Y aquí va de nuevo.
Aquel pelinegro corría escaleras arriba como si su vida dependiera de ello, más bien, su calificación y puesto de pianista principal en la obra. Revisaba su teléfono a cada tres o cuatro escalones subidos. Reviso la hora por última vez, antes de empezar a correr por el pasillo, el cual estaba ya vacío. Claro estaba que las clases ya habían empezado y no podría tomar la clase, no sin una reprenda por parte del profesor o una suspensión.
Ajusto los libros en sus manos y entro sin ningún cuidado ni permiso; al salón, dónde todos lo miraron al instante. Camino (no sin antes ponerse el gorro de su sudadera gris), rápidamente y se sentó en el último asiento del final, el cual, estaba vacío por su falta de presencia.
—¿Qué horas son de llegar? — la voz del profesor hizo eco por toda la sala de ensayos.
El pelinegro bajó la cabeza, sus manos apretaron las orillas de sus libros, estaba apenado. Un sonrojo se expandió por sus mejillas hasta sus orejas, las miradas le avergonzaban más que nada.
—Fuera de mi clase, y regresa cuando quieras empezar a ser puntual — el profesor levantó su dedo, señalando la puerta, por la cual entro.
El pelinegro, apretó sus labios en una fina línea y estaba a punto de levantarse e irse, las miradas lo ponían mal.
—Fue mi culpa, señor — una castaña se levantó, dejando el violín en su estuche, el cual estaba en el piso, abierto. El profesor la miró.
—Señorita Monoban, porque usted tendría la culpa de la impuntualidad de su compañero, ¿Eh? — la voz del profesor, había cambiado de una tosca y fría, a una delicada y suave. Aúnque claro, apreciaba su trabajo, aquella castaña era ni más, ni menos que la hija del fundador principal de la escuela de música, así que no podría poner su trabajo y carrera en peligro.
—Cuando saque mis libros de mi casillero, accidentalmente mis cosas cayeron, así que éste joven amablemente, me ayudó a recogerlas, el timbre tocó y me dijo que el terminaría de recorgerlo por mí, así que no fue por otro motivo, que ayudarme...¿Eso es malo? — la voz de la castaña había sido muy firme. Aún si aquel relato hubiera sido mentira, y claramente, lo era; el profesor no podría contradecir a la hija de una persona sumamente importante y rica.
—Oh, ¿Eso es cierto, joven Min? — el profesor dirigió su mirada a el pelinegro, quién seguía sin levantar la cabeza para mirarlo y enfrentarlo.
—Es cierto — volvió a hablar la castaña, con un deje de molestia en su voz. —¿Porqué tendría que ser mentira? — el profesor rió nervioso y aclaró delicadamente su garganta.
—Sí, sí — asintió. —Muy bien, pero que no se vuelva a repetir — el tono amable jamás desapareció. El pelinegro asintió.
La castaña se sentó y se inclinó para tomar nuevamente su violín de su estuche y continuar con la clase.
Lalisa Monoban, así se llamaba aquella castaña con el cabello hasta los hombros, en sí, ella no era del todo castaña, al menos no sus puntas, las cuales tenían un ligero color rosa en estás, y su ya, muy acostumbrado fleco. Ella era la hija del fundador de la escuela de música, y también era, un gran CEO en una de las empresas más famosas en Corea, tenía dos empresas a su mando, así que inconscientemente, se convirtió en un hombre rico y muy afortunado al tener a su esposa Sun hye. Ambos se habían casado, y a los cuatro meses, una nueva vida y heredera se desarrollaba en el vientre de aquella mujer. Sí bien, Lisa siempre lo ha tenido todo al alcancé de sus manos, desde collares, pendientes, bolsos de una marca muy reconocida, vestidos de diseñador, los cuales sólo eran diseñados para ella, maquillaje costoso, autos, vacaciones en las ciudades más hermosas y turísticas, un trato único en todos lados, y por último, pero no menos importante, tenía su propia estética, la cual la atendía a ella, le hacían pedicure, manicura y su cabello lo mantenían sano. Pero todo eso, a ella no le interesaba en absoluto, era la primera y única hija de Dong Wook, así que quería que su hija fuera la mejor en todo, y por supuesto, que ella tuviera lo mejor.
El año pasado, habían asistido a una fiesta, en la cual invitaron a Dong Wook y su familia. La velada iba en orden, hasta que una mesera, le tiró una copa de vino tinto en el hermosos vestido de Lisa, hay que recalcar que fue un accidente, ya que la mesera fue llamada por un invitado, giró un momento su cabeza y Lisa caminaba hacia el otro rumbo, así que ese pequeño descuido, termino en un accidente.
Pero el padre de Lisa, Dong Wook, no lo tomó así.
—¿¡No te fijas por dónde vas, estúpida mesera!? — Lisa se había quedado asombrada por como había reaccionado su padre.
—Padre, fue un accidente, pudo ocurrirle a cualquiera — le sonrió a la mesera, quien estaba con la cabeza agachada, recibiendo el regañó y tomando la responsabilidad.
—¡Estás despedida! — gritó su padre, tomando la copa que estaba cerca de la mesa, Lisa al ver esta acción por parte de su padre, se puso enfrente de la mesera, quien se sorprendió; el vino no tardó en resbalar por su rostro y vestido. —¡Lisa! — su padre, quien se sorprendió por el acto cometido por su hija, la tomó del brazo y la quitó de ahí.
Aquel acto de la castaña, la mantuvo en el periódico una semana, y para acabarla, en primera plana.
—¿Ves esto, hija? — su padre dejo el periódico estendido en el escritorio y señaló la foto, en dónde se le veía a Lisa, siendo un escudo humano para aquella mesera.
—Sí, padre — contesto, sin algún temor por algún castigo que su padre le daría. Ya estaba acostumbrada.
—¿Porqué? — preguntó. Lisa se sorprendió al no escuchar un castigo salir de sus labios. —¿Porqué te esfuerzas mucho en ayudar a los demás, cuando tú tienes todo para hacerlos caer en la ruina? Eres la hija de alguien poderoso, ¿Porqué no ocupas eso para tu benefició? Taehyung lo hace, ¿Porqué tú no? — Lisa frunció el ceño, ¿En serio su padre decía eso?
—¿Quieres saber porqué? — preguntó tosca.
—Claro.
—Porqué apuesto a todo lo que tengo, gracias a tí; que tú estuviste también abajo, y si no es así, puedes quitarmelo todo — su padre se sorprendió. —Porqué esto no me pertenece — señaló su ropa y el techo, haciendo referencia a la gran mansión, que tenía como hogar. —Porqué yo no soy así, porque yo sé dar y recibir con amor y afecto. Pero claro, tú nunca podrás saberlo, jamás diste ninguna de ambas — recargo las palmas de sus manos en el escritorio y se acercó a su padre. —Porqué puedo apostar todo lo que tengo, que jamás le has dicho un “Te amo” a mamá.
Y sin más, salió del despacho de su padre. El cuál, estaba en shock por las palabras de su pequeña, o ya no tan pequeña, hija.
—LaOmmaChida💜💜✨✨✨
Espero y les guste. 💜💜✨✨✨
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🎵 Notas musicales 🎵 [Yoonlice]
Fanfiction•Historia corta. •No adaptaciones ni plagios. •Si el Shipp no te gusta, abstenerte a hacer malos comentarios u opiniones.