Miércoles -- En la tarde

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-¿Ya empezaste a hacerlo, dattebayo? –estiró los dedos de sus pies, envueltos en calcetines blancos, pulcramente blancos, gracias a él. Porque su mamá lo mataría si no los lavaba como era debido. Jaló la almohada con funda amarillo crema para recargar su cabeza y cerró los ojos, la música que Sasuke ponía lo hacía dormir.

-Sí. –él estaba en su escritorio terminando la tarea, dándole la espalda, con la música instrumental en la computadora y el ventilador refrescándolos a los dos además de la ventana abierta.

-Que aburrido... -le criticó. –Lo de hoy es hacerlo a último momento, sí señor. –se puso boca abajo.

-No es como si fuera difícil, solo quiero sacarlo de mi agenda para tener tiempo libre.

-¿Para qué? –se emocionó.

-Estudiar.

-Joder, que aburrido. –regresó a su posición boca arriba y cerró los ojos otra vez.

-¿Por qué no inicias?

-... Me da pereza.

-Últimamente todo te da pereza.

-Ya te dije que sí voy a venir a estudiar cálculo. –le sonrió enternecido.

-¡No lo decía por eso! –claramente lo decía por eso.

-Sasuke, quiero salir a algún lado, me aburro.

-¿No tienes más amigos?

-Sí, muchos, dattebayo. Pero quiero salir contigo.

-Pues estoy ocupado.

-Por eso debes hacer un espacio para Naruto en tu agenda. –Se quejó casi lloriqueando. –No me ignores tanto, soy frágil y me rompo. –Aniñó la voz para escucharse tierno pero no recibió respuesta por unos segundos. -¡Quiero salir, dattebayo!

-¡Pues lárgate! –apuntó a la salida de la habitación.

-Argh... -miró todo el lugar y tomó la almohada, lanzándosela con fuerza hacia la cabeza. Sonrió al verlo recibirla sorpresivamente.

-Naruto...

-¡Estoy aburrido, dattebayo! –brincoteó en la cama y lo vio ponerse de pie con seriedad. -¿Qué? –el golpe en la cara también le llegó de sorpresa a él. –Con que esas tenemos... ¡Pelea de almohadas! –alargó la mano para alcanzar la otra.

-No... ¡No! –recibió el golpe y lo contestó.

Sasuke decía mucho que no, pero rara vez le negaba algo. Por eso sabía que era su mejor amigo, porque era capaz de muchas cosas que no mostraba a nadie más, como esas sonrisas o el hecho de subirse a su propia cama y destenderla con tal de ganarle en la lucha.

Con él no se sentía adulto, no le llegaban las presiones de la edad ni tenía que fingir ser maduro, podía lloriquear y quejarse, podría exigir un chocolate y luego jugar a policías y ladrones, todo en esa habitación, sin que nadie les molestara.

Con él ahí, el tiempo no pasaba.

Con él, la tarea esa no era tan importante como últimamente todos la veían.

Al diablo el proyecto de vida, él solo quería jugar con Sasuke y ya.

Le aplastó la cara con la almohada y luego de unos segundos, la quitó, encontrando al Uchiha recostado con los ojos cerrados.

-¿Te moriste, dattebayo?

-Contigo encima, posiblemente sí, de aplastamiento de órganos. –Empujó un poco. –Tengo que terminar la tarea. –Se masajeó el cuello. -Y tú también. –Le picoteó el pecho.

-Por eso, estoy esperando que acabes para que me la pases, dattebayo.

-¿Y en la universidad quién te la va a pasar? –se deslizó hasta bajar de la cama y caminar a su silla.

-... Seguro nadie, pero está bien. –abrazó la almohada.

-¿Está bien? ¿Planeas ser responsable ahí?

-Planeo no ir a la universidad.

-¿Qué dices? –le miró interesado.

-No quiero ir.

-... ¿Por qué no?

Se permitió analizarlo, o fingir en su cabeza que lo hacía cuando de hecho estaba más resuelto a pensar en todas las veces que provocaba esa mirada de incertidumbre e interés en su amigo.

De las primeras veces que la causó, le dio gracia verlo así, puesto que a veces parecía que estaba pintada su expresión eterna de hastío o seriedad, pero lograba decir o hacer algo interesante o raro él y ¡bam!, Sasuke de pronto era su presa y sus pupilas se dilataban y lo era todo en su cabeza.

-No sé...

-¿No sabes qué?

-No sé qué quiero estudiar. No sé si quiero estudiar más. Hay gente... que nacimos para otra cosa, creo, dattebayo. No creo ser capaz de seguir estudiando... no sin... -quedó en silencio, si continuaba la frase sería complicado de manejarlo: "No sin ti para hacerlo más ameno", no, sonaría extraño.

-... Por eso no quieres hacer el proyecto de vida. –asintió analítico y se sentó.

Ya no hubo más charla, le subió incluso el volumen a la música y Naruto tuvo una buena siesta antes de la cena en la casa Uchiha. 

Proyecto de vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora