Prólogo.

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La castaña bebía su ya amado café junto a su cuñado y su mejor amiga, ambos la observaban en busca de explicaciones, ambos haciendo una mueca de disgusto.

Zeldris: _¿Y por qué estamos juntos en tu libro? Solo cambialo_

_Ya te dije que no puedo, cambiar el producto de mi mente sería auto-traición, además quedó muy bien a mi parecer._

Elizabeth: _No vamos a discutir tu extraño sentido de la traición, pero solo cambiar los nombres porque tu marido no va a cambiar el hecho de que usaste nuestros nombres en el primer escrito._

Zeldris: _Y aunque los cambiaste para la editorial, es extraño saber que fue tu primera idea... ¿Aún te gustó?_

La chica dejó su café de lado y observó con seriedad a su cuñado, para sonreír con dulzura, aunque para el pelinegro era una sonrisa cínica y siniestra.

_Si eso hubiera sido no me hubiera ido con tu hermano Zel_

Y tomo sus mejillas, pellizcandolas como si se tratara de una tía que no te ve hace una semana, logrando molestar a Zeldris quien trataba de liberarse.

Elizabeth: _Entonces... ¿Qué vas a hacer con Meliodas? Hablé con él, no quiere salir por nada de su habitación._

_Lo hace para no ir a trabajar... Pero bueno, le sirvió como escusa_

La chica dejó tranquilo a su cuñado quien sobaba sus rosadas y adoloridas mejillas, ____ se recostó en el sofá, apoyando su cabeza sobre las piernas de Elizabeth.

_No me gusta que este enojado... Pero sospecha que me gusta Zeldris aún, y que inconscientemente, por eso lo puse en la historia... Además lo maté a él_

Y así fue, como un foco de luz que estaba fundido se arregló por si solo.

_Bueno, yo los dejo, tengo que recuperar a mi hombre, Eli, te dejo a mi niño_

Exclamó posteriormente a irse de la sala, encerrándose en su estudio.

Elizabeth: _Supongo que vamos a ser intermediarios de su reconciliación..._

Zeldris: _Supongo... Me sigue pareciendo tonto que Meliodas diga esas cosas, lo mío con ____ fue cosa de adolescentes._

Elizabeth: _Pero después de ella no tuviste a ninguna otra chica... ¿Me equivoco?_

Y ahora las mejillas de Zeldris no eran rojas por los pellizcos, se levantó del sillón en el que estaba y moviendo sus manos con nerviosismo pensaba un modo de escape.

Zeldris: _Ahora que lo recuerdo, dejé el gas prendido en mi departamento, nos vemos Eli_

Elizabeth solo se reía de su amigo quien a tropezones se largó de la casa.

Elizabeth: _Todos están locos... ¿No te parece?_

Tobi: _La tía siempre fue así, pero me extraño de Zeldris..._

Explicó el más pequeño bebiendo una endulzada taza de té, pensando y analizando con su mente infantil que todo sería arreglado con dragones en el libro de su tía.

𝖘 𝖔 𝖚 𝖑 𝖒 𝖆 𝖙 𝖊 𝖘 (¡2da temporada!)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora