Solos en casa

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Mini se estiró tanto como su cuerpo podía cuidando de no caerse del estante donde estaba acostada. Era su sitio favorito de toda la casa, pues tenía una vista completa de la sala y parte de la cocina debido a la altura, además de ubicaba estratégicamente cerca del aire acondicionado, perfecto para los días calurosos de verano como hoy.

Se espabiló un poco posando sus brillantes ojos azules en su dueña, quien revoloteaba de aquí para allá quejándose en voz alta del reguero de juguetes del par de consentidos de la casa. La gata no pudo evitar reír para sus adentros, sabiéndose autora del desastre del cual la señora Kim se quejaba.

En eso la puerta de entrada se abrió y el hijo menor de sus dueños anunció su llegada, recibiendo un saludo de su madre como respuesta. Detrás de él venía y Gran Danés jadeante, que avanzó rápidamente a su cuenca de agua cuando se vio liberado del amarre de su dueño. Bebió casi desesperado debido al intenso calor del exterior y la larga caminata que tuvo que hacer como parte de su rutina de ejercicio diaria.

Mini se preparó para saltar cuando el perro empezó a olfatear el suelo en busca de su compañera de juegos. Y justo cuando estaba en el lugar correcto, la gata de abalanzó sobre el lomo del can, que chilló del susto ante el sorpresivo ataque.

- ¡Mini! ¡Deja en paz a Moni! – Le gritó el adolescente a la felina viendo como esta se iba corriendo de la escena del crimen.

Moni salió corriendo en busca de la gata, esperando que su olfato le ayudara a ubicarla con mayor facilidad, algo bastante difícil ya que toda la casa olía a Mini.

Siguió buscando hasta que la halló en la habitación que servía de estudio para los humanos. Ella estaba sobre el escritorio, esperando su llegada.

Cuando el can se acercó lo suficiente, esta se bajó de la silla, empezando a dar vueltas alrededor del perro para que la persiguiera. Finalmente, las carreras terminaron cuando Mini fue tumbada por un hocico casi de tamaño.

Al tener a su presa entre sus fauces, Moni daba pequeños mordicos y laminas en la panza de Mini, y esta le atacaba con sus rechonchas patas, teniendo mucho cuidado con sus garras.

Al final la hermosa felina escapó del Gran Danés, corriendo lo más que podía a la cocina sintiendo las fuertes pisadas del perro rozándole la cola. Dando inicio al juego favorito de ambos animales.

Ya a la mitad de la tarde, las mascotas de la casa estaban descansando pacíficamente en su alfombra favorita de la sala. Todo estaba en calma hasta que su dueña habló bastante alto desde la entrada de la casa.

- ¡Jisoo, me voy a la casa de la abuela!

- ¡Mamá, espérame! – El chico vino corriendo a la entrada, con un bolso a medio cerrar y el cabello desordenado. - ¿Me puedes dejar en casa de Tae? Por favor.

- ¡Ah! ¡Mira lo desastroso que estás! – Hyo Eun se acercó a su hijo para arreglar sus cabellos y tratar de alisar las arrugas de su camisa.

- ¡Mamá! Ya.

- ¡Ay! ¿Qué dirán los papás de tu amigo al verte así? ¿Ah? Aish, anda, anda. Sube al carro. -Le hace un ceña al adolescente para que fuera ya al vehículo, y él desde luego no iba a replicar.

La señora Kim estaba a punto de salir cuando volteo abruptamente a ver a sus mascotas quienes alzaron para ver a su dueña.

- Me voy niños. Pórtense bien. – Les lanza una mirada de advertencia antes de darse media vuelta y salir de la casa.

El sonido de los pasos de Hyo Eun todavía se podían escuchar fuera de la casa, hasta que fue reemplazado por el rugido del motor de su pequeño auto. Las ruedas chirriaron un poco al dar la vuelta para salir del estacionamiento, para luego perderse al virar en la esquina de la calle donde viven.

Chubby Paws - NamMinYoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora