Cap. 8: Lo que tú no sabes

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Cap. 8: Lo que tú no sabes

Estaba siendo espantoso; en sus manos sangre inocente, ¿Qué más da si lo que se quiere ya no importa?, destrucción de humanos sin culpa hechos monstruos obedientes de bestias salvajes. Enemigos si eran aliados de esos dos demonios tan asquerosos. Los humanos pagando por su coraje y su enojo. Después vendría el desquite personal, ese tan odioso que le llenaba de debilidad y sensible pesar oculto.

Sentía la esencia del veneno en toda lo zona, no sabía lo que Koema y los demás estuviesen planeando, después de que se recuperara de la trampa que tanto Kurama y Yuta le había puesto, se había alejado de ellos, esta vez estaba siendo más cuidadoso, pero todo era más serio de lo que Yusuke se aceptaba a creer, estaban el mundo Ninge siendo destruido... y gran culpa la tenía Kurama.

- Te odio tanto...

.*.

Lo que tú no sabes

No sabes cuándo duele que lo digas

No sabes cuándo me dolió perderte...

- No me esperaste despierto... - Murmuró en su oído, sus ojitos se cerraron rápidamente, él había llegado... tan tarde, pero había llegado, pensó en levantarse, decir cualquier tontería y pensar que nada pasaba, pero se sentía tan extraño, los dedos de él rozaron su mejilla, prefirió imaginarlo en silencio, pensó en ser un chiquillo malcriado, porqué él lo había prometido y no había llegado en día predicho. Después en su mente las ideas confusas, no era completamente su culpa ¿Ella tenía la culpa de todo? ¿No? Claro que sí, era fuerte y tenía un ejército de seguidores... ¿Por qué se empeñaba tanto en llamarle a él?

Un golpe en el suelo llamó su atención, abrió los ojos y giró su cuerpo, en el suelo yacía él con sus prendas manchadas en sangre y su rostro maltratado.

Si tus sonrisas son para mí

¿Por qué dejas correr tu sangre por ella?

- ¡Hiei... Hiei! Maldición – Se levantó de prisa, abalanzándose en el suelo y buscando las heridas que esparcían el aroma de la sangre de Hiei - Debí detenerte...

Los ojitos brillosos de Kurama, conteniendo las lágrimas mientras preparaba un ungüento para calmar la hemorragia, no era grabe, Hiei podía soportar cosas más duras, lo sabía, pero estaba lleno de celos infantiles, Mukuro era malvada, Hiei había decidido, hacía meses, que permanecería en el mundo humano por algún tiempo, pero siempre las cosas eran tan distintas. Los llamados de Mukuro, siempre pidiendo ayuda, siempre en nombre de su "amistad" y después Hiei regresando así de agotado...

Porque no hay regresiones en este mundo...

... porqué soy tan egoísta si se trata de ti

¿Podrías entenderlo algún día?

Sus ojos escarlatas se abrieron poco a poco, tan cómodo entre las sabanas con aroma a rosas, y el sol entrando lentamente, fue la cabecita rojiza que descansaba sobre esos bracitos tan blancos, lo que llamó su atención, que exagerado era Kurama, velando sus sueños por unas cuantas heridas, lo supo por qué su camisa estaba abierta y el vendaje blanco le aprisionaba ligeramente.

- ¡Kitsune... despierta! – Y mientras sus labios se movían, no puedo evitar estirarse un poco para tocar el hombro de Kurama y comenzar a ladearlo, el cabello pelirrojo comenzó a caer en el rostro de Kurama, y el pelirrojo abrió sus ojos tan verdes... un bostezo después... fijamente, sin perder detalle de nada, Kurama sonrió a Hiei, el moreno respondió el gesto.

Ojitos lindos |BL| FINALIZADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora