Marcas de la noche.

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Por su ancha espalda escurría sudor, jadeaba de cansancio al llevar algunas cuantas horas de entrenamiento pero no quería ni podía detenerse. 

Quería estar al nivel de su mentor Angeal, con el que se encontraba encerrado ya hace unas varias  horas en la sala de simulaciones. Según Angeal: era capaz de soportar millones de golpes y eso le motivo a tratar de confirmarlo por su propia cuenta.

— Oye, me alegra saber que aún te mantienes en forma, viejo —dió una leve sonrisa, demostrando la buena camadería que tenían. Con su mano libre dió mandobles con su espada sobre aire— no quiero sonar un patán o alardear pero... yo aún no estoy cansado —Angeal rechistó mientras movía su cuello lado a lado para hacerlo crujir.

Zack se había vuelto capaz de aguantar más si el así lo deseaba, después de todo, un buen cardio siempre le servía.

— Zack... —jadeaba la mujer que se encontraba debajo de él, ___, una castaña más pequeña que él— más... Más rápido —suplico, el comenzaba a besar su cuello mientras que aumentaba la velocidad de sus embestidas.

— ¿Estas seguro de lo que dices? —cuestionó Angeal con cierta burla— no logras contener la respiración Zack, entre más jadeas e intentas contenerlo, me doy cuenta de que no puedes. 

A diferencia de su aprendíz, aquel pelinegro ya se habia recuperado en menos de diez minutos y esos resultados le había costado seis años de arduos entrenamientos, la gran diferencia se podía notar a los dos años que llevaba Zack entrenando pero parecía tener un gran progreso.

— Te equivocas Angeal... ¡Voy a demostrarte que soy capaz de hacerlo —su entusiasmo y energía se notaron en su voz, poniendo alegre a su mentor.

Sabía que nunca iba a rendirse.

Sus manos se deslizaron por su espalda hasta llegar hacia sus manos, sosteniendolas de una forma suave y delicada. Habia llegado a lo más profundo de su interior  y no paraba de desear sentirla, besarla y acariciarla.

Sus gemidos eran musica para sus oídos.

Gracias a sus gemidos y jadeos, sabía que la estaba complaciendo.

La sujetó de la cadera con una de sus manos; quería satisfacerla en todos los aspectos asi que masajeó su clitoris con su otra mano, sintiendo como apretaba su interior contra él ante sus movimientos circulares

Después de unas cuantos minutos más, Zack cayó al suelo completamente rendido ante uno de los firmes golpes de su mentor.

— Agh... Te aseguro que algun día seré tan bueno como tú —Angeal se acercó a el para ayudarle a levantarse y Zack aceptó.

— Tendras que ser mejor que yo —le sonrió— no te desanimes Zack —decía Angeal mientras que veía a otro grupo de soldados que esperaban su turno para usar la sala. Zack entendió que debian irse de ahí asi que salieron de la sala y se dirigieron hacia los vestidores.— eres mejor que antes y se nota tu esfuerzo en mejorar —le extendió una toalla limpia y una botella de agua a su aprendíz.

El menor las tomó y prosiguio a utilizar lo que le habían dado, su respiración seguía agitada por todo aquel movimiento durante el entrenamiento. Con cuidado paso la toalla por su cuello y Angeal bufó burlon, dandose la vuelta para abrir su casillero.

— ¿Te la pasaste bien anoche? —Angeal había visto las marcas en su cuello cuando paso la toalla sobre él

— ¿Por qué lo dices?... Anoche salí con Kunsel a beber un poco y sí, la pasamos bien, tal vez deberías venir con nosotros la proxima vez —dijo de forma inocente, no recordaba que en su cuello habían marcas asi que no mencionó con quién paso la noche.

Angeal sonrió, sabía que Zack ya no era un niño, era un adulto, un adulto muy curioso, pero no le gustaba mucho el comportamiento que estaba teniendo, debía controlarse pues ya no era el adolescente que solía ser. Tenía una imagen que cuidar

— Solo preguntaba —no planeaba regañarle a menos a que ese comportamiento volviera a repetirse

— Esta bien... ¿Tienes tiempo libre? —sonrió Zack mientras se levantaba de su asiento— ¿te parece si vamos a almorzar algo? —quería pasar un poco más de tiempo con Angeal pues ya tenían día sin verse y en Soldado nunca se sabe si volverás a ver a tus amigos o familiares.

— Claro, solo ire a darme una ducha... deberías hacer lo mismo —y después de eso, ambos tomaron rumbos distintos para ir a ducharse.

Zack no podia mantener a esa mujer fuera de su cabeza, solo recordar como recorría su cuerpo la noche anterior.

— Maldita sea... —murmuró para sí, deseaba verla otra vez pero sabía que era casi imposible

Sus cuerpos se habían vuelto uno solo aquella noche, ella sabía que él era para ella y ella para él.

Zack dió una última embestida, jadeante, acaricio las mejillas de la castaña y le sonrió de una manera que le hacía sentir segura

— Te amo —jadeo la mujer y Zack se limito a darle un beso para poder descansar tranquilo

𝐄𝐧𝐭𝐫𝐞 𝐉𝐚𝐝𝐞𝐨𝐬 𝐲 𝐆𝐞𝐦𝐢𝐝𝐨𝐬 [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora