Lunes

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Lanzaba la pelota y apostaba por dónde caería porque el sol estaba cegándolo con su brillo, aun así, la sostenía mágicamente en su mano cuando la gravedad hacía su trabajo. Una y otra vez, escuchando la música de su celular a todo volumen, reposado en su pecho.

Fue así, en ese estado de tranquilidad, cuando fue interrumpido por una presencia pero era un chico sumamente relajado, ni siquiera se inmutó un poco, mucho menos cuando reconoció el ritmo, los pasos.

-¿No vas a entrar a cálculo de nuevo? –se sentó a su lado, mirando el pasto amarillento por la trágica fuerza de los rayos del sol que ya quemaban. Era Sasuke, claro, si se ausentaba mucho, le buscaba.

-Ya reprobé... -se lamentó con una sonrisa.

-Si sigues faltando, me parece que sí.

-Sasuke... faltemos a la clase, dattebayo. –Le invitó buscando tocarle con su mano libre, palpando el pasto hasta toparse con su zapato y darle dos golpecitos amistosos sobre las agujetas.

-¿No te importa reprobar en serio?

-La vida es más que la escuela.

-La vida requiere la escuela. No directamente, pero sí que es necesaria. –Tomó el teléfono con música y redujo el volumen. -¿Y tus audífonos?

-Auriculares, Sasuke. Ostias, tío, que no sabes... –le corrigió con una sonrisa traviesa haciendo referencia a sus nuevos conocimientos de España gracias a sus youtubers favoritos, incluso imitando su acento. Cosa que sabe que Sasuke odia.

Odia que lo corrijan.

Odia que sea feliz, quizá también.

-¿Dónde están? –le cuestiona apagando la música para dejarlo a un lado de su cuerpo.

-Se murieron. Estaba corriendo de regreso de la tienda y los pisé, quedaron hechos mierda, dattebayo. –explicó y se giró para quedar boca abajo, la luz aun le molestaba para verlo. Esperó unos segundos, podría dejar los ojos puestos en él, así de fijamente, por largos minutos pues el chico frente a él estaba acostumbrado a la atención. –Saliendo, me esperas, quiero ir a comprar unas cosas, vamos al centro.

-No tengo ganas. –bostezó observando a su alrededor el territorio de la escuela.

-Pues te jodes, porque yo sí. Y esto que tenemos se llama amistad, dattebayo. –Se sentó de repente y puso una mano sobre su frente para darle sombra a sus ojos. –Quiere decir que a veces yo hago cosas buenas por ti, y a veces tú haces cosas buenas por mí. Sé que te resulta difícil porque eres un mendigo alienígena pero tienes que acoplarte, dattebayo. -Sasuke era su mejor amigo desde la mitad de la primaria, luego de que notaran que en sus peleas siempre habría un empate.

Además, nadie aguantaba al amargado como él.

Y nadie más lograba llegarle al ritmo de Naruto además de Sasuke.

Después de entender eso, la vida hizo el resto, colocándolos en las situaciones que alimentaron su confianza y conocimiento uno del otro.

Y henos aquí.

-Odio el sol. –se quejó el pelinegro casi haciendo un puchero, si no fuera por la rigidez de su conducta, controlando cada gesto de su cara.

-Eres un vampiro... -le abrió la boca de improvisto. -¡¿Colmillos?! ¡Ya salgan!

-¡Suéltame! –lo empujó para luego ponerse de pie y empezar la carrera hacia el edificio de su clase de cálculo. De manera indirecta lo había convencido de ir con eso. 

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