Miércoles

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-Por favor, dattebayo. –le mostró las revistas como tributo.

-Mmmm... ¿en serio? A tres días, no, dos días... dos días y esperas que te ayude en serio... que problemático.

-Mira esta, es de colección, me la regaló mi abuelo pero como no me gustan, pues te las regalo a cambio, dattebayo.

-¡¿Y yo para qué quiero ver mujeres de cuarenta desnudas?! Ya tengo una novia y... bueno... sería un problema si las encuentra en mi habitación.

-... Entonces... haré la limpieza de tu casa, dattebayo.

-¿Por qué no le pides a Sasuke que te ayude?

-Son días sagrados.

-¿Sagrados?

-Itachi viene de visita, no lo quiero interrumpir, es su tiempo con él. Además, es complicado... -soltó con miedo a que no fuera bien recibida su honestidad. –Sasuke lo complica todo.

-... Me imagino. –miró una revista. –Bueno, sé de alguien que pagaría bien por estas.

-Son de calidad, ni siquiera están sucias, dattebayo. –se las acercó más por el suelo en el que estaban sentados.

-Qué asco. –las guardó en su mochila. –Bien, lo intentaré.

-¡Sí! –lo abrazó un ratito y luego se separó haciendo un reverencia. –Oh, gran dios de las materias.

-No molestes. –cerró los ojos y recargó su cabeza en la pared que tenía atrás, regalándoles sombra en el patio trasero, con los jugadores de futbol frente a ambos. -¿Y qué tienes de avance?

-Oh, bueno... -sacó su libreta mostrando su discursillo.

-Esto no es nada.

-Pero es lo que tengo, dattebayo...

-Naruto... un plan de vida, recuerda... -bostezó y miró con pereza a los jugadores, siguiendo el balón. –Es un proyecto donde estableces no solo planes a corto, mediano y largo plazo, sino que hablas sobre tus competencias, sobre tus intereses, principios, valores y demás...

-Esa es la parte difícil, dattebayo. –ya le estaba doliendo la cabeza y el estómago, seguía sin comprender del todo su miedo al futuro.

-Escucha... -le quitó la libreta y hurgó en la mochila por una pluma. Anotó con rapidez lo que se dictaba. –Te haré un plan en escalera, debes responderlo hoy mismo ¿de acuerdo? Piensa bien en estas cosas. Identifica primero tus características personales, tus fortalezas y debilidades... en todo...

-¿Todo?

-Escuela, trabajo, familia, amigos, social, emocional... en todo.

-Es mucho. –se quejó ya imaginándose la larga lista.

-Por eso fueron dos semanas.

-Cállate. –le quitó la libreta.

-No, no, no... aún falta.

-¡¿Mas?!

-Después define tus sueños, objetivos y metas. Puedes imaginar algunos modelos a imitar, ¿de acuerdo? No solo qué quieres ser de grande, sino quién quieres ser de grande. Trata de comparar tus ideas con tus propios valores, de qué eres capaz, de qué no eres capaz.

-Bien...

-Luego de eso... -siguió anotando a pesar de los gestos de dolor del pobre rubio a su lado. –Vas a trazar un plan de acción, hazlo por puntos, simples. Así como... si vas a ir a la universidad tienes que: -esperó una respuesta pero el pobre chico frente a él estaba confundido. –Terminar la preparatoria, estudiar para el examen, hacer los papeleos correspondientes... cosas así, ¿entiendes?

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