WE TEAR IT APART

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¡Hola a todos! 

Sé que es un loop eterno, pero GRACIAS mil veces por todos sus comentarios. Me animan a continuar y darle un final a esta historia. ¡No es este capítulo! Pero está cerca :( Por eso les agradezco, nuevamente todo el aguante y espero que estos últimos capítulos les lleguen al alma. 

La actualización vino pronto, en parte porque estos dos capítulos los había escrito juntos y ahora solo lo retoqué, y porque esta semana viene particularmente difícil con el Conservatorio, y no se si podré hacerlo luego. Así que espero que lo disfruten mucho.

¡Nos vemos pronto!


I put my armor on, show you how strong how I am

I put my armor on, I'll show you that I am

Unstoppable - Sia




CAPÍTULO 15: We tear it apart

Osamu Miya podía definir las cosas que amaba en la vida por la comparación a una comida. Un día lluvioso envuelto en frazadas era tan acogedor como una sopa de vegetales bien sazonada. Los ocho segundos antes de sacar en un partido era como un onigiri preparado con el primer arroz del año. Y aunque lo negara bajo nueve llaves, las discusiones frente a la Xbox con Atsumu eran como ese pudín de caja grande que siempre le gustaba comer después de cenar.

Ahora, sentado en el suelo con el pote vacío a su derecha y el control en sus manos, se daba cuenta de que ese partido de Winning Eleven era mucho más importante. O que al menos valía por tres potes más.

—Entonces, ¿estás solo como perro malo?

La voz cansada de Rintarou Suna se oyó al otro lado del teléfono en altavoz. ¿Cansado? Tal vez. La realidad era que así sonaba siempre, sin excepciones. Su vista no se despegó de la pantalla mientras respondía.

—Prácticamente, sí —dijo—. Mi mamá vuelve mañana y papá en una semana.

—Te pareces más a Atsumu de lo que pensaba.

También puedes irte a la mierda.

Mierda. Eso había sonado como Atsumu. Hijo de puta. Suna sacaba lo peor de todos.

—De nada —respondió con el mismo tono parco. De pronto, fue como si recordara algo—. Oye... ¿Cómo estás?

¿Cómo estaba? ¿Eh? ¿Como estaba de qu...?

—Jugando solo y comiendo pudín —espetó de un solo fiatto sin desviar la mirada—. Te lo dije.

—Hablo de ti, idiota —rayos, hasta Suna sonaba como su hermano ahora. ¿Esto era por extrañarlo?—. Se que lo odias fuerte, pero sigue siendo tu hermano.

—¿Desde cuándo eres tan cortés como para preguntar por otros? —Suna respondió con una serie de improperios irreproducibles y que dejó de contabilizar al tercero. Suspiró antes de hablar—. Estoy... Bueno, estoy. Serán semanas difíciles, pero va a recuperarse antes del torneo de primavera.

—Que pesado. Quiere decir que si no clasificamos se va a poner más insoportable que nunca.

—Sí. Así que tendremos que clasificar.

—De todos modos, eres igual a él. No soportarías no ganar. Si me lo pongo a pensar, es como si Atsumu estuviera en cada partido.

—Te rompería la cara si no fuera tanto trabajo.

La noche en que dije que te odiabaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora