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La brillante luz apuntando a mi rostro me ciega por un segundo

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La brillante luz apuntando a mi rostro me ciega por un segundo.

Intento bloquear la luz con las palmas de mis manos, pero entonces una terrible punzada de dolor en la cabeza me hace doblegarme, ¿qué tanto bebí anoche?.

Él dolor se extiende de mi cabeza, por mi cuello y hasta mi espalda, como si hubiese dormido en una posición mala, hago un esfuerzo para frotar mis ojos y cuando los vuelvo a abrir la luz deja de cegarme permitiendo que vea más claramente.

¿Dónde estoy?.

Esta no parece ser la casa de Sidney, mi novia, ni de mi mejor amigo Luke, ni de nadie que conozca.

Tengo que salir de aquí, si alguien me toma una fotografía en este estado y la obtiene la prensa, mi padre me matará.

Levantarme del piso donde estaba todo un desafío, mis músculos están como dormidos, de una forma que me hace temblar. No veo ninguna puerta o ventana en este lugar, no parece tener manera de entrar ni de salir.
Tropiezo con mis propios pies cuando llego a la conclusión de que estoy atrapado.

¿Alguien me drogó anoche? ¿Estoy secuestrado?.

Toca las paredes desesperadamente, buscando una salida qué no aparece. Lo único que mis manos palpan es concreto, toneladas de concreto.

Las paredes son de un gris intenso, el techo de madera parece no tener un fin gracias a la pobre iluminación, el piso donde estaba acostado es de madera y tiene algunas manchas de tierra que puedo ver, por el estado en que esta mi ropa, que yo cause.

Estoy cubierto de tierra, de la cabeza hasta los pies, me falta un zapato de los que usaba anoche, tengo rasguños en los brazos y el dolor en todo el cuerpo persiste.

Él pánico hace que mi corazón empiece a latir más y más rápido.

—¡Ayuda, déjenme salir!—Mi garganta esta seca y gritar se me hace muy difícil, pero sigo intentando de todas formas.—¡Por favor, ayúdenme!.

No hay respuesta, las paredes de este lugar parecen tan pesadas que no me sorprendería que fueran insonoras.

En una esquina, la única de la habitación donde la luz no llega, distinto algo entre las sombras.

Un cronometro. ¿Pará qué diablos necesito un cronómetro?.

00:01:37.

¿Empezó a contar desde que me desperté?.

Me están vigilando.

Escalofríos de terror me hacen ponerme de rodillas. Hay un sobre tirado al lado del cronómetro.

"Gabriel"

Con las manos temblorosas, lo abro y leo el contenido de la carta que tenía adentro.

"Querido Gabriel:

Tienes 12 horas para descubrir él motivo por el te traje aquí, para eso te doy un cronómetro que se iniciará el segundo en que despiertes.

Si no lo haces, bueno, podría ir yo mismo a contarte nuestra historia, pero te lo advierto, no será bonito.

Él tiempo corre, Gabriel.

                                                 -Un amigo."

12 horas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora