25 de Febrero
Algunos días han pasado desde la conmoción con la familia de Aetos. Aquél seguía siendo un tema muy delicado de tocar.
Por días y sin descanso, Aetos entrenó arduamente teniendo como objetivo cercano el evento del reino. Con la ayuda de Aristo, su antiguo maestro, llevó a cabo un equilibrio entre entrenamiento físico y mental, enfocándose en la supervivencia más que en la pelea.
Después de ejercitar su cuerpo y terminar bañado en sudor, se sentó en el piso del patio de la casa de su maestro. Sentía que no estaba haciendo nada. No sentía avance alguno ni que lo que hacía llegase a serle útil en algún momento. Pensó por unos segundos si el evento era tan importante como para tener que invertir tanto tiempo para asegurar que podrá pasar la prueba. ¿Participar en el evento de Anistri era tan necesario?. ¿De qué sirve hacer esto y tener muertos para llegar a llamarse un reino fuerte?.
Los pensamientos de Aetos no dejaban de llegar, dejaba de encontrarle sentido a muchas cosas que antes eran obvias para él. Observó el amplio terreno trasero con el que contaba su maestro, miró cada uno de los objetos como buscando una explicación a sus pensamientos. Aquellas plantas que sembraba en una de las esquinas. Ese pequeño jardín lo hizo perderse por unos momentos. Ajustó la vista al ver la silueta de un perro detrás de aquél jardín. Estuvo concentrado hasta que algo muy frío tocó su cuello. El joven se estremeció por un momento y volteó rápido para ver que era lo que le provocaba esa sensación.
—Si yo fuera un enemigo, ya estuvieras muerto. ¿Por qué tan distraído?.
Era su maestro, Aristo, quien llevaba una botella de agua fría para ofrecérsela al chico. Llevaba puesta una camisa sin mangas gris y un pantalón lo suficientemente cómodo para poder moverse con libertad. Llevaba una toalla detrás de su cuello que caía por su pecho por lo que podía intuir que había terminado su rutina de correr por ese día.
—Si sigues atontado por lo de tus padres nunca vas a seguir adelante.— Dijo sin tomarle tanto peso a sus palabras.
A decir verdad era algo que agradecía demasiado de él, no trataba de compadecerse de mí por lo que había ocurrido. Tenía mucha razón, no podía sacar de mi cabeza lo que presencié. Siempre era bueno que alguien que no estuviera en tus zapatos te diga las cosas sin importarle porque hasta cierto punto, te hace pensar en lo que realmente importa.
—Aristo, ¿Le gustan las violetas?.— Estaba medianamente interesado en ello ya que nunca lo vi como una persona amante de las plantas.
—¿Me vas a dejar con la mano estirada?.— Gruñó. Ya llevaba unos segundos esperando a que tomara la botella por lo que la tomé sin tardar. Se sentó a un lado del joven y continuó.— Esas violetas son las favoritas de mi mujer.— Dijo observando aquella flor con cierto cariño.
—¿Y dónde está ella?.— Dijo bebiendo de la botella.
—Ella es médica, ahora mismo está en Riedrich aprendiendo aún más para poder servir en el reino.— Hizo una pausa y señaló la cicatriz que tiene en su hombro.— Ella fue la que me curó aquí, al ser inexperta con su poder no pudo dejarme la cicatriz casi imperceptible y eso la frustró.
—Pero funcionó, sanó su hombro.— Dijo un poco desconcertado.
—Para ella, aún no dominaba bien su habilidad y por eso quedó una marca. Al parecer eso la motivó y se fue para seguir mejorando.— Miró a Aetos por un momento al sentir que su conversación se desviaba un poco de lo que deberían de enfocarse.— Vamos al grano, ¿Conoces el evento?.
—La prueba de supervivencia.— Comentó tratando de enfocarse en lo que escucharía. Aristo asintió.
—Antes de esa prueba entrarás en una sala en donde se encontrarán los demás participantes, puede llegar a ser un poco sofocante por el hecho de que estarán todos juntos en una sala no muy amplia. Ahí no podrás mencionar ni una sola palabra. Pasarás un día entero ahí. Al cumplir las 24 horas los dejarán salir. Esta parte es esencial por el hecho de que puedes analizar a las personas que puedes encontrarte y deducir a qué reino pertenecen. No siempre vas a acertar pero puedes tener una idea al verlos.
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Anistri
FantasyEl mundo como lo conocemos ha pasado por muchos cambios, de los que destacan la forma de vivir de las personas y el bajo número de las mismas conforme pasaron los años. Ahora se han formado algunos reinos, los cuales destacan por sus costumbres y po...