Después de un año de conocerla, después de un año de ser su amiga, de mantener sus sentimientos ocultos, Tzuyu ya no puede soportando más, no puede seguir negando que muere de amor por Mina.
Y no podía culparse, después de todo Mina es fácil de amar, ella es el tipo de personas que eres capaz de adorar desde la primera vez que la conoces, no solo te enamoras de su personalidad tranquila, o su educación y amabilidad, ella te conquista sin pretenderlo, cuándo se dirige a ti y con su suave voz llama tu nombre, ella te atrapa cuando su sonrisa perlada hace acto de presencia y ella te enamora cuando su rostro decorado por pequeños y adorables lunares, invade tu rango de visión y te sientes perdido en el mundo que hay en sus ojos.
Tzuyu había sido una más de las que caían ante los encantos de Mina, ante su dulce trato. Era otra que sentía mariposas en su estomago cuando la Japonesa estaba cerca, la abrazaba, tomaba su mano o se recostaba en su hombro mientras hablaba de algo.
Por eso había tenido que ser testigo de como todos los que se acercaban a Mina, ocultaban dobles intenciones, y no podía hacer mas que callar, ya que ella sólo era la mejor amiga de la mayor, Sana y Momo que también eran sus amigas, sabían de sus sentimientos por la rubia y aunque muchas veces la animaban a confesarse, su miedo de perder a Mina era más fuerte.
Las últimas dos semanas, las cosas habían estado más difíciles que de costumbre, pues de todos los pretendientes de Mina, había uno en particular que empezaba a ser una molestia para Tzuyu.
Im Jaebum, el capitán del club de natación, era alto, tenía el cabello negro y más largo que los demás chicos, pero lo que le molestaba a Tzuyu no era lo guapo que era el chico, ni siquiera lo amable que era con todos o su intachable buena conducta, le molestaba que el chico parecía tener buenas intenciones con Mina, y eso era peor que cualquier otro golpe que haya recibido.
Parecía que Jaebum estaba decidido a ganarse el amor de la japonesa y al ver que Mina no lo rechazaba, Tzuyu sentía que sus esperanzas con la japonesa estaban totalmente perdidas.
Era miércoles y Tzuyu llegaba a la escuela, estaba buscando su libro de matemáticas en su casillero cuando sintió como alguien la abrazaba por la espalda. No tuvo que voltear para saber de quien se trataba, la calidez que desprendía el cuerpo de Mina y la forma en la que recostaba su mejilla en su espalda, era un hábito que había adquirido la japonesa desde hace unos meses.
Otra de las cosas que mas le gustaban de Mina era que al ser su mejor amiga, constantemente recibía ese tipo de muestras de afecto, pero no podía evitar sentirse cohibida, pues siempre quería más. Era imposible no desear más de Mina cuando era la única con la que se sentía ella misma sin temor, cuando era la que mas la apoyaba cuando tenia problemas sin importar la hora, cuando era la única que la veía como quien realmente era, y no como la heredera del imperio Chou.
Sonrió levemente, mientras cerraba su casillero.
— ¡Chewy! — Canturreo la japonesa en la misma posición.
— ¿Despertaste de buen humor Minari? — Respondió Tzuyu cuando la mayor la soltó. Se volteo a verla y la miró sin dejar se sonreír.
Mina sonreía de la forma que tanto le gustaba a Tzuyu, mostrando sus encías. Un suspiro se escapó de sus labios ante esa imagen, y como un mechón rubio se había escapado del resto de su cabello, aprovecho a ponerlo tras su oreja, aprovechando de acariciar su mejilla.
— No digas eso, sabes que para ti siempre estoy de buen humor. — Dijo Mina golpeando su hombro suavemente.
Tzuyu río — Esta bien, vamos a clase ya... — Tomó la mano de la japonesa y se dirigió al salón.
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My Sweet Love | MITZU |
Historia CortaUna historia de amor entre dos amigas que a pesar de las dificultades logró triunfar.