Capítulo 2

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HARPER



Llevaba media hora en ese despacho sin ser capaz de entender a que habían venido aquí exactamente, no había podido dirigirles la mirada a ninguno de los tres, incluso ni a Paul que cada vez estaba más nervioso.

No decía nada, solo me limitaba a mirar a través del gigante ventanal de este despacho, donde se podía ver toda la calle 49 en su largo y a tan solo unas manzanas se alzaba el Rockefeller center, haciendo de estas vistas realmente espectaculares.

Sabía que esa mujer me miraba de reojo, igual que lo hacían su marido e hija esperando que respondiera a todo lo que decían. Pero no lo hice hasta que cruzaron una línea, hablaron como si me conocieran. 


    - No pienso hacerme cargo de vuestros problemas.


Se hizo el silencio a mi alrededor ante mis palabras, mi voz salió realmente amenazante y seca. La verdad, quería hacerles daño. Quería que se hicieran cargo de que ellos no estuvieron cuando mi madre intentó volver... así que ahora no podían esperar que yo hiciera lo contrario de lo que ellos habían hecho. Miré el reloj de mi muñeca y apartando la mirada de la ventana la conduje al rostro Paul.


     - Me voy, tengo cosas mejores que hacer.

     - Esp... - empezó Paul, lo iba a cortar pero esa mujer se adelantó.

     - No te estoy pidiendo que nos ayudes, simplemente... simplemente creemos que como tu madre mantuvo su parte queremos que formes parte de la familia.

Se hizo el silencio por unos segundos que me parecieron horas. Por mi cabeza pasaron tantas imágenes, pensaba que me caería redonda al suelo pero no lo hice.

Todos y cada uno de esos recuerdos eran únicos y bonitos a su forma, eran los que me hacían seguir adelante, así que cuando clavé los ojos en esa mujer, ella simplemente los apartó bajando la mirada sin poder aguantarla en mi.

Mis ojos hablaban, pero no me callé, por primera vez quería dejarle claro cosas a la que legalmente era mi tía.

     - Me importa una mierda quienes seáis, o que haya heredado la parte que supuestamente le tocaba a mi madre y que ella mantenía. Por mi parte podéis quedaros con todo eso. No os conozco y no quiero conoceros. No quiero saber nada de las personas que abandonaron a mi madre cuando ella decidió seguir su sueño o cuando yo nací, y aún menos os dignasteis aparecer cuando su vida se estaba terminando... - respire hondo para controlar mi voz al notar que se me rompía. Me acerqué a esa mujer que lloraba y se fregaba los dedos entre sí nerviosamente mientras su marido se ponía de pie y la abrazaba por la espalda. Sentí una punzada en el pecho al ver esa imagen y no terminar de decir todo lo que pensaba.

Respire hondo y me di la vuelta hacía la puerta cuando la voz de esa chica mi supuesta prima se escuchó, por primera vez.

     - Aunque no lo quieras somos familia, y mi tía no se quiso deshacer de la casa y la parte de sus orígenes, así que tienes que hacerte cargo...

Me paré a escasos centímetros de la puerta del despacho de Paul, agarré fuertemente el pomo de esa puerta conteniendo mi rabia y las lágrimas que querían brotar de mis ojos por la impotencia. Estaba hecha un laberinto de sentimientos y emociones, pero sin duda sabía mantener el tipo y aguantar las ganas irrefrenables de llorar enfrente de ellos, era necesario.

Me serene lo suficiente como para enfrentarlos nuevamente, me giré y los miré, primero a mi abogado y después a esa chica, mi prima. Le sostuve la mirada y ella no apartó sus azules ojos de mi,yo tampoco lo hice. Sin apartar la mirada de ella y pasando mis ojos por sus padres di órdenes exactas a Paul. Él se ocuparía del resto.

47 díasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora