Capítulo Único.

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¿Tienes a alguien que te gusta, Shouyou-kun?

Los ojos de Atsumu rodaron rápidamente de una de las luces de las calles del vecindario hasta los ojos de Hinata, quien detuvo su caminar justo debajo de esa misma luz. Atsumu hizo lo mismo y se giró hacia él, escondiendo ambas manos en los bolsillos de la chaqueta de su equipo.

“¿Q-qué clase de pre-pregunta es esa, M-Miya-senpai?”

El rostro de Hinata estaba rojo. Tan rojo como el color de su chaqueta –que curiosamente le quedaba algo grande–, y Atsumu no podía contener su sonrisa. Sabía porqué Hinata se había puesto nervioso debido a su pregunta y se sintió algo culpable por ello, pero sí quería saber un poco más acerca del nuevo ‘enano’ que ahora formaba parte de su equipo.

“Bueno, ha sido un tiempo desde que te uniste al equipo y ya que eres una especie de rematador para mí solo quiero conocerte un poco mejor, ¿sabes?”

Oh, Atsumu Miya. Mentir es malo, muy malo. Y mentirle a Hinata se siente todavía peor.

“Yo... No lo sé, Miya-sen–”

“Por favor, llámame Atsumu.”

“¡Pero eso es grosero!”

Y Atsumu rió, justo en frente del rostro hirviendo de Hinata. Las pequeñas manos del pelinaranja apretaron la correa de su mochila, escondiendo su rostro en el pavimento gris tratando de evadir de cualquier forma la risa vil de Atsumu retumbando en su cabeza.

“¡Eres muy malo!”

“Okay, okay... Lo siento, ¿okay?”

Hinata levantó su vista, encontrándose con la cálida sonrisa de Atsumu esperándole unos metros alejado de él, y se acercó para continuar su camino. Estaba frío, y su madre probablemente se pondría furiosa si llegaba tarde a su hogar. El pelinaranja dejó su aliento escapar de su boca por un momento, volviendo a respirar tan pronto como sus ojos encontraron los del más alto.

Y Atsumu volvió a sonreír.

                                                     ∞

“¿Qué le hiciste a Hinata?”

Las palabras de Osamu hicieron que el rubio abriera sus ojos mientras bebía agua, ahogándose con ella cuando su hermano apareció frente a él, preparado para golpearlo dependiendo de su respuesta. Y aún así, no estaba entendiendo nada.

“¿Qué quieres decir, Samu?”

“Ha estado evadiéndote en todo momento, y cada vez que sus ojos te encuentran se desconecta.”

Atsumu levantó una ceja, y luego hizo lo mismo con su cabeza por encima del hombro de su hermano, encontrando los ojos y el rostro enrojecido de Hinata girándose en dirección hacia una pelota, que le golpeó hasta hacerle caer de espaldas en un instante. Atsumu volvió a ver a su hermano y sonrió, levantando sus dos brazos declarándose inocente.

Pero al menos estaba disfrutándolo.

“Mi... Quiero decir, ¡A-Atsumu-senpai!”

Atsumu sintió su chaqueta ser levemente tirada hacia atrás, y luego Hinata chocando contra su espalda, que tomó tres pasos hacia atrás, cada rincón de su rostro sonrojado. Atsumu rió, y le miró casi desde el otro lado de la calle, de la misma manera que días antes. Hinata se acercó a él hasta que finalmente le enfrentó luego de un día completo de esconderse de él.

“Um... ¿Podemos volver a casa juntos?”

“Claro, Shouyou-kun.”

Y todo se volvió silencioso. Los sonidos del frío haciéndose lugar a través de la noche al igual que el corazón palpitando descontroladamente en el pecho de Hinata eran las únicas cosas que Atsumu escuchaba, haciéndole sentir una calidez que llenaba su cuerpo.

“Kita-senpai dijo que deberías dejar de molestarme...”

Atsumu sintió que su columna se congelaba, mordiendo sus labios ante el terrorífico pensamiento de Kita regañándole por molestar a su queridísimo Hinata Shouyou. A veces podía sentir que Kita amaba a Hinata un poco más que al resto de los integrantes del equipo, dejándole cometer errores que los otros no podían ni siquiera imaginar el cometer sin acabar enfrentándose a la inexistente furia del capitán del equipo.

¡Pero le dije que eres mi amigo! Y los amigos hablan de personas que les gustan, ¿verdad?

Y el corazón de Atsumu se derritió. Hinata sonrió, sonrió en frente de su maldita cara. De esa manera, sin siquiera avisar. Él sonrió. Y Atsumu sabía que eso no era nada bueno. Su rostro estaba tan rojo como sus chaquetas.

“¿Atsumu-senpai? ¿Estás bien?”

“S-sí, e-estoy bien.”

“¡Tu rostro está rojo, ¿cogiste un resfrío?”

Hinata se acercó a él hasta que estaba lo suficientemente cerca como para pararse en la punta de sus pies y apoyar su frente en la de Atsumu, verificando su la temperatura mientras el rostro de rubio terminaba de enrojecer por completo. Hinata se mantuvo allí por un momento, y dió un paso atrás con sorpresa en su rostro

“¡Estás ardiendo! ¡Deberías ir a casa y descansar!”

Y el corazón de Atsumu volvió a derretirse. Comenzó a caminar sin decir algo más, y Hinata le siguió, sintiendo que la atmosfera cambió en cuestión de segundos, al menos para él. Les tomó menos de cinco minutos el llegar a la casa de Hinata, y justo antes de que el pelinaranja abriera la pequeña reja del frente de su casa este giró hacia el rubio, que se quedó allí mirándole atentamente.

“Ummm, ¿Atsumu-senpai?”

“¿Si?”

¿Tú tienes a alguien que te gusta?

Atsumu sintió su corazón saltarse un latido, su rostro retomando aquel color rojizo una vez más. Hinata sonrió, y se acercó hasta quedar frente a él justo debajo de la luz del frente de su casa. El corazón de Atsumu comenzó a latir velozmente, y frenó su trabajo cuando Hinata se quedó tan cerca suyo como él jamás imaginó tenerle. Y abrió su boca.

"No."

Y Hinata abrió sus ojos, guiándolos hasta el pavimento una vez más antes de levantar su cabeza hacia el rubio, sonriendo. Atsumu levantó una ceja, y por un momento sintió que estaba cometiendo un grave error.

“Wow, pensé que Atsumu-senpai tendría a alguien que le gustara ya que es tan popular entre las chicas. Supongo que no hay remedio...”

Hinata volvió a sonreír, y volvió nuevamente hacia la reja, saludando a Atsumu con su mano una última vez antes de abrir, escondiéndose en la oscuridad del frente de su casa. Atsumu se mantuvo allí, con su corazón en silencio, sintiéndose tan mal como nunca.

¡Te veo mañana en la práctica, Atsumu-senpai! ¡Buenas noches!

Atsumu saludó al menor con la mente perdida en algún punto muerto en el cabello de Hinata hasta que desapareció detrás de la puerta. Y se quedó ahí por un par de minutos, sintiendo la aparente desesperación que venía de la mano con mentirle tan descaradamente a Hinata volverle completamente loco.

Oh, Hinata. Si tan solo esas chicas supieran que él ya tenía a alguien en mente...

Y eso no tenía remedio. Atsumu Miya nunca volvió a molestar a Hinata.

Ni siquiera después de que el adorable pelinaranja fuera completamente suyo.

Mentir está mal, Atsumu Miya.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora