Prólogo

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Sabes...

Aunque los demás pueden expresar sus sentimientos libremente yo no puedo hacerlo, tan solo podía envidiar en silencio a las personas de mi alrededor cada que lograban hacer lo que yo no podía.

Me enfadaba la idea de que las personas no comprendieran lo que realmente sentía, me compare varias veces con un muñeco de porcelana que siempre sonreía quieto en un aparador que solo es admirado por su belleza silenciosa. Sentía que aquello seria la historia de mi vida, que por más triste o inseguro que fuera nadie seria capas de saberlo.

Esa idea me hacia sentir soledad.

Mis días se volvían cada vez mas monótonos y asfixiantes sin poder hallar una salida a esta tortura, viendo a las personas avanzar mientras yo me quedaba estático en el mismo lugar, siempre rogaba en la oscuridad de mi habitación para que alguien me entendiera aunque fuese una vez.

Aquello tan solo me dolía.

Pero como si mis plegarias a la luna hubieran sido escuchadas o como si alguna deidad se hubiera apiadado de mi insignificante existencia, logre encontrar a la única persona capas de leer mas allá de aquella vacía sonrisa.

Ocurrió a finales de invierno, en una ordinaria tarde, en los monótonos pasillos de la escuela...

Aun puedo recordar con claridad tú seño fruncido ligeramente y como cambio tú expresión a una de alegría de un momento a otro, incluso puedo escuchar con claridad el tono de tú risa burlona por la patética apariencia que tenia a causa de los adornos de navideños que colgaban en mi cabeza. Los tonos anaranjados del crepúsculo que se colaban por la ventana acariciaban dulcemente tu pequeña figura logrando lo que creía imposible.

No importaba si rompía las reglas que habían sido mi mundo, si con eso podía apreciar de cerca la cantidad desbordante pero relajante de emociones y sentimientos que eras capaz de expresar durante un día. Tú presencia en mi vida se volvió tan indispensable como el aire, no importaba si en mi rostro solo había una sonrisa... tú lograbas saber mis verdaderos sentimientos, dejándome expuesto a tus ojos como un libro que conocías de memoria.

Y como un dulce cuento de hadas te volviste mi persona mas preciada pero, el miedo de perderte fue mas fuerte que mi deseo de tenerte, me odio por la cobardía que me impedía el intentar luchar por tener un lugar igual de importante en tu vida así como tú lograste serlo en la mía, y aquello provoco el inicio de mi condena.

¿Con que esperanza puedo pedir una segunda oportunidad?

No poder llorar es horrible...

Dime ¿Por que no soy capaz de gritar a pesar de que mi pecho duele?

Tu recuerdo se a vuelto mi tortura personal pero, al mismo tiempo se convirtió en un cálido consuelo.

No importa donde valla, no importa donde huya, no importa que cierre los ojos, no importa que evite dormir, no importa quien me hable, no importa cuanto me esfuerce. Tu rostro, tus ojos, tu voz, tu olor, tu calidez, todo se mantiene fresco en mi memoria donde siempre estas presente, aun soy capaz de verte en cualquier lado donde valla con cualquier persona con la que me encuentre.

Duele no poder abrazarte.

Duele no ser capaz de acariciar tu rostro

Duele no poder caminar a tu lado.

Duele no poder decirte cuanto te quiero.

Aunque no sea lo correcto, aunque me destruya por dentro, no soy capaz de sanar la herida y me aferro al pasado como mi única esperanza de sentirte cerca. Sigo siendo un cobarde que se oculta en las sombras para evitar su realidad.

Una simple historia de amor, sin testigos, ni enemigos, tampoco aliados, simplemente dos personas inexpertas que pasaron sus tardes acostados al pie de un viejo árbol ignorando su entorno, apreciando la compañía del otro como un recargo de energía. Esa es la historia que nunca se contara, aquella que solo vivirá en mis recuerdos como el tesoro mas brillante pero más triste que jamás soñé poder tener.

En esta celda llamada vida y con estás cadenas llamadas sociedad, tú eras la calma que anhelaba mi corazón. Día a día solo un deseo se presta en mis pensamientos pero sé que viene de lo más puro de mi corazón "Quiero verte".

Y aunque se que es imposible no dejo de repetirme todos los días como consuelo.

Quizá mañana logré volver a verte.

Siempre tuyo:
Lan SiZhui

Quizá Mañana...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora