Primera noche.

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Empecé sentirme mejor, increiblemente. Miré mis manos y no pude saber cuantos dedos tenía. ¿Doce? ¿Quizás quince? Eso no lo sabía pero lo único que sabía que esta mierda me hacia olvidar todo. Esuchaba la música desde aquí aunque estuviera lejos, ¿o estoy cerca? La música se seguia filtrando por mis oidos y me puse a bailar como si la vida me fuese en ello. Movía mi cintura a un ritmo hipnotizante y al compás movía a veces mi cabeza haciendo mover mi pelo de un lado para otro. Sentí unas manos en mi cadera agarrandome y atrayendome al cuerpo del individuo. Sentía su pecho en mi espalda, podía sentir su pulso. Bueno, aunque no sé si era el mío o el suyo, quién sabe. Sus manos me hacían un suave masaje, wow parece las manos de Pie Grande, con esos dedos desvirgaría a culaquiera. Empezó a susurrarme cosas al oido, no sabía si era chino o castellano; me daban ganas de llamar a Willy para que me lo traduciera. Me dejó varios besos en el cuello y joder, que asco, parecía una trucha con tanta saliva.

El sujeto/pie grande me empezó a hacer daño, me apretaba muy fuerte contra el. Me intentaba girar para verle la cara pero cuando giraba la cabeza lo hacia el mundo conmigo y bum, no sabía si tenía dos o nueve brazos. Levanté mi vista para ver algo en sus tres dimensiones. Ví un chico moreno acercarse, tenía cara mafioso, cara malvado parecido a gargamel, el de lo pitufos. Busqué con la vista a una mata de pelos rubia, obviamente de bote. Es que de verdad, es una irresponsable, se deja tocar por cualquiera, se pierde en un mar de gente y toma todo lo que le den;sí, soy yo el futuro de nuestra generación. Me imaginé en mi mente poniendo pose de heroe cuando las manos del pie grande o trucha me dejaron de tocar. Y una capa sobre la espalda y ondeando contra el viento, como una diva. Me sacó de mis pensamientos Gargamel cogiendome y subiendome a sus hombros como un saco de patatas. ¿Quien se creía?

--¡Jade! ¡Me quiere raptar este morito kebap!- me salió la risa floja- ¿durum o kebap? Moza, ¿de que lo quiere?- Sentí los musculos de Gargamel tensandose. Escuché que me dijo algo pero no sé el que. Ay, extrañaré a pie grande. Lo pude encontrar con la vista, bueno, a cuatro pie grandes. Le dije adiós con la mano y el me hizo una peineta. Será cabrón, con lo bien que le habia tratado.

Cerré los ojos y no volví a abrirlos hasta que no escuché nada. Esto era raro. El morito kebap me dejó en el suelo y me miró como si fuese mi madre.

-¿Qué coño has bebido?

-Los coños no se beben- puse una cara triste pero no aguante la risa y me reí.

-No estoy para bromas, Kayla.- abrí los ojos como platos,¿el morito kebap sabía mi nombre? Me venía a raptar. Claro, me trae a un sitio apartado y me ha vigilado. Todo tiene sentido.

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⏰ Última actualización: Nov 02, 2015 ⏰

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La promesa del corazón roto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora