Día 2

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Fantasy/Masquerade/Mystery

Liberó un suspiró y luego volvió la vista hacia a la pizarra con aburrimiento. Una pronta tormenta se avecinaría y no es que le importase o perjudique.

La clase pronto se daría por terminada y a un costado suyo se empezaban mostrar las gruesas gotas de lluvia chocando contra la ventana distrayendo a más de uno, inclusive el profesor. Rápido las quejas no se hicieron esperar, ¿Cómo llegarían a casa? El joven solo pensaba que eran una bola de estúpidos y quejosos, aunque de igual forma esperaría a que al menos esta bajara su intensidad.

-Fugo, ¿Me estás oyendo? – Le habló su amigo a su lado de ojos negros, y con poco interés volteó a atenderlo. El otro joven desde hace rato que le llamaba.

-Lo siento, estaba distraído... - Por juzgar su cara, debía de disculparse por su ausencia. Aunque no es algo que le interese si estaba molesto o no, por lo que procedió a guardar sus pertenencias y sacar el pequeño paraguas que siempre cargaba para ocasiones como esa.

-¿Distraído? Diría que es más que eso. Viejo, ¡Has estado ido esta última semana! – No lo decía con reproche o esa no era su intención. Más Fugo no ponía atención a nada de lo que le decía. – ¡Hola! Tierra llamando a Fugo. – Golpeó ligeramente su cabeza como si fuese una puerta haciendo que sus hebras doradas revolotearan, desde luego que se ganó un gran manotazo y un regaño.

-¡Hey, Mista! ¿Qué mierda te sucede?

-Amigo, enserio me preocupas. – Y en verdad lo estaba, Fugo no solía ser tan desatento. Mista no dejó de verle esperando a que su amigo sacara todo lo que tuviese que decir. – ¿Qué tanto piensas? Cada que el profesor te pregunta algo pareces un subnormal y eso que de por si eres raro. – Dijo casi en burla, aunque más que eso era angustia. Fugo solo rodó los ojos.

Si el rubio ya se encontraba aturdido con la vorágine de pensamientos los últimos días, ahora estaba más que irritado. Aunque tratándose de Mista, puede que su inquietud estuviese justificada y tal como él suponía; había algo que le aquejaba al joven.

-¿Si te cuento dejarás de molestarme? – El otro mostró una expresión de asombro, entonces si pasaba algo. Asintió energéticamente un par de veces. – Bien, te diré, pero te pido que guardes el secreto, ¿Okey? – Con esa declaración, sorprendió un poco a Mista, si bien estuvo dispuesto a escuchar a su amigo lo que sea que tuviera que decir.

Fugo dejó salir un suspiró más duradero antes de empezar.

-Fue la semana pasada, ¿Recuerdas aquel día donde te dije que saldría más tarde de aquí? – Mista asintió. – Pues, pasó algo esa noche...

Una semana antes

Una noche lluviosa como muchas otras, Fugo se había quedado hasta tarde sin haberlo previsto, después de todo, era una tarea muy importante. Estuvo parado bajo un pequeño techo de su propio colegio mirando las punzantes gotas caer. Y aunque quisiera irse ya, tenía que aguardar, pues ni su pequeño paraguas seria rival para esa intensa lluvia.

De igual forma el cielo se oscurecía cada vez más, con un fuerte viento que lo hacía tiritar un poco, aun estuviese abrigado.

Pensaba en pasar a través de esa lluvia sin importar cuan animosa sea, tenía que llegar a casa o sus padres le reprocharían para terminar castigándolo. Cosas de padres, pensó.

Sin perder más tiempo, sacó el paraguas y lo posicionó sobre sí con la intención de ir corriendo hasta otro pequeño techado, más algo lo distrajo. Un ruido proveniente de uno de los árboles, las hojas se encontraban revoloteándose de una manera especial que la tormenta de ninguna manera haría. Se quedó mirando hacia esa dirección, pero después no le tomó importancia y siguió su camino poco antes de salir del colegio. Quizá si hacia así las cosas, llegaría pronto a casa y sin empaparse mucho.

FugoNara week 2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora