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El narciso marchito.

Dicen que todos rencarnamos varias veces en nuestras vidas, que realmente nunca dejamos de existir. Nunca morimos. Sólo es una pausa entre una vida vivida y una vida por vivir. También tenemos la creencia que los sueños son presagios de algo que está por ocurrir, cuando en realidad deberían decirnos que son retazos de nuestras vidas pasadas. De las cosas que queremos recordar y de fragmentos de lo que nos gustaría habernos olvidados.
Recuerdo varias vidas entre sueños, pareciera que nunca dejé de existir. Fui un vendedor de viene raíces, una niña rica de Inglaterra, un vagabundo de nueva Orleans, un maestro de filosofía hace algunas décadas y una emperatriz del viejo Egipto.
También recuerdo a Alejandro Magno, a Aristóteles ser un viejo amigo y también una amiga muerta por fuego en un viejo Salem. De igual forma recuerdo la primera de mis vidas y eso me confirma que ni siquiera siendo un dios uno se libra de la muerte y que no es capaz de elegir su siguiente reencarnación. Pero lo que sí me queda claro, es que, siempre te topas con las mismas personas en tus diferentes vidas. Todos tenemos recipientes diferentes y vidas nuevas, pero la esencia sigue siendo la misma. Todos seguimos siendo los mismos aun cuando nuestras caras son diferentes.
Aún recuerdo la primera vez que te vi, entre los jardines junto a tu madre. Los rumores están mal intencionados y todos saben la historia que está mal escrita, yo no te rapté, yo no te secuestré. Yo te ofrecí mi mano y el reino que podía darte bajo las tinieblas y tú aceptaste.
Nadie lo entendió en ese momento y no lo harán ahora, te obligaron a alejarte para sólo poder pasar medio año a tu lado y medio año a lado de tu madre.

La gente normalmente olvida sus sueños cuando despiertan, es un método de autodefensa de tu propio subconsciente para no espantarte con lo que fuiste o serás capaz de hacer. Por eso es más fácil pensar que se tratan de simples sueños. Que no son una posibilidad a nada.
Le pasa a la mayoría, pero a mí no. Ya no, pasé la mayoría de mis ultimas cinco vidas pasadas entrenándome lo suficiente para poder identificar mis recuerdos, sin embargo, aún de vez en cuando, se me olvidan cuando despierto. Pero ahora. Aquí. En este museo. Donde puedo contemplar junto contigo una estatua supuestamente de tu rapto me doy cuenta y recuerdo que eres tú.
Perséfone.
Siempre has sido tú.
Tu cabellera sigue siendo larga, de un pelirrojo intenso que opacaría al mismo infierno, tus ojos siguen siendo tan verdes como los bosques en los que solías habitar y tu sonrisa impresionaría al mismo Helios. Alrededor tuyo veo a las que estoy seguro en alguna vida pasada fueron ninfas, pero ahora cuentan con el recipiente de jovencitas al igual que tú. Rodeándote, protegiéndote de lo que nunca podrán protegerte, el destino.
Miró por la ventana como algunas gotas de lluvia empiezan a caer para luego darle paso a un trueno, tomo eso como una señal de mi hermano de siglos. Una vez Zeus concibió nuestra unión y lo está volviendo a hacer, indirectamente, pero lo está haciendo.
- No falta mucho para que cierren el museo -Te digo a ti y tus ninfas disfrazadas de amigas. Apenas notó como todas sueltan una risita sin hacerme mucho caso, total no soy el profesor. Sólo un becario más- Será mejor que nos vayamos antes de que nos alcance la tormenta.

- ¿Qué hay del profesor? -Escucho a una decir y puedo ver en sus ojos los ojos de mi sobrina Artemisa.
- Él ya se fue hace media hora -Miento- Entonces, ¿Quieren que las lleve o se irán junto a la lluvia?
Las veo compartir miradas y murmullos entre todas, pero eres tú la que me contesta.
- Está bien, gracias por el aventón.
No sé cómo todos pudimos caber en mi reducido auto, pero lo hicimos. Te convencí de ir en el asiento copiloto para que estuvieras más cerca de mí y en el momento en que encendí el auto la tormenta se desató. Tal vez siendo el presagio de algo. Una a una fui dejando a las chicas en su casa, pero a ti te dejé al final. Ya había pasado tanto tiempo que te habías distraído con tu teléfono y audífonos, sólo dejaste de escuchar música cuando notaste que el camino que tomé no era en dirección a tu casa.
- Te pasaste la desviación, tenías que dar vuelta ahí.
Te escuchó decir mientras te asomas por la ventana, pero lo único que hago es subir la ventana y colocar los seguros del auto. Tus ojos color bosque voltean a verme con una pizca de pánico.
- Es un atajo, confía en mí.
Era un atajo, pero a mí casa.
- Está bien...-Te escuchó decir con duda y vuelves mirar por la ventana. Tu pánico crece al no saber donde estás- Pero me bajo aquí, gracias por el aventón -Dices tratando de sonar amable y que el miedo no se escuche en tu voz.

- No te voy a dejar salir en medio de la lluvia a mitad de la carretera -Digo sin quitar la vista de la carretera que ya se veía lejana y sola.
- En serio, está bien. Déjame aquí, mi mamá puede pasar por mí.
- Es peligroso, hay un montón de locos por ahí.
- Estaré bien, traigo gas pimienta.
Eso era mentira, me había asegurado de sacarlo de tu bolso cuando no te diste cuenta.
- No.
- ¡Déjame aquí! -Escucho tu voz comenzando a desesperarse y tu mirada se desvía al
ultimo letrero de auto servicio que había cerca y notas como la espesura del bosque
comienza a rodearnos.
- ¿Qué acaso no me recuerdas?
Yo creí que, para esas alturas, me recordarías. Recordarías parte de tus vidas y cómo viviste todas junto a mí, sin embargo, sólo veo tus ojos llenos de lágrimas y tu rostro contraído por el miedo. Es ahí cuando caigo en cuenta de algo.
No eres ella.
- Mil perdones -Susurró y puedo notar algo de alivio en tu rostro- Me equivoqué -A medida que hablo parece que tú te tranquilizas- No eres ella.
Pero de igual manera irías al inframundo.
Al día siguiente mientras me arreglo para ir a la escuela y cargo con los exámenes que debería de haber hecho el profesor puedo ver en las noticias el caso de un feminicidio. Habían encontrado tu cuerpo en lo profundo del bosque, muerta por

estrangulamiento, pero sin ninguna huella que pudiera dar con tu captor. La inusual de este caso, es que, tu cadáver estaba sobre una cama de narcisos muy cerca de un hoyo en la tierra mientras que con una de las flores apuntabas a la grieta del suelo.
Como si quisieras escapar al inframundo, he de decir que te tomé cariño; no eras ella, pero te parecías a ella.
Tendría que seguir buscándola.


-o-o-o-o-o-
No es nada Geraskier o algo de fandom
Quería compartirles mi tarea de Composición literaria antes de mandarla y ver sus opiniones xd
Feliz cuarentena

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