cuatro

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JIMIN.

Desperté cuando el ligero toque de las manos de Taehyung me sacudieron por los hombros y supe cuando vi el nocturno paisaje a través de la ventana de la habitación que había dormido más de la cuenta. Por suerte, el dolor de cabeza había cedido bastante.

— Mimi, ¿te encuentras bien? —preguntó mi castaño amigo prendiendo la gran lámpara que iluminó inmediatamente mis sombrías pupilas. Sus mejillas estaban levemente sonrojadas por el frío que nos rodeaba y en su mano tenía una bolsa de cartón —Has dejado la puerta de la entrada abierta y casi me muero del susto pensando que te habías desmayado.

Me incorporé en la cama con el cabello enmarañado en mi frente y me pasé una mano por el rostro para espabilarme.

— Estoy muy seguro de que la cerré y... ¡Dido! —fue lo primero que dije pero Taehyung me dio una mirada de tranquilidad y señaló hacia el pasillo —Parece que se ha aclimatado bien, lo encontré durmiendo en frente de una de las puertas a final del pasillo. No te preocupes, fue lo primero que hice al llegar —me sonrió —Buscar al niño con déficit de atención —bromeó y yo rodé los ojos. 

Taehyung siempre bromea con que Eslabón tiene un déficit de atención porque se distrae rápidamente y no termina las cosas para ya empezar otra.

— Tae, de casualidad ¿sabes si por acá habrá algún manojo de llaves? Esa puerta está cerrada y Dido parece muy interesado en esa habitación —dije mientras Taehyung me invitaba a bajar con él hasta la cocina. Había traído comida, además de algunos suplementos para la cocina, más jugo, carne, frutas... 

Se llevó una manzana a la boca y se sentó en la mesa de la cocina luego de servirme una vaso de jugo de naranja y abrir la caja de pizza. Muy tradicional.

— Tuve que comprar pizza porque no sé preparar nada de la gastronomía de acá. Mañana te prometo y hago filete de carne —tomó un pedazo y lo engulló casi todo —Y no, no sé nada de llaves pero podría preguntarle a la señora Miska. 

Asentí, la intriga de saber qué había detrás de esa habitación me picaba de forma extraña. 

— Quizás nos consigamos unos lingotes de oro allí adentro, quién sabe —Taehyung encongió sus hombros y ya iba por el tercer pedazo de pizza cuando yo todavía iba por la mitad del primero —Estas casas están llenas de misterios y la señora Miska me dijo que particularmente Calicó es muy especial.

Levanté una ceja y me quedé a mitad de un mordisco, una ventisca golpeó el gran ventanal con suavidad pero pudimos escuchar el vidrio crujir y el silbido del viento. Dido seguía arriba.

Miré a mi alrededor, de noche Calicó lucía un poco más tétrica de lo que quizás había lucido en la tarde y por un momento me emocioné pensando en la cantidad de misterios que albergaban sus paredes y en la historia que tenía tras ella. Definitivamente quería saber todo acerca de mi nuevo hogar.

Taehyung notó que me abstraje y puso una mano en frente de mi rostro para que reaccionara.

— También podemos conseguir un cadáver —bromeó pero sabía que el comentario me iba a asustar así que se disculpó —Hey, ¿ya probaste el tocadiscos? —dijo mirando hacia el lado donde estaba el artefacto.

— Es demasiado hermoso. Casi creí haberlo echado a perder hoy, nuestro vecino le echó un ojo.

Había olvidado mencionar a Kim Namjoon, alias hombre físicamente perfecto.

— ¿Conociste a Seokjin? Estarás de acuerdo conmigo que es una sólido 10.

— ¿Seokjin? Conocí a Kim Namjoon y dejó ese pastel de bienvenida.

La mandíbula de Taehyung cayó.

— ¿¡Kim Namjoon vino a esta casa y yo no estaba!? —parecía realmente sorprendido y me explicó que desde que vino a alquilar la casa unos pocos meses atrás lo había visto y quería conocerlo porque era fan de uno de sus libros, sin embargo, no tuvo tiempo de eso.

— Quedamos en un café para después, espero que estés con nosotros para que lo conozcas en persona —me reí y cubrí mi boca con mi mano —¿Quién es Seokjin?

— Un sólido 10 en la escala de belleza. Vive en la casa de al lado y es profesor por lo que sé —Taehyung terminó de comerse su quinto pedazo de pizza y me preguntó si iba a comer mi tercero pero negué, no era bueno para mí comer tantas grasas. 

— Tenemos tiempo. Tengo tiempo para conocerlos —suspiré cansado y clavé la mirada en la chimenea. Todavía estaba cansado pese a que había dormido al menos unas tres horas por la tarde.

Taehyug me regaló una de esas miradas en las que intenta adivinar qué es lo que está cruzando por mis pensamientos y finalmente se rindió cuando notó que no tenía intención de hablar acerca de nada más esa noche.

— ¿Estarás bien si me voy a dormir ahora? —mañana me daría un baño, inspeccionaría mejor la casa y me pondría al día con algunas cosas. Seguramente cocinaría algo para llevarle a mis nuevos vecinos, saldría a conocer el lago con Tae y pasearía a Dido. 

Sí, mañana es un día que promete. 

— Buenas noches Mimi, si necesitas que te abrace esta noche sólo despiértame. Estaré justo al lado —dijo mi amigo dulcemente mientras me regalaba una sonrisa consoladora.

El viento crujió de nuevo en el ventanal y escuchamos algo caerse en el salón de bailes.

— No te preocupes, voy yo. El viento aquí es un problema —dijo mientras me dejaba escabullirme hasta el piso de arriba. 

Estaba oscuro, tuve que afinar la vista para llegar hasta mi habitación todavía con la lámpara prendida. Dido seguía acostado en la puerta de la habitación secreta y lo llamé. Levantó una oreja y caminó hasta mí.

— ¿Te van los pisos fríos o las sábanas suaves? —le di un beso en la cabeza y me quité el abrigo, el suéter y los pantalones. Busqué una camisa larga de color blanca en mi malentín de mano y justo cuando me iba a echar junto a mi bola de pelos favorita algo llamó mi atención en una de las mesillas de noche al lado de la cama. 

Una libreta.

Fruncí el ceño. No recordaba haber visto esa libreta de color amarillo opaca bastante desgastada más temprano, pero seguramente la había pasado por alto gracias al estrés de la escapada de Dido y el dolor de cabeza.

— ¿Un diario? —lo inspeccioné con cuidado por fuera. Mañana le daría una verdadera ojeada. El lomo era hermoso a pesar de las deciduas del tiempo y mi corazón se contrajo de emoción cuando pensé en que los secretos de la casa poco a poco iban a develarse —Definitivamente mañana nos vemos —lo devolví a su lugar y me paré a apagar la luz para luego volver al lado de Dido que se había escondido en mi cuello.

Mañana era un nuevo día y lo empezaría con deshojar el hermoso diario que me invitaba a leerlo. Esa letra en el borde inferior derecho había sido la perdición de mi curiosidad.


JJK diario, 1963.


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⏰ Última actualización: May 17, 2020 ⏰

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the ghost of you → kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora