejilla.
–Ya estoy aquí.
Miro su tez pálida y creo que es mi propia inquietud lo que lo ha causado. Extiendo los brazos y envuelvo su cuello.
–Te estaba esperando. – Y entonces, le beso la frente.
La esquina de su boca se levanta ligeramente, y sé que está feliz. Me carga en brazos y, está claro, que no está nada contento con mi peso.
–YunSheng, has vuelto a adelgazar.
–¡Eso es porque XiYan siempre me hace comer gachas!
Hoy había carne en las gachas, pero por culpa del incidente aquel, no me la he podido ni comer.
–Te has negado a comer durante muchos días, tu estómago no aceptaría comidas demasiado pesadas. – Repite la frase con mucha seguridad, seguramente se la ha enseñado XiYan.
Dejo que me lleve en brazos hasta el sofá. Al principio, estaba en contra de que me llevase como una mujer, pero al final he terminado aceptándolo. Es increíble la capacidad de adaptación que tienen las personas.
Me siento incómodo viendo su cuello delgado y blanco, pensando en mis marcas. Le muerdo un lado del cuello y, entonces, empiezo a murmurar en voz baja, maldiciendo la poca fuerza que tengo a su lado.
–¿Cómo es que muerdes a la gente como Maní? – él se limita a sonreír.
Aflojo la fuerza de la boca y, negándome a rendirme, chupo unas cuantas veces más. Contemplo las dos líneas de dientes y el rojo satisfecho.
–He aprendido esto de Maní. Pero a Maní le gusta morder mis pies y tú prefieres mi cuello. Hoy voy a ser yo el que te muerda, ¡más te vale aceptarlo!
Su boca se retuerce, como si se acabase de dar cuenta que es cierto que me ha mordido varias veces. Me deposita en el sofá que parece una cama, y su rostro cambia. Su dulzura desaparece. Coge a Maní y, el humano y el perro, se observan consternados.
–YunSheng, ¿qué pie te ha mordido?
Maní chilla como si estuviese llorando, seguramente disgustado por que le estén cogiendo todo el rato.
Miro la expresión seria de Ye CanSheng y sé, de inmediato, que le preocupa que Maní me muerda. Su temperamento no tiene remedio. ¡Si no estuviera en estas condiciones, yo...!
Después de coger un par de bocanadas de aire, le digo:
–Ye CanSheng, no te enfades con un... perrito...
Además, el perro es tuyo.
–CanSheng... – Mira los ojos del animal con intensidad. Seguramente, tras una serie de batallas mentales, abraza al perro algo indispuesto.
Entonces, se tumba a mi lado y me tira hacia sus brazos.
–YunSheng, ¿cómo está... tu cuerpo?
Sé que está preocupado por mí, y también conozco su temperamento.
–No te preocupes, puedo caminar. ¿No te retractarás, verdad?
–Va a llover. YunSheng, ¿qué te parece si paseamos por el jardín?
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ENFERMIZO TIRÁNICO
General FictionUn mórbido segundo joven maestro de la mafia se encuentra con un psicólogo aficionado. Barrido en la oscuridad, el abuso tiránico y la depredacion, el destruyo su vida. Por que en sus ojos- Amor = Violencia Al final, ninguno de nosotros podría sal...