015

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Solo habían pasado dos semanas cuando a Jungkook y a mí nos cortaron la felicidad y la tranquilidad.

Yo había llegado del trabajo, estaba escuchando música en mis audífonos cuando salí al patio buscando a Jungkook por toda la casa. Cuando me di cuenta, el huerto estaba abierto, así que entré esperando encontrarlo. Y ahí estaba; acuclillado en el suelo, con una cesta tirada a su lado y fresas desperdigadas en el suelo, fresas grandes y rojas. Su rostro estaba sin expresión y tenía una mano estirada hacia el suelo.

"¿Jungkook? ¿Qué pasó?" él alza la mirada.

"Y-yo" dice y agita su mano. "Se me cayó la cesta."

"¿Por qué no la has levantado?" me parecía extraño y lo que el dijo me dejó helado.

"No puedo" responde y se levanta estirando las manos hacia a mí y ellas me traspasan. "No puedo materializarlas, no sé por qué."

Trato de sostenerlas, pero las puedo traspasar, como cuando tratas de tomar la luz. Me quedo helado, lo miro.

"¿Te sientes mal?"

"Me siento extraño" dice y yo comienzo a preocuparme.

"¿Será que es porque ya no has asesinado?" pregunto, y, por muy cruel que suene, si es así, prefiero que vaya a buscar más criminales.

"No lo sé... No tengo los impulsos ya" comenta y luego, sus manos se apoyan en mis pechos. "¡Ya ha pasado!" dice aliviado y me sonríe, pero yo no estoy seguro. "Quizá... Quizá sea por estar materializado tanto tiempo; antes de que vinieras solo lo hacía para matar."

"¿Tú crees?"

"Todos tenemos límites, ¿no?"

Y me convence, asiento suavemente antes de besar sus labios y luego nos ponemos a levantar las fresas. A la hora de la cena, preparamos un banquete para ambos, nos esforzamos por hacerlo romántico y luego nos sentamos en el suelo para comer, para olvidarnos de todo. Me pregunta sobre su día, y yo hago lo mismo con él.

Todo está bien, todo es tan agradable.

Hasta que al día siguiente vuelve a pasarle lo mismo.

"No puedo cerrarla" dice entrando a la sala y yo lo miro desde el comedor donde estoy decorando un pastel. Frunzo el ceño.

"¿Qué no puedes cerrar?"

"El gallinero" sigue caminando hasta que traspasa la mesa, el pastel y hasta mi persona. Me giro y lo miro; un gesto de preocupación plasmado en su rostro. "¿Puedes cerrarlo tú?"

Suelto la manga pastelera y me acerco a él, pero no puedo tocarlo.

"Jungkook, ¿te sientes bien? No me mientas..." le pido y él suspira.

"No, realmente" responde y veo sus puños cerrarse. "No sé que pasa. Yo... Hoy en la mañana vi uno de esos monstruos. Y no sé... No sé si estoy abusando de mis poderes o algo..."

"Podríamos... Podrías ir a, ya sabes, a un criminal, quizá sea eso" propongo y él ladea la cabeza.

"¿Otra vez? No quisiera volver a eso..."

"Y yo no quiero que te vayas, ¿tú quieres irte?"

"No" responde. "No quiero dejarte."

Y, quizá, debí darme cuenta de que 'no querer dejarme' no era lo mismo a 'no me quiero ir'. Quizá debí notarlo cuando estábamos en ese callejón a las 3 de la mañana, mientras Jungkook acorralaba a un secuestrador de niños y lo mataba de manera dolorosa. Quizá debí notarlo cuando él regresó.

En la Eternidad 🖤 TaeKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora