Beneath

I. Despierta Asalia...

-¿Qué? -balbuceo mientras mi madre me menea la cabeza.

-Despierta, es hora de irse. -Dice poniendo un montón de cosas en mi cama, cosas que incluyen piedras, flores y pescado.

Sale de mi cuarto flotando como un pez, está más apurada que de costumbre así que me froto los ojos y me dispongo a limpiarme.

Debajo del agua se perciben los olores de manera constante así que tallo mi resbaladiza piel con la piedra (con cuidado de no lastimarla) para eliminar cualquier rastro de desechos o cualquier cosa que desagradecido a los demás a mi alrededor.

Siguen las flores. Las pequeñas plantas de color lila con borde blanco no son más grandes que mi dedo pulgar, pero son muchas. Adorno mi pelo cuidadosamente con cada una de ellas, despiden un aroma sutil y dulce pero es suficiente para la mayoría.

He notado que sólo pocas especies tenemos cabello, lo cual me intriga en sobremanera. ¿Será que pertenecemos a otro lugar donde todo a tienen su propia cabellera?

-¡Asalia!

Cielos, ni que fuera a casarme, sólo es una cita, por la melena del...

-¡Es tu padre!

El agua llena mis branquias de oxígeno tanto que salgo disparada hacia la sala de estar donde mi madre tiene una perla grande entre sus manos. Nado de prisa hasta tocar la esfera rosada.

Siento como mi mente deja este lugar y se conecta con mi padre, es como si transportaban nuestros pensamientos a un plano donde todos podemos ver lo que piensan los demás y viceversa. Sólo funciona si estás tocando dos o más perlas de la misma ostra, papá hizo bien al llevarse la segunda, hace casi tres años que no lo vemos.

"Hola preciosa" Pensó él.

"¡Papi! Te tengo una sorpresa." Pienso.

"¿Ah sí? Supongo que deno pagar un alto precio por esa información."

"Por supuesto, (me río) sólo debes depilarle una ceja a Goby y el secreto será tuyo."

Soltó una carcajada, como desearía escucharlo de verdad, no sólo dentro de mi mente.

"Lo consideraré pequeña."

Siento que alguien más entra.

Mi hermana menor, Lucilia.

Luego de un rato entra Goby, mi hermano mayor, y se mofa de que aún no he atrapado mi primer pez.

Mamá hace preguntas de cómo van las cosas del otro lado del mundo y si hay posibilidad de que vengan para el cumpleaños de Roti, el hermano después de mi. Esa es la señal de que debo tomar a Lu y sacarla de la perla. Nos despedimos y le ordenó a mi cuerpo que suelte la esfera. De pronto estoy de regreso en mi sala y llevó a mi hermana afuera de la casa. Veo a mi madre sonriendo con sus ojos cerrados, aun sosteniendo la perla parece que está resentida con mi padre por dejarnos aquí tanto tiempo. Veo más allá y miro a Roti sentando en el sillón con los brazos cruzados y expresión fúnebre.

-Rot, -le digo- hay que irnos, ¿vas a comer algo?

Asiente con la cabeza y sale de la casa comiendo un calamar que saco de su bolso.

Creo que si alguien la ha pasado mal por la ausencia de papá y Goby, es Roti. Dejó de hablar el año pasado, pero sigue siendo el mejor de su generación. Escuincle amargado.