Capítulo 2: Heda

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Capítulo 2:

Heda.

Lexa se bajo de su motocicleta, se quito el casco y miro con pesadez aquel enorme cartel con luces de neón.
Hurgo rápidamente en sus bolsillos y tomo uno de los últimos cigarrillos que le quedaban en la cajetilla, lo tomo entre sus labios y sin pensárselo demasiado lo prendió.

Cada vez que prende un cigarrillo se acuerda de su madre, aunque es un recuerdo de hace mucho tiempo, Lexa logra escuchar con perfección la voz de Becca cuando le decía mientras se prendía un cigarrillo: "Júrame que nunca, pero nunca te harás adicta a esta mierda", Lexa siempre le respondía lo mismo, "Júrame que nunca te irás"

Y ahora se encontraba allí, seis años después, fumando, intentando que el humo de aquel cigarrillo tapara todo lo que tenia que aguantar durante esa noche. Boto la colilla, aseguro su moto e ingreso a aquel club que deseaba dejar lo más pronto posible.

La vida de Lexa cambio radicalmente el día que llego a su casa luego de clases y se encontró con el lugar vacío, normalmente su madre estaba allí mirando alguna telenovela y fumando su segunda cajetilla de cigarrillos, pero esa tarde había sido diferente, lo único que Lexa había encontrado era una nota mal escrita pegada con un imán en la puerta de la nevera.

"Lo siento, volveré pronto. Lo prometo. Becca"

Desde aquel día todo había cambiado, Lexa no había logrado conseguir una beca para la universidad, no tenia dinero ni manera alguno de mantenerse por si sola, aquella inocente castaña tuvo que crecer de un tirón.

Hubo un tiempo en el que llego a tener tres trabajos, solamente para poder pagar la matrícula de inscripción a la universidad y para tener ahorros que le duraran al menos unos meses.

Paso por diferentes trabajos, desde lava platos, ayudante de cocina, que a decir verdad se le daba bastante bien, repartidora de pizza, cadete de una pequeña empresa, ha vendido desde flores hasta zapatos, todos trabajos temporales, ninguno era fijo ya que nadie quería hacerse responsable de todos los papeleos que implica tener a una persona trabajando legalmente.

Por mucho tiempo Lexa solo deseaba poder tener una hora más para dormir o estudiar, poder tener diez minutos más para disfrutar de un baño caliente o al menos poder tener algo extra de dinero para alimentarse mejor; y ni hablar del miedo constante a enfermarse, no contaba con cobertura medica así que todas las noches rogaba para que su sistema inmunológico permaneciera intacto frente a cualquier tipo de enfermedad.

El casi no dormir, comer mal, pasarse todo el día corriendo de un trabajo a otro, y de ese otro trabajo hacia la universidad, pasaron factura. Lexa sabia que en algún momentos de su vida se iba a terminar enfermando, pero nunca pensó que enfermarse con una neumonía leve le costaría tanto y no solo en la parte monetaria, perdió muchos días de clases y perdió sus empleos, al no estar legalmente contratada en ninguno no pudo hacer nada cuando sus empleadores le dijeron que ya habían contratado a otra persona para hacer su trabajo.

Con las cuotas de la universidad acumulándose, el alquiler y los bancos que le negaban cualquier tipo de préstamo, Lexa sintió que estaba tocando fondo una vez más, con la diferencia de que esta vez parecía que no se iba a poder levantar otra vez.

Busco trabajo por todos lados, hasta en los lugares menos pensados, pero no lograba encontrar nada, hasta que una noche en la que se sentía demasiado cansada para caminar, prefirió gastar las ultimas monedas que tenía en el bolsillo y tomarse el 80 que la llevaría directo a su casa. Lo que la castaña no recordaba era las vueltas interminables que daba ese metro, hubiese deseado tener unos cascos que funcionaran mejor, al menos para poder escuchar un poco de música mientras viajaba.

Aquella noche fue la que le cambio la vida por completo, aquella noche cuando el 80 pasaba frente aquel lugar lleno de luces de neón, luces que la encandilaron por unos instantes <The Grounders> titilaba en colores rojo, azul, amarillo y rosa.
Por algún motivo que aun desconoce, algo la hizo levantarse de su asiento y bajarse del metro. Camino con toda la decisión del mundo hasta la puerta de aquel lugar en donde un tipo que le sacaba fácil dos cabezas la detuvo en la entrada.

"— ¿Dónde se supone que vas? — pregunto con voz grave y algo tenebrosa. Lexa simplemente pudo mirarlo ya que ni siquiera sabia a que se había acercado. — ¿Vienes por lo del empleo? — continuo luego de que la castaña no dijera ni una palabra. —

— Sí. — alcanzo a titubear, la palabra <empleo> había resonado en su cabeza como si fuese su canción favorita. —

— Espero que debajo de esa sudadera tengas algo bonito que mostrar, pasa. —

La castaña frunció el ceño ante su comentario, pero sin darle mucha importancia cruzo la puerta y nunca en la vida se hubiese imaginado en lo que estaba a punto de hacer."

No le había sido nada fácil, trabajar como stripper era algo que no cabía en su realidad, no sabia bailar, no se sentía sensual en lo más mínimo y sumándole el plus de tener que bailar para hombres ebrios y babosos no le gustaba para nada.

En un momento había pensado en dejarlo, no le resultaba, no ganaba demasiado dinero y lo que ganaba muchas veces debía repartirlo con el dueño, ya que le daba esas miradas y siempre le preguntaba si quería continuar trabajando allí y estiraba su mano esperando que le depositara en ellas algunos cuantos billetes.

La necesidad de pagar todas sus deudas y de continuar con sus estudios la hizo quedarse en aquel lugar. Poco a poco el dinero se iba viendo más, los "clientes", como allí los llaman, cada vez iban dejando mejores propinas, aunque muchos le ofrecían cantidades de dinero exorbitantes para tener sexo con ella, la castaña nunca acepto, bailar delante de hombres es una cosa, dejar que te pongan una mano encima es otra y existía un abismo de diferencia.

A medida que el tiempo fue pasando Lexa fue aprendiendo que hombres buscar, que tipos de bailes hacer y con quien colaborar si quería ganar mucho más dinero que el que solía.

Quería dejarlo, obvio que quería hacerlo, pero no podía, no cuando la meta estaba tan cerca de ella, debía terminar los estudios y poder soltar aquello para poder vivir de lo que tanto amaba.

Aquel iba a ser su ultimo año, su ultimo esfuerzo y le diría chau a todas esas luces de neón, a aquellos hombres que la miraban con perversión, le diría chau a bailar sobre una tarima esperando que alguien se dignara a arrojarle algunos billetes, le diría chau a aquella vida que tanto odiaba, que tanto la denigraba como mujer, porque al final del día se daba cuenta que los hombres simplemente la trataban como un objeto, un objeto al cual le tiraban un billete y hacia lo que ellos querían y ya estaba cansada de sentirse así, estaba cansada de cumplir fantasías o deseos de hombres borrachos que pensaban que por tener algo de dinero podían meterle mano cuando ellos quisieran.

— ¿En que piensas Heda? —

"Heda" así la llamaban en aquel lugar, dar su nombre real no era lo mejor que podía hacer, allí se llamaban todos por nombres artísticos, así que Lexa simplemente cambio las consonantes de su diminutivo y se quedó con aquel apodo.

— En que acabo de entrar y ya me quiero ir. — contesto mientras se quitaba la camisa dejando ver aquella ropa de encaje. —

— Cada noche se va haciendo peor ¿verdad? —
— Cada noche que pasa es un pie más cerca a la meta final. —

— Vinieron los de <Polis> así que esta noche bailas conmigo, haremos que esos hijos de puta gasten hasta el último dólar que llevan encima. —

Lexa simplemente le sonrió y observo por el espejo como Costia se alejaba de allí.

