Capitulo 17

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LAUREN

No quería dejar este almacén y enfrentarme al mundo real, así que, con renuencia, aparté mis brazos de Camz e instantáneamente sentí frío.

—Será mejor ir a ver cómo está Ally —sugerí, acariciando con mi dedo su barbilla.

Camz retrocedió y, silenciosamente, asintió. Bajó su mano y tomó la mía. Sus pestañas revolotearon y preguntó:

—Está... ¿está esto todavía bien?

Llevando nuestras manos unidas a mis labios, besé el dorso de la suya mientras estudiaba su rostro esperanzado... su rostro esperanzado.
Examiné cada línea y curva, una imagen excitante. Una impresión, una chispa... como siempre empezaba.

Pensé en cómo Camila siempre me había mirado así. Volví a pensar en el momento en que vi la escultura de mi mamma, la única en esa galería vacía, luciendo tan solitaria que me hizo desmoronarme. Y luego, por detrás del mármol, allí estaba ella, como una maldita luz brillante, su bello rostro, el más hermoso que había visto en mi vida, observándome en silencio... haciéndome sentir que ya no estaba sola. Debería haberlo sabido entonces, tal vez lo hice de alguna manera, que ésta sería la mujer que cambiaría mi vida.

Meses atrás, me encontraba perdida, ahogándome en un mar de culpa y una devastadora tristeza. Aunque estaba luchando por salir a la superficie, nunca pude liberarme. Cada hijo de puta que conocía, me observaba desde la banda, permitiéndome hundirme, pero no ella. No la mia luce. Pensé que ella podría lanzarme un salvavidas, o, por lo menos, tratar de tirar de mí hacia arriba. Lo que no esperaba que hiciera era saltar y nadar a mi lado... esperando, sólo esperando hasta que estuviera lista para seguirla hasta la orilla.

Apreté la mano de Camz.

—Joder, está más que bien —contesté. Y allí estaba, esa sonrisa cegadora. Esa sonrisa dándome la esperanza de que tal vez esta vida funcionaría, después de todo.

—¿Lista? —preguntó Camila, con una sonrisa nerviosa.

Una parte de mí, decía que debería dejarla ir, que no debería hacerla pasar por la mierda que, sin duda, todo el mundo le iba a dar por estar conmigo. Pero la otra parte de mí, la egoísta, la que por una vez en mi vida quería tener algo sólo mío, se negaba a dejarla ir.

Iba a hacerle caso a la parte egoísta. No iba a renunciar a ella por nada ni nadie.

—Lista —respondí. Juntas, salimos del almacén y por el pasillo hacia la unidad de obstetricia. Cuando llegamos, la sanitaria en el mostrador de enfermeras nos dirigió hacia la sala de espera. Mientras nos acercábamos a la puerta cerrada, miré hacia abajo y pude ver la aprehensión en el rostro de Camila. Estaba nerviosa y me sentí culpable.

Suspirando, dejé caer mi cabeza y traté de soltarla. Camz me miró alarmada y apretó nuestras manos con más fuerza.

—No —dijo con firmeza—. Vamos a enfrentar esto juntas. Estoy dispuesta a soportar lo que nos digan.

Atrayéndola a mi pecho con fuerza, besé la parte superior de su cabeza. Camz giró el pomo de la puerta, enderezó los hombros y caminó, tirando de mí detrás de ella. Se oían murmullos de conversaciones. Cuando levanté la vista, Dinah, Normani, Taylor, JD y Cassie se encontraban sentados en sillas de plástico... hablando... pero todos se hallaban realmente silenciosos ahora, mientras nos observaban.

Sweet hope; Camren GiPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora