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Pueden leer escuchando esta canción, la encontré gracias a un dorama japonés que se llama un litro de lágrimas, si quieren ver el dorama se los recomiendo mucho. Esta canción está en la playlist de esta fanfic, que publicaré al final del libro.


Cuando miras una película romántica, cuando lees un libro de amor, entre adultos, entre jóvenes, entre heterosexuales, entre homosexuales, mayoritariamente, terminan con un final feliz donde se dan cuenta que son almas gemelas, que no pueden estar separados y demás. Un final feliz, en pocas palabras.

Sin embargo, de eso no va mi historia de amor. Supongo que debía informar acerca de ello, ¿no? No lo vi venir, así como tampoco imaginé que estaría en coma y que perdería a mi verdadero amor en un parpadeo.

Aun cuando estemos separados por una multitud, veremos el mismo cielo.

Y cuando el viento sople, ambos sentiremos el mismo frío.

Tampoco imaginé que pasaría una semana con él llena de besos, mimos, caricias y recuerdos. Una semana en la que, al llegar de mi trabajo, solo éramos Jeon Jungkook y Kim Taehyung, en una burbuja creada por nosotros mismos, tan bonita y utópica. Tan mágica. Pero era una burbuja, al fin y al cabo.

Desgraciadamente, Jungkook no podría quedarse conmigo, y no porque sus padres estuviesen en contra, o la sociedad, o el mundo en general. Si no, porque él ya no pertenecía a este mundo. Ya no me pertenecía, aunque él reinara en mi corazón, Jungkook en algún momento tendría que irse, tendría que partir y dejarme solo.

Si no podemos ser nosotros mismos, entonces la felicidad y la tristeza son solo mentira.

Y mientras me encuentro sentado en mi patio, mientras escucho a los grillos cantar, mientras la luz de la luna brilla encima de mí, mientras el frío me cala los huesos, mientras son las dos de la mañana, Jungkook está fuera, Jungkook está cumpliendo el objetivo que lo mantiene aún aquí.

Jungkook está vengándose.

Posiblemente, está persiguiéndolo, atormentándolo. Posiblemente el tipo que me golpeó la cabeza y me provocó un coma está ahorita mismo rogando perdón. Quizá también está temblando al saber que tiene a un muerto justo enfrente de él, y que él estará en la misma situación. Quizá está pidiendo piedad, y Jungkook no lo escuche, porque está cegado de odio, de dolor, de amargura y de miedo.

Mi Jungkook es un extraño y un conocido a la vez. Cuando está conmigo, es el mismo hombre del que me enamoré en un invierno. El mismo hombre que le gusta que lo traten como bebé, que le gusta abarcar poco espacio y hacerse una bolita, el mismo que se cubre las orejas cuando está nervioso, que alza sus manos y puños cuando está emocionado. El mismo que tiene una sonrisa de conejo y los labios rosas, la nariz elegante y las cejas perfectas. Es el mismo que echa la cabeza hacia atrás cuando se ríe, que muestra todos sus blancos dientes cuando sonríe.

Lo primero que hice fue acariciarte, tomar tus manos entumecidas.

Eso nos mantenía unidos.

Y es un extraño cuando se desvanece, cuando su mirada se oscurece, cuando toda su alma y conciencia es ensombrecida por una enorme nube negra llena de arrepentimiento, culpabilidad y venganza.

Posiblemente, pienses que estoy enamorado de un monstruo, pero aún si lo fuera, es mío. Y pensar que estuvo tanto tiempo solo cargando con la muerte de mis abuelos, creyendo que ha sido su culpa que ellos hayan fallecido y que yo haya estado en coma, solo me destroza.

En la Eternidad 🖤 TaeKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora