Corazón de chocolate

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Los demás pedidos habían salido bien, los nervios y dudas se habían disipado y ahora Lolito solo podía pensar en la hermosa sonrisa de su Ángel salvador

Mientras que Mangel se encontraba orgulloso de sí mismo, por fin había sido tomado en cuenta, ya podía sentir que no era solo el triste pica-verduras

La dinámica en la cocina había cambiado ese día pues Mangel era constantemente requerido por su jefe para que probara todo lo que este cocinara, con la excusa de que ese día su paladar y mente lo habían traicionado e iba a requerir un apoyo extra

-Hey Mangel prueba esto- Era lo que escuchaba cada tanto el asistente de cocina y felizmente tomaba la cuchara que era ofrecida y probaba para después darle el visto bueno, se preguntaba porque su jefe insistía tanto en tenerlo ahí, pues el por si solo era lo suficientemente bueno como para no necesitar la ayuda de un catador

-Sabe genial como todo lo que cocinas Lolito- Respondió como había hecho en las últimas horas, parecía que los elogios a la cocina del pelirrojo solo le ponían más feliz y talvez ¿Un poco sonrojado? No, esas debían ser imaginaciones suyas, seguro el ligero torno carmesí en las mejillas de Lolito se debía al calor que había en la cocina

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La hora de comer había llegado y antes de que Miguel pudiera ir a la parte trasera del local a comer la blanquecina mano de Lolito lo había alcanzado

-Me preguntaba si ¿podíamos comer juntos? - Dijo rápidamente tratando de evitar la mirada del de ojos cafés

-Ah- fue lo primero que salió de los labios de Mangel, la propuesta le había dejado sin aire, su jefe, en verdad le estaba preguntando si ¿podían comer juntos?

-Sí, claro- Respondió torpemente cuando pudo reaccionar, Lolito solo sentía que su día mejoraba y mejoraba

Ese día Mangel comió en la oficina de su jefe, hasta ese momento solo había estado una vez ahí cuando este mismo le contrato hace 3 meses, el lugar lucia igual que lo recordaba, aunque siempre pensó que se veía un poco plano y sin vida ya que no había ni una sola foto o decoración más allá de un reloj y la pintura de una ave en una jaula que le hacía sentir observado

-Perdona el desorden, casi no viene gente aquí y no me gusta comer enfrente de otros- Dijo Lolito mientras quitaba una pila de hojas de los asientos que casi nunca usaba

-No te preocupes, mi departamento está peor- Bromeo mientras tomaba asiento y sacaba su comida, que eran unos simples macarrones con queso que habían sobrado de la cena de ayer

Mientras que Lolito sacaba unas verduras cocidas con arroz y lo que parecía una albóndiga, no sabía porque, pero siempre se había imaginado que su jefe salía a comer a algún lado o que comería algo muy excéntrico y elaborado, todo lo contrario, a lo que estaba viendo

-Wow que pintas tan buenas tienen tus macarrones- Hablo Lolito rompiendo así el silencio que se había generado mientras sacaban su comida

-Ah, pero si solo son unos simples macarrones de ayer, no es nada muy allá- Respondió Mangel sintiéndose cohibido por el elogio de su superior, que no todos los días un chef de alto nombre y una estrella Michelin te decía que tus macarrones con queso se veían buenos

-Ala que dices si se ven súper buenos- Respondió mientras se comía apresuradamente la albóndiga que había llevado ese día para la comida, si tan solo hubiera sabido que ese día invitaría a su platónico a comer con él para nada habría llevado carne, no quería dar una mala primera impresión, ¿No?

El recetario de LolitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora