Beneath

II. Viejos Amigos

Después de haber dejado a mis hermanos en el Heraldo por fin puedo respirar. Me dejo llevar por una corriente hasta una colina a las afueras del pueblo.

Esto es Nimoria, conocido entre los mares como "La Ciudad del Fin del Mundo", la razón es sencilla, simplemente las aguas al este de aquí no son habitables, son dulces.

Los únicos locos que se atreven a adentrarse ahí son las sirenas y tritones, aunque nosotros los Sen también somos capaces de respirar agua dulce es algo muy incómodo y cuesta tiempo acostumbrarse.

Pero debo admitirlo, hay algo en el sabor de esas aguas que me mantiene calmada y serena. Cada que puedo nado hacia la frontera y dejó que el frío cambio de oxígeno llene mis pulmones. Puedo ver todo Nimoria desde aquí arriba, sus puntiagudos edificios en espiral, las luces en los fosos abismales, la gente nadando o pescando, incluso la superficie; absolutamente nada se me escapa, cuando estoy aquí yo soy la reina. Aquí soy libre, aquí soy yo, aquí puedo respirar. Siempre he querido...

-¿Pero que...?

Alcanzo a ver una especie de sombra en la superficie que se acerca a buena velocidad hacia el este.

Al principio creo que es una ballena, pero parece más un objeto estático, como una piedra, pero las piedras no flotan.

Me muevo con cuidado a aguas más altas y llegó a un campo con algas ondeantes, el agua aquí es completamente dulce y estoy a sólo unos metros de la superficie. Cada segundo que pasa, la extraña roca flotante se acerca más y más, al igual que mi pulso se acelera.

Cuando por fin alcanzó a ver a detalle la roca puedo distinguir que no es una roca después de todo, claro que no pude decir a ciencia cierta lo que es pero no es de por aquí, eso es seguro.

Debido a que no tenemos aletas (como las estúpidas sirenas), no podemos movernos igual de rápido cuando hay peligro. Lo único que nos hace justicia son membranas entre los dedos y un grito aturdidor, pero no creo que nada de eso me pueda ayudar ahora. Pero ese es el asunto, ¿estoy en peligro?

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-Sen mayor Hora, traigo noticias desde el puesto oeste de Nimoria.

-Hable,

-Mayor, las perlas indican que se acerca una tormenta, y...

-Pospongan toda salida o entrada a Nimoria durante las siguientes seis horas, anuncia que cierren las puertas con llave...

-Pero mayor...

-...Y no interrumpa cuando estoy hablando.

-Si, mayor.

-Ahora sal dei vista peón.

-Pero mayor...

-¿Qué parte de sal de aquí no entiendes?

-La tormenta es un huracán.

-... Nivel.

-Cuatro mayor.

-En el futuro debe ser más directo peón. ¿Cuánto tiempo tenemos antes de que llegue?

-Siete horas mayor.

-Comienzen el blindaje.

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Lo que acaba de pasar duro sólo unos pocos momentos pero se me hicieron una eternidad, pero no de esas que odias y que quieres que terminen pronto, deseaba que durará por siempre.

Cuando el extraño objeto pasó sobre mi estuve más atraída hacia el que asustada. No podía ver muy claro a través de la superficie pero parecía que había algo dorado tallado en él. Seguramente pertenecía a alguien importante, tal vez una princesa o quizás hasta un rey.

Pero lo que más me dejó perpleja fue lo que vi a través de la superficie, no se veía muy claro pero si lo suficiente; alguien iba sobre esa cosa, respirando aire como si no fuera mortal. No supe como reaccionar ante tal presencia así que me quede inmóvil, pero luego pasó algo más aterrador, podría jurar con mi vida que lo que sea que estaba del otro lado me saludó, así, sin más como si fuéramos viejos amigos viendo nos después de un largo tiempo.

No si fue algo que comí, o si la temperatura del agua estaba demasiado caliente pero por alguna razón deje de estar nerviosa, y supe de inmediato que si conociera a ese ser que me acababa de saludar seríamos buenos amigos, amigos reales.

Segundos después desapareció en el horizonte este. Dejándome sola en medio de la colina.

Volteo a ver a Nimoria y dejó escapar un suspiro de satisfacción. Mi ciudad es hermosa. Pero luego enfocó mi vista hacia el horizonte oeste de mi hogar, y entonces se que debo volver, y rápido.