Cap. 1: ¡Kurama ha muerto...!

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Prólogo

Vio a lo lejos a una niñita que sonreía con alegría al doctor, bata blanca y estetoscopio brilloso, escena hermosa, bonitos recuerdos... alguien con esa mirada de ensueño, ojitos lindos... Hiei había llegado ahí porqué la novia él pariría a su primer hijo, primogénito afortunado... fue una sorpresa, casi un sueño cuando le notó...

... era él. Junto a las escaleras, el médico y la niña, dos extraños sin importancia...

- Tú...








Cap. 1: ¡Kurama ha muerto...!

Las palabras no rompen distancias

Los deseos no se vuelven realidad

No son las buenas acciones...

.... lo que me alejó de ti.

Un trato, ese ansioso demonio estaba tan sediento de su cuerpo que incluso le había traicionado, a ella. Siguiendo ordenes, todo por su pago y ahora era el momento de pagar. Para no volver a tenerlo cerca, para no pensar en nada más que estar al lado de la persona amada.

- Seré gentil... - Dijo con tono pasivo, Kurama sentía esas manos toscas sobre su cuerpo, ambos, tendidos en la cama de su madre, porque la suya tenía tan buenos recuerdos que no quería mancharla, no podía. Se dejó hacer, las prendas al suelo y los ojos cerrados, entonces notó, que ahora por su piel terciopelo paseaban los dedos crueles que torturaban con su roce, y no le pareció tan horroroso, todo tenía una explicación. - Si te muestras cooperador...

.*.

El amor está dentro de su escondite

No es el corazón su dulce hogar

Él vive en otro lado, un tibio lugar

Junto a mi alma... junto a mi esperanza.

¿Y qué si tenía todas las rosas del mundo? Estaba completamente seguro, su corazón palpitante, cursi y tímido se lo aseguraba, que él jamás encontraría una flor contenedora de tanto amor, no del puro y el hermoso, se dijo Hiei. Era roja y tenía los pétalos cerrados, una pequeña rosa que había sido elegida a la medida, ni muy abierta, ni muy pálida, lo justo para Kurama, con su cabello rojizo, seguro estaría más que acostumbrado a que ese color desprendiera un constante brillo, pero no al hechizante aroma del amor.

Las siguientes calles se tranquilizaba a si mismo, nada podía salir mal, lo sabía, Yusuke se lo había dicho, que el lindo pelirrojo babeaba por él. Que ese pelirrojo de gemas verdes no se negaría ante una declaración.

"Puedes estar seguro de dar el siguiente paso, será aún mejor si tú se lo haces saber primero, sorpréndele" habían sido esas palabras las que le motivaban a vestir de ese modo tan juvenil, a llevar una sonrisa en sus labios y la rosa roja, a medio abrir entre sus dedos frágiles.

.*.

No se traducen las palabras

Si te mantienes atento, no importan

No preguntas sobre lo que hago

Si has amado a alguien, entenderás.

Cuando las caricias comenzaron se sintió tremendamente sucio, era horrible ese olor a putrefacción, caricias prosaicas, vulgares, sucias. Él decía cosas, su nombre en tono posesivo, quiso besarle en los labios, Kurama se negó, el trato sólo mencionaba la casta entrega, no los besos de amor.

Jugó a algo no tan cruel, sus sentidos pasivos, imaginó, en secreto, a alguien más mientras las caricias del sujeto se incrementaban, los cuerpos fuera de las prendas, uno sobre él otro. Creyó Kurama que se engañaba tan bien que en un instante la presencia de Hiei parecía dispersarse como una dulce fragancia, le inquietó, pura imaginación pensó, le sentía tan cerca, y se dejó cautivar por la emoción de verle, los recuerdos se hacían más reales de ese modo, imaginó, entre caricias y besos, que no era un demonio cualquiera que venía a cobrar su parte del trato, no, era Hiei, el ser querido en los instantes.

Las mejillas porcelanas de Kurama comenzaron a iluminarse y él demonio que reclamaba la pureza del cuerpo del pelirrojo malinterpretó las cosas "Le he hecho lanzar un gemido" se dijo, y prosiguió con lo suyo, estaba tan ensimismado Kurama, que no notó cuando se posicionó ese fragmento extraño, justo en dónde menos deseó.

Y la penetración se dio, "he ahí, su primera vez como humano, en brazos de un demonio casi desconocido, pagando una deuda que le beneficiaba indirectamente, un sacrificio... el primero" y soltó un gritó de dolor abrió los ojos. Le vio, ahí, parado en el marco de la puerta, estrujando una rosa, hermosa como ninguna vista, su ceño fruncido y los puños cerrados.

.*.

Si no lo vez, sólo piensa que existe

No exageres tus respuestas, no pregunté nada.

Mírame a los ojos, mira el llanto acumulado.

¿... es que hay algo más triste que verte marchar?

Cuando estuvo lo suficientemente cerca, lo notó, otra presencia además de la de Kurama, y la de Kurama, agitada ¿y si...? Para las cuestiones, otro tiempo, se apresuró a adentrarse, el llamado romántico por la puerta tendría que hacerse después, y también el saludo inusual, algo no hadaba bien, lo sabía, un extraño presentimiento. Cuando Hiei se adentró en la habitación, por la ventana, notó que no había nadie, pero la energía de Kurama se desprendía constantemente, como un llamado metafísico.

Salió de la habitación, por el pasillo hasta llegar a la habitación, la puerta abierta, dos sujetos en la cama, uno con las mejillas sonrojas y los ojos cerrados, el otro le miró fijamente con lastima, y en ese preciso momento le penetró, a Kurama, a su lindo pelirrojo... y el pelirrojo gritó, casi parecía un grito de dolor... pero no lo creyó así, Kurama abrió los ojos, y él estrujó entre sus manos la rosa elegida.

- Claro que me ibas a corresponder... le correspondes a todos.

- Hiei... - el susurro más agonizante, de sus labios rosas salió el nombre de ese ser tan especial, una estocada más a su cuerpo, dolor y decepción incomparable, el corazón, el cuerpo, sin saber que era lo que más dolía, ya no importaba - Ahhhh, Hiei...

- Estás muerto Kurama, para mi estás muerto. - Su cuerpo fue perdiéndose y Kurama simplemente no apartó a ese demonio que seguía tocando su cuerpo, gozando de su desgracia.

- Sacrificio a la basura - Dijo el demonio en el oído de Kurama.


|¤°.¸¸. ·'¯'» Doki Amare Peccavi«'¯'·.¸¸. °¤|


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«.·°·~*~' Estaba muerto de pena, me miraste y hasta el sonrojo en mi murió. '~*~·°·. »
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Ojitos lindos |BL| FINALIZADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora