Más que lágrimas en blanco y negro

Un día aburrido me puse a meditar,
aunque no se pudiera, quise a mi mente dominar.
Tentando a la suerte, lo logré y pude entrar.
Por más que quería, no podía parar de observar,
cada recuerdo, historia, instante, que afloraban todo el lugar.
Miraba y miraba no lo podía encontrar,
era una escena bella rodeada de un manto vulgar.

Al fin encontré la historia más bonita,
parece que en su interior llevaba consigo a una chica.
Por el mayor de mis órganos auspiciado,
pude sentir una caricia de afecto.
Sólo en mi mente ocurrió este trayecto,
ya que este sentir nunca lo he palpado.
Continuo mirando como sigue la historia,
dando vueltas como loco a través de mi memoria.

Volvemos a la chica de la que antes hablaba,
Ella se me queda observando como si no pasara nada.
Me atrevo a intentarlo sin ningún destino,
a pedirle su compañia el resto del camino.
No se imaginan cuál fue mi agradable sorpresa,
al verme perdido en el todo de su mirada,
sin poder pensar en absolutamente nada
exepto sus carnosos labios color fresa.

Al imaginar ese beso nunca sucedido,
mis pupilas se llenan de tal ilusión.
Por las mejillas desintegro
el producto de mi reacción.
Esas gotas que caen son
más que lágrimas en blanco y negro.