Chubby Paws - NamMinYoon

Salida secreta

- ¡Ngh!... ¡Ah! Así, Nam... ¡No pares!

Jimin estaba boca abajo con el culo alzado, con Namjoon follándoselo como quería. Su cola gatuna se enredaba en el brazo del moreno, erizándose con las penetraciones.

Namjoon tenía las manos ancladas en la cintura de Jimin, acelerando el ritmo hasta finalmente llegó al tan deseado orgasmo. El híbrido de gato lo hizo segundos después ayudado por su diestra, manchando las sábanas de semen nuevamente.

Luego de que ambos acabaran su segunda ronda de sexo del día, se dejaron caer uno al lado del otro en la pequeña cama del hijo mayor de la casa. Por suerte se fue a Seúl a estudiar, así que podían tomarse esas libertades.

Jimin rodó hasta quedar sobre el cuerpo de Namjoon, luego de que este se quitara el preservativo y lo dejara en un visible para que no se le olvidara deshecharlo. El castaño abrazó al otro híbrido por la cintura y alzó su rostro para tomar los labios ajenos entre los suyos, comenzando un beso delicado que iba a continuar por un buen rato. Se separaban únicamente para recuperar el aliento, hasta que los ronroneos de Jimin empezaron ya a hacerle gracia a Namjoon.

- Ow, mi gatito mimado. ¿Qué más quieres hacer? ¿Quieres que te folle de nuevo?

- ¡No! Hyung, ya basta. Me duele la cola. – Jimin abultó sus labios en un puchero, mirando al castaño de mala manera por jalarle la cola en varias oportunidades mientras follaban.

- Lo siento por eso... -El mayor depositó un beso en la frente ajena, y luego de ese siguieron varios que fueron repartidos por la cara tan hermosa de Jimin.

- Oye, Nam... ¿Cuándo crees que regresen? – preguntó el rubio luego de que Namjoon detuviera los mimos.

- Supongo que hasta la noche ¿por qué?

- ¿Y si salimos... así como en una cita?

Ambos se sonrieron cómplices, compartiendo con sus miradas la alegría y el anhelo de que ambos pudieran salir de aquella casa en sus formas humanas. Si contaran con los dedos de las manos las veces que pudieron salir de casa estando en esa forma, les sobraban dedos. Es muy difícil cuando sus dueños no saben que ambos son híbridos, incluso es un riesgo transformarse dentro de casa, pero son pequeños sacrificios para tener una vida tranquila dentro de lo que cabe. Así que debía aprovechar que el señor Kim seguía en un viaje de negocios, que la señora Kim se había ido a casa de su madre para cuidarla y que Jisoo estaba en temporada de exámenes, así que se largaba hasta bien entrada la noche a estudiar.

Se levantaron de la cama, recogiendo los envoltorios de condones y las sábanas para ponerlas a lavar, además de recoger el reguero que hicieron en la cocina. Trataban de ser lo más minuciosos posible, para evitar levantar más sospechas a la familia.

De su pequeño escondite sacaron sus ropas, batallando un poco para ocultar sus rasgos animales, pero lográndolo al final. Luego Namjoon sacó el dinero que había estado ahorrando (robando) para emergencias, esperando que fuese suficiente para la salida. Agradeció un momento que sus dueños tuvieran el dinero suficiente para no darse cuenta de las pequeñas cantidades que escondía.

Ya estando listos, inspeccionaron minuciosamente la calle, esperando la oportunidad perfecta para salir. Por suerte, no tuvieron que esperar mucho, pues la atareada vida de los coreanos vaciaba un poco las zonas residenciales.

Namjoon y Jimin casi se pusieron a saltar de alegría cuando, finalmente, salieron de casa y el fuerte sol de finales de verano los recibía con gusto. Con sus brazos entrelazados, se encaminaron a la salida de la zona residencial, admirando cada pequeño detalle que se les cruzaba, al menos Jimin, que no salía de paseo como Namjoon. De hecho, él era quien le explicaba a Jimin todas las nuevas de la residencia, que si las flores de la familia Lee estaban más preciosas que el año pasado, o quiénes eran los niños que huían de su forma animal, también le habló de la agradable anciana que acariciaba sus orejas y le buscaba plática a Jisoo acerca de la vida en general. El híbrido felino no paraba de escucharlo, fascinado por los pequeños eventos que se perdía debido a su vida de encierro.