Capitulo 20

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Los chicos resultaron ser muy agradables conmigo, menos Kyle, quien se mostraba algo alejado de mi. ¿Qué sucederá? Sabía que James les había contado lo que me hacían en la escuela y lo que me hacía mi padre. También lo que sabía de mi.

James me sentó junto a él en uno se los sofá de la casa, mientras me explicaba junto con los demás todo lo que debía saber. También James me hizo prometer que no le contaría nada a nadie, sobre todo menos a sus padres, quienes no sabían nada.

A los pocos minutos de haber llegado, habían comenzado a sonar truenos y relámpagos nuevamente, prometiendo una nueva y fuerte tormenta. James me había dicho que lo más probable era que sus padres no llegarían esa noche por Jazmin, para que no salga al frío para llegar aquí.

—Lo mejor será que nos vayamos ahora.
—¿Ir a dónde?

Me miraron y James, luego de un suspiro, me comenzó a relatar el problema que habían tenido con otra banda: The Red Hand. Y que habían dicho que los matarían a todos, uno por uno. Me estremecí con tan solo escuchar la palabra ‘’matar’’.

—Es por eso que nos iremos a nuestra base para planear algunas cosas. Venimos para llevar a James.
—Pero yo no pienso dejarte sola. Tú vienes conmigo —espetó James.
—¿Qué? —pregunté, algo nerviosa. ¿Ir con ellos a su ‘’base’’? 
—Ya es hora de irnos —señaló Michael, mientras se levantaba y comenzaba a caminar a la salida. Kyle salió tras él, al igual que Jason y Marcus. Jared me sonrió mientras se levantaba y estiraba perezosamente.

—¿No querrás abrigarte primero, linda? —me preguntó él.

Miré mi atuendo. Llevaba unos jeans, la blusa de antes y una bata sobre los hombros. Asentí, mientras miraba a James.

—Espérame un momento, ¿vale?
—Está bien, pero apresúrate.

Asentí, mientras me apresuraba hasta llegar a la habitación donde me quedaría. Me quité la bata y la blusa, remplazándolas por una camiseta manga larga y un abrigo que era de Marie. Me calcé con unas botas y salí de allí para bajar por las escaleras.

Hace mucho tiempo que no usaba algo tan cómodo en los pies. Lo único que tenía eran aquellas viejas deportivas que me apretaban por todos lados en los pies. Estas botas que Marie me había regalado luego de unos minutos de haber llegado aquí después del hospital eran perfectas. Tibias, suaves y ligeras sobre mis pies. También se sentía bien poder estar abrigada como se debe.

James se había puesto una chaqueta de cuero negra, y me esperaba en la sala. Estaba solo y tenía las llaves de su Camaro y las llaves de la casa.

—Vámonos, cariño, que nos esperan —me sonrió.

Salimos los dos y yo esperé a que James cerrara la puerta de la casa para poder ir a abrir su Camaro. Me subí en el lado del pasajero y James se subió detrás del volante. Partimos luego de que él encendiera el motor con un rugido por parte de éste.

(…)

El barrio en el que estaba su ‘’base’’ era oscuro y silencioso. Tres autos estaban ya estacionados frente a una construcción que se notaba, que estaba abandonada. La pintura era de un desgastado azul, las ventanas tapadas por maderas. James apagó el Camaro luego de estacionarlo detrás de una camioneta negra y se bajó. Yo me bajé luego.

El frío era muy notorio, por más que uno estuviera bien abrigado. El viento movía los cabellos sueltos de mi moño sobre mi cabeza, congelando las puntas de mis orejas y nariz. James me tomó de la mano y me guió dentro, donde se lograba percibir un fuerte olor a humo y marihuana. Tosí.

—¿Estás bien? —me preguntó él— El olor es desagradable, pero luego te acostumbras.

Asentí. James me llevó sin soltarme la mano hasta una pequeña salita, donde había un sofá de cuero desgastado y unas sillas. Todos estaban allí.

Sálvame (James Maslow y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora