No se mueve. Sé que está muerto, pero sigo pensando que en algún momento va a despertar y me va a matar. Pero no lo hace.
Tengo miedo, estoy eufórica. Sólo quiero gritar y que todo termine. Soy una asesina. Pero, le he salvado la vida a alguien. A alguien muy especial.
-Dios mío, ¡Lex!-grita Mike.
-No hay tiempo.-digo secándome las lágrimas.-salgamos de aquí.
No decimos una palabra más. Kate parece indiferente a todo lo que está pasando, pero se le ve en los ojos, que esto no es precisamente algo que quiera ver. Ella también está disgustada por tener que matar gente y, no poder hacer nada.
Sigue siendo mi amiga, pero parece un poco traumatizada.
Acaba de ver a su amiga matando a una persona por primera vez. Sabe que es difícil para mí, pero también para ella.
No sabemos cuánto tiempo nos queda. Sólo corremos lo máximo que podemos para salir de aquí con vida. Al fin, vemos una puerta que pone: "Salida de Emergencia" y, damos con nuestra libertad.
A pesar de que ya hemos salido, decidimos seguir avanzando y, subimos una pequeña montaña para que no llegue la explosión. Quedará cómo un minuto para que toda la nave, se venga abajo.
Cómo estamos cansados, decidimos pararnos. Y, Kate aprovecha para grabar la escena con su móvil para tener pruebas contra las personas que trabajaban con el jefe de "los imposibles".
Ya que esto, aún no ha acabado.
Mike se acerca hacia mí:
-Creo que no te he dado las gracias por salvarme.-dice con su típica sonrisa enamoradora.-No debí discutir contigo. Ya sabía que no me harías caso, pero no quería que te hicieran daño...
-Ya, bueno. Soy un caso a parte.-explico intentando imitar su sonrisa.-Sabes, aún no he oído ese "Gracias" de tu boca.-digo irónica.
-No hace falta que lo oigas, sólo que lo sientas.-me besa.
Es un beso dulce y sincero. Que me llena por dentro de tantas emociones que no sé describirlas todas a la vez.
Entonces, la nave estalla. Pero nosotros seguimos ajenos a todo lo demás. Para nosotros, la explosión ha ocurrido en nuestros corazones.
Y, cómo si nada importase, me agarra de las caderas e insiste más en mis labios. Yo, le agarro el cuello con mis brazos y siento que le tengo más cerca y, que nunca debí alejarlo.
Nunca debí apartarle de mi lado cuando me intentó besar en el motel. Porque le amo. Y eso es lo que realmente importa.
Ahora sé, que al abrir los ojos, te das cuenta de todo lo que tienes y de todo lo que realmente lo que necesitas.
Un día puede que lo pierdas todo y no te quede nada, por eso, aprovecha el presente. Cada diez minutos, puede explotar una bomba en tu corazón que, puede cambiarte la vida: para bién o para mal.
Siempre pensé que mi corazón estaba roto, y ahora, parece haberse reconstruido derrepente.
Poco a poco, empieza a separar sus labios de los mios. Perfecto; es mi forma de describirlo.
-¿Volvemos a casa?-pregunta cariñosamente con una sonrisa traviesa.
-Volvemos a casa.-afirmo devolviéndole la sonrisa.
Entonces, noto que la calma se me esfuma derrepente. Una aguja me atraviesa el brazo y no caigo en los brazos de Mike, sino en unos brazos desconocidos y fríos como el hielo.
Lo último que recuerdo, son sus ojos cerrándose poco a poco.
Un subidón que crece por todo mi cuerpo, me despierta: tan rápido que me entran ganas de correr y subirme por las paredes. No sé dónde estoy.
-Vaya, parece te gusta despertarte con adrenalina, porque te has puesto como una moto.-ríe una voz casi indistinguible.
-¡¿Qué me está pasando?!-empiezo a gritar. No puedo controlarme, todo me da vueltas. Lo veo todo diferente, escucho voces distorsionadas. El corazón me va a cien.
-Tranquila, es normal. Por cierto, gracias por ayudarme a deshacerme de mi jefe; era un capullo.-dice la voz.-La verdad es que no lo hubiera conseguido sin el bicho raro con el que te estabas dando el lote y tu inocencia. Ya sólo me queda hacerme con los planos del FBI y, misión conseguida.
Por fin la reconozco.
-Kate...-digo para mí misma.-¡Confié en tí!
¡¿Cómo cojones puedes dormir por las noches hija de puta?!-grito sin control.
-Oye, sin insultar. Encima que te he dejado tiempo para que te liaras con tu querido agentito...-responde inocente.
-¡Zorra! ¡Así no engañas a nadie!-grito llena de ira por dentro.
Me han inyectado adrenalina en la sangre para despertarme más rápido de sus malditos sedantes. Todo me da vueltas, no sé distiguir entre lo que es el suelo, y el techo de esta claustrofóbica sala; que, me resulta muy familiar. Yo he estado aquí antes.
-Bueno Lex, la otra vez te dejé escapar; pero ahora no. ¡Así que ya me vas contando dónde están esos planos! Registré toda vuestra guaridita del FBI, pero no encontré nada e hice explotar todo. Claro, que para que no sospechárais, también tuve que recibir una paliza en la casucha esa... en fin, que me estoy saliendo del tema: ¡¿dónde están los planos?!-me amenaza.
-¡¿Cómo?! Lo tenías todo planeado... ¡en cuanto salga de aquí te mataré yo misma! ¡Lo juro!-digo intentando salir de la misma silla en la que estuve atada la otra vez.
-Venga ya, no harías daño ni a una mosca.-contesta irónica.
-Maté a tu jefe y, ¡ahora te mataré a tí!-vuelvo a gritar y a revolverme entre las esposas que me tienen atrapada.
-Ja, ja, ja.-ríe.-Tú misma sabes que fue el gatillo el que disparó, no tú. Lex, estabas muerta de miedo; sólo eres una estúpida niñita que mató una mosca sin querer. ¡Eres patética!-sale de la sala.
Me agito con fuerza (no sé si por la adrenalina que corre por mis venas o porque de verdad quiero salir de aquí), ahora mismo me quiero morir.
Parece que las paredes se juntaran y me fueran a aplastar. Intento salir, aunque sé que es sólo una alucinación y, me revuelvo tanto entre las esposas que, noto como la sangre me baja por las muñecas.
Si yo sola me estoy haciendo daño, no me quiero imaginar a Mike que sabe más información que yo. Seguro que le van a matar.
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Al Abrir Los Ojos
Teen FictionLex, es una chica muy normal; va al instituto, tiene buenos amigos... Pero lo único que le falta a su vida, es amor y peligro. Dos cosas que siempre van unidas y que te pueden arruinar la vida en un instante. Lo bueno, es que siempre hay alguien que...