Costia fue la primera mujer de la que Lexa se enamoró, la había visto bailar todas las noches desde que llego allí, se acerco a ella con intenciones de aprender algo que le sirviera para ser tan buena como ella, pero termino enamorándose de aquellos ojos color café y aquella sonrisa encantadora.

Tuvieron un romance breve, tan breve como una lluvia pasajera. Tener pareja y estar trabajando allí no es algo que se pueda sobrellevar, mucho menos si ambas trabajan en el mismo lugar y tienen que ver como otras personas la miran con tanto deseo.
Si bien lo que tuvieron fue algo corto, ambas tardaron bastante en volver a hablar, pero al cruzarse casi todas las noches aquello cada vez se les hacia mas difícil, así que optaron por dejar las cosas claras y aceptar que les convenia trabajar juntas, ya que tenían una conexión demasiado especial como para no aprovecharla.

** 

La noche había sido agotadora, como lo era cada fin de semana, en esos días lograban remontar lo malo de las noches de semana.

— Aun no puedo creer que hayan gastado cuatro de los grandes. —

— Esa gente tiene dinero para tirar por los aires, es increíble. —

— Hacia mucho que no nos llevábamos tanta pasta a casa. —

— Deberían venir más seguido. —

— La próxima vez dejen algo para mí. — Anya interrumpió la charla. —

— Cuando quieras puedes sumarte, ¿Verdad Kristel? — "Kristel" era el nombre que Costia había adoptado para ella. —

— Claro Heda, ¿Te imaginas? Un show con Heda, Nina y Kristel, la pasta tía, piensa en la pasta que haríamos. —

Luego de despedirse de todos allí, Lexa se monto en su motocicleta, se coloco el casco y dispuso su camino hasta su casa, el sol estaba asomando y su cuerpo solo le pedía descansar, necesitaba llegar a su casa cuanto antes, ya que esa noche tenia que volver a trabajar.

Por algún motivo que desconocía, Lexa cambio el rumbo de su destino y se dirigió hacia la casa de Harper, donde varias horas atrás había dejado a Clarke, la pequeña hermana de su mejor amigo.

Lexa había conocido a Clarke cuando aquella rubia era una adolescente, siempre le extrañaba lo poco que hablaba y lo tímida que era, así que muchas de las veces que estuvo en la casa de los Griffin, la ayudaba con la tarea y demás cosas, Lexa sabia lo que se sentía no tener a tu madre al lado, ella la tenía, pero la presencia de Becca era casi nula en su vida. Lexa tenía ese instinto protector con Clarke, siempre supuso que era culpa de Bellamy, quien la sobreprotegía demasiado y que ella había adoptado aquel "habito" Nunca supo y nunca entendió cuando los sentimientos por Clarke habían cambiado tan drásticamente, cuando quiso darse cuenta, Clarke ya no era aquella pequeña niña indefensa, Clarke era toda una mujer, una mujer que desarmaba su mundo con una simple sonrisa.

** 

Luego de pasar por la casa de Harper y ver que todas las luces del lugar estaban apagadas, Lexa supuso que Bellamy había ido por Clarke, o que simplemente la rubia se había quedado a dormir allí. Lo que no se había imaginado era que iba a encontrar a Clarke caminando a varias cuadras de allí.

— ¿Qué haces? — le pregunto mientras frenaba su moto. —

— Hola... ¿Qué haces aquí? —

— ¿No te he dicho que me llamaras si tu hermano no podía venir? — Clarke no dijo nada simplemente la miro con el ceño ligeramente fruncido. — venga, ven. —

— No hace falta, puedo ir caminando. —

— Sube. — le dijo dándole su casco. — por favor. —

Clarke termino aceptando, no le quedaba ninguna otra opción. Se coloco el casco y como lo hizo más temprano aquel día, rodeo la cintura de la castaña con sus brazos. El frio que estaba sintiendo gracias al poco abrigo que llevaba encima se había apagado rápidamente cuando su cuerpo hizo contacto con el de Lexa.

Neon Lights [ClexaAU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora