Prólogo

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¿Conocéis esa sensación de estar en la cima de una montaña rusa a escasos segundos de ver venir un montón de bajadas de infarto y loopings sin final? 

En eso se convirtió mi vida en ese segundo, sin bajadas, sin loopings simplemente en esa sala de espera, con doce sillas de plástico desgastadas en los reposabrazos de cuero bajo esas blancas paredes que me engulleron hacia la atracción sin frenos que se convirtió mi vida.

A diferencia de la montaña rusa, no fueron segundos, ni minutos. Fueron días, semanas incluso meses en los que sentí encima de esa maldita atracción que se había convertido mi vida. Sin stop, ni botón de emergencia simplemente seguía allí arriba dando vueltas sin poder parar. 



47 díasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora