capitulo 12: El Wybern de Invierno parte 1: quienes somos

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El miraba con cierta neutralidad el oscuro brillo de la luna en aquel cielo despejado, en aquel acantilado congelado la luna llena siempre se miraba de manera particularmente grande, casi como si fues veces más grande de lo normal, la nieve cubría el piso con una capa blanca impoluta haciendo que el frio se atornillara profundamente en los huesos de los soldados que se mantenían atrás de él, sin embargo, él solo requería de sus ropas básicas de colores ocres y de su armadura de color negro para abrigarse a gusto, la brisa del lugar hacia que su cabello negro hasta su cintura hondease levemente, obligándolo también a limpiar sus gafas, si algo le molestaba era que se empañase su vista, era una sensación desagradable

-estamos aquí, mi señora…- anunciaba el arrodillándose ante la persona que estaba al borde del acantilado

Una mujer alta de cabello negro como el vacío y piel morena, sus ojos negros brillaban con intensidad mientras una sonrisa amplia y confidente era dirigida a el, la armadura de ella era más pesada que cualquier otra que hubiese visto, y sin embargo, parecía que a ella no le costaba esfuerzo alguno llevarla, quizás era su actitud jovial o la energía que ella siempre desprendía, pero para el líder de esa escuadra, ella era un faro luminoso que brillaba en medio de la oscuridad en la que estaba sumida el mundo por la intensidad de aquella guerra sagrada que ya había tomado la vida de muchos amigos y enemigos, no sería una sorpresa que el destino fuese igual para ellos pronto

Sin embargo, él no lo permitiría, su vida era un precio mínimo a pagar si aquello garantizaba la supervivencia de la mujer frente a el

¿Estaba enamorado de ella? No, ella ya tenía su familia a parte así como el, alguien de una casta menor como él no tenía derecho a estar junto a alguien de rango tan superior y él lo entendía perfectamente, lo suyo simplemente era devoción pura, una lealtad inquebrantable y una fe pura en el mando de la mujer más poderosa jamás conocida

-te has tardado lo tuyo en llegar…- saludaba ella ordenándole a que se levantara con su mano

-ha sido difícil, la perdida tantos aliados de las distintas familias nos ha obligado a estar en más batallas de las que habíamos calculado, perdone mi incompetencia, la responsabilidad es totalmente mía…-

La morena simplemente reía tapando su boca con su puño

-no tienes que disculparte, solo bromeaba, sé muy bien por lo que han pasado, gracias por atender mi llamado tan pronto…-

El sujeto simplemente reclinaba su rostro de nuevo

-¿para qué es requerida nuestra presencia mi señora?-

Ante la pregunta, la peli negra volteaba a mirar al fondo del barranco donde el agua fluía cristalina, meditando

-los he llamado por que se ha propuesto una tregua momentánea entre las tres facciones…-

Ante aquella afirmación el peli negro abría sus ojos a mas no poder, al igual que los soldados tras el

-¿Cómo dice?...-

La mirada de la líder de ellos ganaba un temple serio, meditabundo

-la han propuesto los ángeles caídos…- comenzaba ella clavando la punta de su enorme mandoble en el piso -…durante las últimas batallas ha habido perdidas abismales entre las filas de todos nosotros, sin embargo, no ha sido por los combates como tal, han sido por culpa de terceros, unas criaturas que no creímos que terminaran involucrándose…los dragones-

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