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Jimin seguía a aquel joven, de piel blanquecina, el cual vestía completamente de negro.

Ambos se encontraban en absoluto silencio, caminaron alrededor de 20 minutos llegando a su destino esperado.

- Yo no quiero ser una molestia para ti- respondió el menor desanimado.

- ¿Quien dijo que eres una molestia, tan sólo entra, hace frío aquí ¿No querrás morir de frío?

El menor sólo entró, a aquella casa pequeña pero acogedora, Jimin tan sólo seguía los pasos de YoonGi ¿Que se suponía que tenía que hacer en la casa de un desconocido que salvó su vida?

Ambos se dirigieron a la sala y se sentaron en el sofá, Jimin tan sólo moría de vergüenza ¿Qué hago? Esa era la pregunta que daba vueltas y vueltas en su mente

- Mocoso, ¿Por qué ibas a suicidarte?- dijo YoonGi sin rodeos- La vida es una mierda y de eso estoy seguro, pero tirandote de un puente no solucionará nada.

- Claro que si solucionaría algo...-

- Mira niño, no se que problemas tengas en tu vida pero hay algo que te puedo asegurar, si te fueras tirado de ese maldito puente serías un idiota más, un idiota que no se atrevió a luchar.-

Jimin quedó impresionado por aquellas palabras, aquellas palabras que le dieron la oportunidad de mirar detalladamente a aquel muchacho que lo salvó Piel blanquecina, Cabello color azabache y aquella mirada felina que poseía aquel chico.

- Ven, Sígueme.- dijo YoonGi agarrando a Jimin de la mano dirigiendo a su habitación

Mi Salvación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora