Prólogo

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Tres segundos fueron suficientes para darme cuenta de que mi vida estaba a punto de acabar.


Tres segundos más para encontrarme bajo las latas de lo que momentos antes fue mi auto, cubierta de vidrios y por supuesto, sangre. Mucha sangre.

Lo siguiente que recuerdo es el sonido de la ambulancia y un grupo de personas a mi alrededor preguntándose qué fue lo que ocurrió, sin embargo, ni siquiera yo lo tenía claro.
Intenté encontrar respuestas en mi mente pero fue imposible.

El dolor poco a poco fue desvaneciendo, los gritos y sonidos cada vez se hacían más lejanos y todo a mi alrededor se volvió negro, este era mi fin. O al menos eso creí.

Tres segundos para encontrarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora