Día 4

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Domestic/First Kiss/Study

Reposando sobre el suave pasto, dio un largo suspiro sintiendo los pulmones llenarse. Estaba relajado y se permitió extender su cuerpo tendiéndose en la hierba. Luego se estiró y pasó sus brazos atrás acunando su cabeza mientras cerraba los ojos.

Entonces sus oídos solo llegaban a percibir los sonidos del ambiente; el canto de pequeños pájaros, las hojas de los arboles chocar de manera grácil y el delicioso aire que también alcanzaba a acariciarle la piel.

Sí, era un buen día.

-Narancia. – Ante el llamado, aquel mágico momento se cortó y abrió uno de sus parpados con algo de tedio. Ahí estaba él, el joven con el que había venido. Le veía desde arriba sin que este dejara su expresión seria.

-Hola, Fugo. ¿Fuiste a hacer el helado? – Dijo en sarcasmo por su tardanza, el otro solo rodó los ojos y se sentó a su lado con cuidado teniendo dos conos de helado en cada mano. – Tardaste tanto que pensaba dormitar un poco.

-Había una larga fila, no me culpes. – Se excusó y le extendió el helado, pero el otro ni se inmutaba. – Tómalo o se derretirá sobre ti.

-Solo bromeaba, antipático. – Con un gruñido, Narancia se levantó a regañadientes tomando el dichoso helado. De haber sabido que tardaría, se habría relajado un rato desde un inicio. Aunque su molestia poco duró, a la primera lamida sus papilas se llenaron de regocijo por tan dulce sabor. – ¡Diablos, esto está bueno! – Comentó sin dejar de ver el postre, Fugo por su parte solo le miraba entre divertido y extrañado. No tenía remedio...

-Sí, bueno, como sea. – Fugo probó el suyo. – No es nada extraordinario, pero admito que sabe bien. – Se encogió de hombros.

El rubio esperó a que su acompañante le comentara algo al respecto, pero al parecer no lo había escuchado, pues se le veía sumido degustando su propio helado sabor a chocolate.

Fugo dio un pequeño resoplido y no era con molestia; Narancia siempre le cautivaría pesar de los años.

Se quedó mirando al chico por cómo comía su helado; lo hacía de una manera tan particular, que le daba curiosidad queriendo descifrarlo. Después se topó con sus ojos, que ahora ya estaban puestos sobre él, notaba un brillo y una exaltación que le confundía. De próximo, descubrió los labios que poco escurrían de chocolate y se movían con lentitud, algo pronunciaba...

-¿Fugo? – Ahora pudo escucharlo hablar, ¿Desde qué momento le llamó? – ¡Fugo, reacciona!

El rubio parpadeó varias veces volviendo a su realidad.

-¿Qué? – Seguía confundido.

-¿Qué? ¿Preguntas, "Qué"? – Narancia estaba extrañado, pocas veces se le veía a Fugo perdido. – ¡Tu helado se está derritiendo, idiota!

En ese momento, el otro pudo sentir el frio sobre su ropa y gran parte de su mano; se estaba ensuciando.

-¡Agh, mierda! – Exclamó ahora sufriendo las consecuencias de su estupidez momentánea. Ante eso, Narancia comenzó a reír por tan espontanea actitud que tomaba. – ¡Era la última limpia, maldita sea!

Fugo rápidamente sacó de su bolsillo un pañuelo, aunque poco sirvió pues fue demasiado lo que se derramó, era imposible salvar la prenda que llevaba aquella gran mancha.

Narancia siguió riendo ahora soltándose a grandes carcajadas. La estruendosa risa del joven llegó a tal atolondrándole los oídos,

-¡Narancia, cierra la boca! – Pero viendo ahora su cuerpo retorciéndose en el pasto, su enojo pasó a segundo plano, aun a pesar de haberse ensuciado.

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⏰ Última actualización: Jun 04, 2020 ⏰

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FugoNara week 2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora