𝘗𝘰𝘨𝘶𝘦 𝘓𝘪𝘧𝘦 -Pausada

𝘗𝘰𝘳 𝘲𝘶𝘦 𝘮𝘦 𝘨𝘶𝘴𝘵𝘢𝘴

Antes del huracán y de toda la trama de la serie, Kiara no está saliendo con Pope, aún no han empezado a buscar el oro. En la primera semana de verano.

×××

Kiara abre la puerta de la casa de John B empujandola con el codo. Tenía ambos brazos cargados de libros que había recogido de la biblioteca municipal.

Ve a JJ tumbado en el sofá, con un cigarro entre los labios, tarareando en voz baja alguna canción. No se había dado cuenta de la llegada de la morena, así que ella se acerca despacio a él, sin hacer ruido.

Deja todos los libros caer en la mesa al lado del sofá, haciendo que JJ salte asustado, y que el cigarro se caiga al suelo.

—¡Joder, Kiara! —exclama él, agachandose a recoger el cilindro de papel ahora apagado.

Ella lo mira con ambos brazos en la cintura y el ceño fruncido.

—¿Qué? —cuestiona el rubio.

—¿No tenías nada que hacer hoy, JJ? —pregunta ella, girándose hacia la enorme pila de libros infantiles.

Él cae en la cuenta de inmediato, cierra los ojos y se lleva al pelo ambas manos. Kiara le había pedido ayuda para llevar un puñado de libros para niños de la biblioteca a un centro infantil en el Sur, ya que allí no tenían dinero para comprarlos. Iban a contarle cuentos y leerle los libros a los niños.

—Lo siento, Kie. Se me ha olvidado completamente.

—No me jodas —dice ella, con ironía.

—Lo siento —se disculpa él, levantándose del sofá.

Ella asiente, entrecerrando los ojos.

—Ya. Es que no puedo contar contigo con nada.

Kiara se gira y camina hacia la puerta, dispuesta a marcharse.

—¿Donde vas? —pregunta JJ, saliendo detrás de ella.

—A buscar a John B. Él por lo menos se acuerda de cuando le pido ayuda.

—No, no, perdón. Te ayudo ahora, ¿vale?

—No, no vale. Ahora no quiero tu ayuda —se queja ella, cruzandose de brazos obstinada. Estaba cansada de perdonarle las cagadas a JJ.

JJ suspira, molesto.

—Pues vale, vete con John B —cede él, haciendo un gesto con su barbilla para que se marche.

—Eres un capullo —asegura ella—. Me dejas plantada, hago el ridículo, y ahora encima te enfadas conmigo.

—¿Que quieres que haga, Kie? —cuestiona JJ, acercándose a ella y empujandola ligeramente por el hombro—. ¿Arrodillarme ante ti? Oh, la reina Kie. Si no se hace lo que ella dice, como dice, cuando dice, no está bien.

Ella abre mucho la boca, y lleva su mano al hombro de JJ para empujarlo de la misma manera.

—Quiero que estés a tiempo cuando te pido algo, que respetes lo que me parece importante, que no te burles de mí —enumera ella, girando su cabeza un poco—. ¿Es mucho pedir? ¿Que seas un amigo normal?

—¡Pues lo siento, Kiara, no soy un amigo normal! —exclama él, elevando los brazos de forma teatral.

—Argh, ¡es que estoy cansada de que seas tan inconsciente! —exclama ella—. ¡El mundo no gira a tu alrededor, JJ! ¡No todos van a perdonarte siempre todo lo que hagas!

—¡Como si me importara! —grita él.

—¡Eres un niño! —acusa Kiara, plantando su dedo índice en su pecho—. ¡Inmaduro, infantil y estúpido!

—¿¡Por qué te importa tanto que te acompañe!? —cuestiona él, apartándola de un empujón.

—¡Por qué me gustas! —grita ella, rindiendose—. Por qué quiero pasar más tiempo contigo, y quiero hacer contigo las cosas que son importantes para mí. ¿Es mucho pedir?

JJ se queja callado. Ella baja la mirada, aplanado sus labios y con las mejillas ardiendo.

—Kie —murmura el rubio.

Ella no se atreve a levantar la cabeza.

Siente la mano de JJ en su hombro, y la otra en su barbilla. El rubio eleva su rostro, y hacen contacto visual. Kie lleva sus manos a la espalda de JJ, y ambos se acercan despacio, sintiendo las chispas.

Sus narices rozan, y JJ ve como Kiara cierra lentamente sus ojos. Se acerca a sus labios y cuando rozan, Kiara siente que puede por fin respirar.

Sus labios se unen en un beso eléctrico que le da la vida a JJ. Kiara abraza la espalda del rubio y este coloca sus manos en la nuca de Kie, acariciando el nacimiento de su pelo rizado.

JJ estaba completamente destrozado, eso ella lo sabía. Sabía que tenía problemas por todas partes, y cicatrices emocionales que nadie podría curar nunca. Pero que podía decir, estaba enamorada de él y de sus traumas.

—¿Que cojones?

Ambos se separan de inmediato, y se giran hacia John B y Pope, que los miraban con los ojos como platos.

—¿Y la regla de "no rollos entre Pogues"? —cuestiona John B, fijándose en Kiara.

Ella esboza una sonrisa de lado, incómoda.

—A la mierda la regla, ¡lo he conseguido! —exclama JJ, levantando ambos brazos.

Pope frunce el ceño y Kiara se gira hacia el rubio. Este asiente y le roba un beso a la morena, que abre mucho los ojos, sorprendida.

—¿Que...? —empieza Pope, pero JJ le interrumpe.

—Shh —le manda a callar él—. Déjame disfrutar el momento.

Kiara pone los ojos en blanco, con ambas manos en los bolsillos de sus vaqueros.

—Vale, JJ, eh... —empieza ella, negando con la cabeza.

El rubio se agacha de improviso y coloca a Kiara sobre su hombro izquierdo, cargandola como un saco de patatas.

—¿Que cojones, JJ? —exclama ella, agarrándose a la tela de su camiseta para no caerse.

—Hasta nunca, chavales —se despide el rubio, haciéndoles a Pope y a John B un signo con el dedo índice y el corazón.

Cruzan la puerta de la casa de John B, JJ más contento que una perdiz y Kiara con la frente pegada a la espalda del rubio, rendida.

—¿Cierras la puerta, amor? —pide JJ.

Ella suspira, y empuja con la palma de su mano la puerta de madera.